LA REPRESIÓN POLÍTICA DURANTE LA GUERRA CIVIL: LOS DESAPARECIDOS

miércoles 15 de enero de 2020 - 13:39 CET

l diputado Luis Rodríguez de la Sierra Figueroa y su hijo Guetón, ambos desaparecidos, junto con el resto de la familia, también represaliada. (Familia de Luis Rodríguez de la Sierra Figueroa)

Los desaparecidos de la represión franquista suponen uno de los fenómenos más oscuros de la Guerra Civil. En Canarias todavía hoy se desconoce con exactitud cuántas personas desaparecieron, pero las últimas investigaciones las cifran entre quinientas y mil.

Hombres jóvenes, entre veinte y cuarenta años, en su mayoría padres de familia con una fuerte militancia y una comprometida actitud política durante el período republicano, asesinados extrajudicialmente al margen de los tribunales franquistas: éste es el perfil general de los desaparecidos en Canarias.

Sus ámbitos laborales eran variados: abogados, tabaqueros, transportistas, maestros, carpinteros, panaderos o jornaleros; algunos, incluso, eran concejales y alcaldes en diversos ayuntamientos durante el gobierno del Frente Popular. La mayoría de los desaparecidos eran afiliados a partidos políticos, sindicatos o agrupaciones de izquierda. Anarquistas, socialistas, comunistas o republicanos componían las listas negras para ser asesinados y condenados al anonimato.

Pero no todos tenían un origen humilde porque muchos desaparecidos gozaron de una holgada posición económica, pues pertenecían a familias burguesas de la época, lo que pone de manifiesto la importancia de las motivaciones ideológicas sobre otros condicionantes a la hora de hacerlos desaparecer.

Estas personas, con un marcado perfil revolucionario y una enérgica actividad política durante la Segunda República, fueron detenidas en los primeros meses después del golpe de Estado. Fueron llevados de unos centros penitenciarios a otros, como los barcos prisión o Fyffes en Tenerife y el lazareto de Gando o el campo de concentración de La Isleta en Gran Canaria. Interrogados y torturados, fueron desaparecidos durante estos traslados.

Las costas del archipiélago fueron protagonistas de muchas de las desapariciones, como en el caso de Tenerife, donde los presos políticos eran metidos en sacos y arrojados al fondo del mar en la zona de San Andrés y Antequera. Pero no sólo el mar se convirtió en escenario de estos asesinatos. Los montes de las islas también fueron utilizados para hacer desaparecer a personas, como en la isla de La Palma, donde muchos de los desaparecidos han sido desenterrados recientemente en el Pinar de Fuencaliente. Otro caso es el de los pozos, como el del Llano de las Brujas en Arucas y los tubos volcánicos, como el de la Sima de Jinámar, ambos en Gran Canaria.