Skip to main content

Ascanio aboga en Campus América por un modelo “nómada” de la nacionalidad para adaptarla a la nueva realidad

miércoles 18 de octubre de 2017 - 10:01 GMT+0000

Carmen Ascanio, especialista en nacionalidad

La profesora del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna Carmen Ascanio ha participado en el seminario de Campus América “Migraciones, género y derechos humanos”, presentando una reflexión acerca de cómo interpretar los conceptos de ciudadanía y nacionalidad, que a su juicio deben incorporar una dimensión “nómada” para ser más ajustados a lo que está sucediendo en los últimos tiempos.

Ascanio argumentó que, generalmente, se suele dar un concepto “sedentario” de nacionalidad, entendida como “la pertenencia a un grupo con similares diacríticos culturales e inclusión en una identidad colectiva común” que está excesivamente fijado a un emplazamiento concreto, inmóvil y cerrado. Pero la movilidad de personas y la posibilidad de nacionalizarse son realidades cada vez más evidentes, por lo que defendió reformular ese concepto con ese modelo “nómada” que propuso.

Esta reflexión es resultado de una investigación en la que se halla inmersa, sobre la identidad europea y los extranjeros, en la cual el foco se ha puesto en la inmigración desde que alguien llega a un país y luego se nacionaliza.

La mayoría de estudios preexistentes sobre identidad y pertenencia europea se hicieron basándose exclusivamente en la población nacional. Posteriormente, se comenzaron a hacer estudios diferenciando entre nacionales y los de fuera, teniendo en cuenta los procesos migratorios producidos en los años 60 y 70 del siglo XX, pero siempre referidos a un ámbito intraeuropeo, sin tener en cuenta al exterior.

Un error en esa aproximación es considerar a los nacionales de un país como un todo homogéneo, sin tener en cuenta que hay muchas personas nacionalizadas nacidas en otro país. Por ello, su investigación ha tratado de tener en cuenta la diversidad en cuanto a lugares de nacimiento y nacionalidades

La experta cita la Ley de Memoria Histórica como el instrumento más potente que ha habido recientemente sobre la nacionalidad, puesto que en su disposición séptima establece las condiciones para que puedan adquirir y recuperar la nacionalidad española los hijos y nietos de emigrados por causas políticas y exilio.

No es un proceso fácil, pues las condiciones no son las idóneas en todos los países: como ejemplificó la ponente, para un cubano, el pago de los 40 euros del trámite puede ser oneroso, y también está el problema de que, en muchas ocasiones, el consulado español en donde debe formalizarse la solicitud está a cientos de kilómetros de distancia.

Pese a todo, las consecuencias que esta ley ha tenido sobre sobre la movilidad y las identidades son evidentes: hay medio millón de españoles más, aproximadamente, tras su aplicación. La incidencia ha sido tremenda en tres o cuatro generaciones y, además, ha ampliado el espacio de movilidad, especialmente en América Latina: el hecho de que un nieto de exiliado de, por ejemplo, Cuba, obtenga la nacionalidad española mediante este proceso no significa que necesariamente quiera venir exclusivamente a España; tiene pasaporte europeo, lo caul le facilita la movilidad dentro de la UE o, incluso, a Estados Unidos.

Ascanio ofreció datos estadísticos que certifican que entre 2009 y 2017 ha aumentado el número de españoles en, especialmente, Argentina, Venezuela, México y Cuba. También hizo mención a que España ha tenido políticas muy concretas dirigidas hacia su ciudadanía en el exterior, y en casos como el Gobierno de Canarias a partir de los 90, ha habido campañas de “política identitaria” muy fuertes en países como Venezuela.

Otro aspecto que abordó fue la política de nacionalización de extranjeros en España, que por ley prima a ciertos colectivos sobre el resto: así, los nacionales de Latinoamérica, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal y de descendientes sefardíes solamente tienen que esperar dos años para optar a la nacionalidad española, mientras que para los demás, la demora es de una década.

En ese punto, la ponente planteó la cuestión de si esa medida no podría considerarse muy poco favorable para la integración, dado que pone más trabas a, precisamente, aquellas nacionalidades más distanciadas histórica y culturalmente. “Hacer que tengan que esperar cinco veces más que aquellos que nos son menos cercanos quizás los alejará más”.

 


Archivado en: Campus América, Campus América 2017, Destacado, Investigación, Portada ULL

Etiquetas: , ,