Volcanes de Papel
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Conocimiento de los volcanes

El carácter inaccesible del interior de la Tierra ha propiciado todo tipo de especulaciones sobre la naturaleza, el comportamiento y el origen de los volcanes a lo largo de los siglos.

El conocimiento de los volcanes de la cultura greco-latina se expande de modo progresivo por el mundo al ritmo impuesto por el desarrollo de episodios volcánicos concretos y por la ampliación de los límites geográficos del orbe conocido. Para cada etapa existe una erupción, un autor y un marco geográfico de referencia.

Las primeras monografías de volcanes activos de Europa se elaboran durante el siglo XVII, después de las erupciones del Monte Nuovo en 1538 (Campos Flegreos,) y del Vesubio en 1631. A fines del siglo XVIII Giovanni Maria de la Torre escribe uno de los primeros tratados modernos de volcanismo basado en el estudio de las fuentes que describen las erupciones del Vesubio, del Etna y en las observaciones directas de los volcanes llevadas a cabo durante más de veinte años.

El análisis directo sobre los volcanes y sus erupciones, así como la experiencia adquirida durante los viajes por todo el mundo, permitieron la recopilación de imágenes y datos, en una extensión imparable que fue haciendo retroceder el telón de los mitos geográficos sin cesar.

El viaje científico de Humboldt y su experiencia directa en volcanes como el Teide, el Pichincha y el Chimborazo fue fundamental en este proceso de conocimiento:

… los viajes a climas remotos, la comparación de las vastas regiones situadas dentro o fuera de Europa, eran necesarios para reconocer claramente el carácter común a todos los fenómenos volcánicos y su universalidad.

A este autor le debemos la primera construcción intelectual acerca de la estructura, tipos y distribución mundial de los volcanes, la primera visión del volcanismo como fenómeno permanente, así como la primera imagen sobre la morfología comparada de los volcanes del mundo. Sus ideas transcendieron del mundo científico y ayudaron a ver y a entender los volcanes como fenómeno no sólo físico sino también cultural.

El conocimiento se propaga, pues, a partir de la Ilustración y, por disposición intelectual y exploración del mundo, el volcán del «logos» desplaza y cierra el largo período del volcán del mito.