Agustín de Betancourt: ingeniero, científico, artista

Segunda estancia en Inglaterra (1793-1796)

En noviembre llega a Londres con el grabador Bartolomé Sureda como colaborador. Antes de instalarse, visita muchas ciudades y se asombra de la febril actividad industrial en todas ellas. La máquina es el símbolo de los nuevos tiempos, y todo gira en torno a ella.

A pesar de las reticencias iniciales hacia la persona que había redescubierto la máquina de Watt, los ingleses se rinden al genio de Betancourt y es premiado en 1795 por la «Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce» por una máquina de cortar hierba que se utilizó con éxito notable. Un año después la «Royal Board of Agriculture» de Whitehall premia dos inventos del ingeniero, uno de ellos una máquina para moler sílex. Continúa reuniendo máquinas para el Real Gabinete, y a tal fin emprende continuos viajes por Inglaterra.

Betancourt ya es famoso en Europa y se habla de él con admiración en muchos países; también en Cuba se solicitan los servicios del sabio para instalar máquinas de vapor en los trapiches azucareros. En agosto de 1796 estalla la guerra entre España e Inglaterra pero Betancourt se muestra reticente a regresar a su país.

Finalmente, en octubre de ese mismo año consigue salir de Inglaterra hacia París, donde retoma con su amigo Breguet la construcción del telégrafo óptico. El invento fue elogiado por su economía, precisión y rapidez en la transmisión de mensajes, pero no consiguió desbancar al telégrafo de Chappe, ya instalado en el norte de Francia y que recibió el apoyo del Directorio.

Cuando Bartolomé Sureda regresa a Madrid en 1797 presenta en la Real Academia de San Fernando sus nuevos grabados realizados mediante las nuevas técnicas aprendidas en Inglaterra. Goya, tras aprender de Sureda los nuevos métodos, realizó su conocida serie de los Caprichos.