En 1995, Sánchez Robayna es ya una figura reconocida en el ámbito de la traducción: Premio de Traducción entre Lenguas Españolas en 1982 por su versión de la obra poética de Salvador Espriu, ha traducido a Joan Brossa, Wallace Stevens, Ramon Xirau y Haroldo de Campos. Además, ha sido traducido a un buen número de lenguas y ha vivido una experiencia que lo marcará definitivamente: asiste como poeta invitado a uno de los talleres de traducción colectiva de Royaumont, dirigido por Rémy Hourcade, que se celebran anualmente desde 1983 en esta localidad francesa y en el que un grupo de traductores confronta sus versiones con el poeta traducido.
Llega así el momento de poner en práctica uno de esos proyectos que Andrés Sánchez Robayna sabe mantener y administrar con tesón, generosidad, rigor, compromiso con la cultura y la universidad. Y un optimismo irreductible. Nace el Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna, nunca dependiente de ninguna ayuda institucional y, sin embargo, hoy referencia imprescindible en los estudios diacrónicos sobre traducción.
La iniciativa tiene buena acogida, y congrega a un pequeño grupo de profesores, bibliotecarios y antiguos alumnos. Y así pasan casi treinta años, durante los cuales el Taller se reúne todos los martes para acometer, primero, experiencias de traducción colectiva que dan como fruto cuatro libros preciosamente editados, bajo la amorosa atención de Sánchez Robayna, en una colección denominada Taller de Traducción Literaria.
Muy pronto, el Taller evoluciona incorporando otra forma de trabajo dialógico, la revisión colectiva: el traductor presenta su trabajo al grupo, que lo estudia, aportando soluciones y sugerencias que el autor de la versión tiene en cuenta al dar forma definitiva al texto. En ocasiones, a este proceso llega a añadirse el propio poeta (Paolo Valesio, Claude Esteban, Jacques Ancet, Jaume Pont, Antonio Prete), quien plantea dudas sobre la traducción o sugiere cambios que vuelven a discutirse en el Taller.
Así, el Taller produce otros veinticuatro libros, cuatro de ellos publicados igualmente en la citada colección; los demás, en Acantilado, Artemisa, Igitur, Abada, Salto de Página, Huerga y Fierro, Galaxia Gutenberg, Pre-Textos o Ediciones La Palma.
Sin embargo, no se abandona del todo la traducción colectiva, método que se aplica a algún poema publicado en revistas. Además de esta treintena de volúmenes, el Taller se embarca también en algunos proyectos de largo recorrido —a menudo interrumpidos por otros trabajos— que quedan inconclusos (la Divina Comedia y una antología de poetas metafísicos ingleses) y de los que se publican adelantos en el Boletín del Taller de Traducción Literaria (otra iniciativa editorial que alcanza 36 números entre 2011 y 2020).
El proceso de traducción en el Taller es lento. Cada uno de los trabajos emprendidos va fraguándose durante meses. El Taller celebra su milagrosa pervivencia publicando en Pre-Textos tres libros con versiones de poesía moderna —el subtítulo que siempre las acompaña—: De Keats a Bonnefoy (2006); Ars poetica (2011); Las llamas sobre el agua (2016).
El Taller de Traducción Literaria ha sido un espacio de trabajo y reflexión, con ambición comparatista, sobre lenguas y literaturas, poesía y traducción, pero, sobre todo, un ámbito de aprendizaje e intercambio. Al comienzo de su andadura, con excepción de su fundador, la mayoría de sus miembros tiene o ninguna o muy escasa experiencia en la traducción; treinta años después, esta otra ambiciosa apuesta de Sánchez Robayna, cuidadosa y tercamente mantenida en el tiempo, se convirtió en algo más: una escuela de traductores.
Al mismo tiempo, Sánchez Robayna se embarca en otros proyectos de traducción en colaboración o en solitario. En el ámbito de la traducción, como en muchos otros, Andrés Sánchez Robayna mostró tanto su maestría como su magisterio.


