Andrés Sánchez Robayna o el libro del mundo

Andrés Sánchez Robayna o el libro del mundo

Carlos Brito Díaz

En Andrés Sánchez Robayna (1952-2025) cohabitan el creador —poeta, diarista (Premio Nacional de la Crítica por su libro de poemas La roca [1984])—, el investigador —ensayista, crítico—, el editor —antólogo propio y ajeno, coordinador de colecciones, director de revistas, albacea literario—, el traductor (Premio Nacional de Traducción 1982 por su versión de la poesía completa de Salvador Espriu; y director del Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna desde su creación en 1995), el docente (profesor de la Universidad de La Laguna de 1980 a 2023, catedrático de literatura española desde 1995 y conferenciante en distintas universidades de Europa y América), el mentor —auspició y antologó al grupo de siete poetas agrupados en torno a la revista Paradiso—, el maestro de una amplia estela de discípulos, investigadores y creadores y el gestor (director de la sede canaria de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y del Departamento de Debate y Pensamiento del Centro Atlántico de Arte Moderno [CAAM], de Las Palmas de Gran Canaria).

El signo de su trayectoria es la entrega absoluta a la palabra que articula y dice el mundo, convertido este en una aventura de desciframiento que solo el poeta alumbra. El símbolo ancestral del universo transformado en libro (estudiado por Ernst Robert Curtius y rastreable en toda la historia de las civilizaciones) es aplicable a toda su obra, pues todo latido e iluminación en la escritura de Sánchez Robayna convergen en el sacerdocio de la poesía en sintonía con Rilke. El creador debe permanecer en vigilia para un doble ejercicio de exploración:

la que busca expresar al ser y al mundo y la que, inseparablemente, habla del lenguaje mismo, de su alcance cognoscitivo, de su misterio y de su esencia. El ser y el mundo enlazan con el lenguaje, pero el lenguaje, en su más alta expresividad, en su incandescencia, parece reabrir una y otra vez su naturaleza más honda y traspasar, desbordar su realidad mediadora.

Su obra comulga con la credencial universalista y cosmopolita de la vanguardia insular y su figura transformó Tenerife en un faro atlántico de travesías internacionales y en un foro de referencia para el diálogo entre los múltiples lenguajes artísticos de la creación y del ensayo. Su revista Syntaxis (1983-1993) es emblema precoz de la convergencia y de la «modernidad inconclusa», al decir de Jürgen Habermas, a saber, de la celebración del archipiélago como puente geográfico y, en virtud de este, de «no solo la “misteriosofía” de una respiración insular en la cultura, sino, también … [de] «una naturalidad, una espontaneidad de imantación universal».

Mientras se preparaba esta Exposición en la más estricta privacidad como homenaje silente a la admirable condición de su estatura intelectual y creativa, el repentino fallecimiento de Andrés Sánchez Robayna el 11 de marzo de 2025 nos sumió en la más oscura e impotente de las orfandades y nos condenó, irremediablemente, al panegírico postrimero. El 22 de abril de 2025 el Consejo del Gobierno de Canarias acordó otorgarle la Medalla de Oro de Canarias a título póstumo, distinción que en modo alguno palía la indiferencia institucional en las Islas que desatendió durante décadas la excelencia de su trayectoria y de su obra, señeras e incontestables en el panorama de la poesía, del pensamiento y de la investigación internacionales.

Como una demostración más de su proverbial generosidad, donó todo su patrimonio bibliográfico, aún en fase de proceso técnico, a la Biblioteca Universitaria de La Laguna, institución a la que tantos años estuvo ligada profesionalmente su compañera vital e intelectual, Marta Ouviña Navarro (1953-2015), con quien tanto quiso.

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Nos cegaste. Seguimos caminando,
a tientas en lo oscuro, hasta encontrar
para siempre ese cuerpo al que abrazarnos,
la cascada de luz, y ahí está la eternidad.

Inscripciones (1999)

Andrés Sánchez Robayna y Marta Ouviña Navarro (1975). Archivo familiar