El llamado ‘Plan Ibarretxe’ es una «desmesura», a juicio del catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco, Javier Corcuera Atienza, quien además tildó el proyecto de «barbaridad». Para el ponente, que cerró hoy viernes 5 de diciembre las jornadas sobre el XXV aniversario de la Constitución celebradas en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna, «este texto hará que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) gane las próximas elecciones, porque habrá aglutinado el voto radical de la izquierda», aventuró.
El proyecto de libre adhesión con España, que en opinión del constitucionalista se inmiscuye en competencias que no tiene, es algo que se viene gestando desde el momento constituyente, aunque no por ello ha dejado de sorprenderle. Así, se pensó que el problema vasco acabaría cuando a esta región se la dotara de una autonomía con fuertes competencias. «Llegado el momento, el PNV tenía dos opciones: asentarse como autonomía bien consolidada o, por el contrario, negar la mayor y crear nuevas diferencias para seguir ganando más cosas, que fue lo que hicieron», explicó.
El profesor aseguró sin tapujos que al PNV «le resulta rentable no aceptar la Constitución, lo que le permite poder redefinirse continuamente y tener más fuerza interna». Bajo su punto de vista, «no hay nacionalismo moderado sin nacionalismo radical», lo que ha llevado a un claro acercamiento entre ambos en los últimos años, añadió.
Sin modelo estatal
La Constitución española no contempla una definición sobre el modelo de Estado, y lo que es más: deja abierta la posibilidad a que se configure como un estado plenamente federal, con dos o tres autonomías fuertes o totalmente descentralizado. Esta indefinición respondió a la necesidad de resolver de forma rápida el acceso a las autonomías de Cataluña y País Vasco, por lo que tampoco se reguló cuestiones tan lógicas como la previsión de instrumentos de relación y coordinación entre las comunidades y el Gobierno central.
Así las cosas, prosiguió el jurista, los pactos autonómicos, creados para suplir la insuficiencia jurídica sobre el estado de las autonomías, no han funcionado. Las conferencias sectoriales encargadas de regular la relación de las comunidades con el gobierno central no han dado buenos resultados, como tampoco ha sucedido con los instrumentos para homogeneizar las competencias los órganos de las autonomías y los mecanismos de integración y cooperación. Para Corcuera Atienza, la realidad es todavía más clara: muchas de estas conferencias no sirvieron porque el propio gobierno no ha estado interesado en su efectiva coordinación con las autonomías.
El hecho de que las primeras comunidades ‘emancipadas’ fueran País Vasco y Cataluña explica que el estado autonómico esté basado en relaciones bilaterales, lo que facilita la negociación entre el gobierno de Madrid y la comunidad en cuestión, al tiempo que ha propiciado que, sobre todo los vascos, se nieguen a la fórmula de ‘café para todos’ y, de hecho, no acudan a las conferencias sectoriales.
Esta debilidad de lugares de encuentro resulta muy preocupante, a juicio del ponente, máxime en un estado en el que las autonomías tienen un fuerte peso. «España se articula casi como un estado federal, con la salvedad de que en los estados federales sí funcionan este tipo de reuniones», aclaró.
Cada vez más, el hecho diferencial se convierte en un argumento de peso para la redefinición del modelo autonómico, agregó el profesor de la Universidad del País Vasco. Así, «la lógica del estado autonómico está dejando de ser federal para tener un mayor carácter identitario, con recurrencias a momentos históricos. Todos quieren ser diferentes para ser iguales», dijo.

