El programa educativo Erasmus ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2004, según hizo público hoy en Oviedo el Jurado encargado de la concesión del mismo. Esta ha sido la primera gran iniciativa europea en materia de enseñanza superior, que promueve la movilidad de estudiantes y profesores con el propósito de incrementar el intercambio cultural y lingístico entre los universitarios de los países de la Unión. Erasmus aspira a impulsar la integración europea a través de uno de los pilares básicos de cualquier sociedad moderna, la educación.
El jurado de este premio -convocado por la Fundación Príncipe de Asturias- estuvo presidido por Leopoldo Calvo Sotelo, e integrado también por María Jesús álvarez González, Enrique Barón, José María Bergareche, Emilio Cassinello, Manuel Díaz Ron, Severino García Vigón, Antonio Garrigues Walker, álex Grijelmo, Luis Lada Díaz, Ricardo Martí Fluxá, José María Martín Patino, Marcelino Oreja Aguirre, Yago Pico de Coaña, Luis Ruiz de Gopegui Miguel, Ignacio Ruiz-Jarabo, Luis Sánchez-Merlo, Nicolás Sartorius, Gustavo Suárez Pertierra y Teodoro López-Cuesta Egocheaga (secretario).
El programa Erasmus, en el que ahora participan treinta países y 2.000 universidades, ha cosechado un éxito extraordinario desde su puesta en marcha en 1987. Hasta el momento casi dos millones de estudiantes han disfrutado ya de esta beca. Esta iniciativa recibe el nombre del humanista Erasmo de Rotterdam (1465-1536), adversario incansable del dogmatismo, que vivió en diferentes partes de Europa en busca de conocimiento y experiencia.
La finalidad del programa Erasmus es apoyar las actividades europeas de las instituciones de enseñanza superior y promover el intercambio de profesores y estudiantes universitarios. Asimismo, esta iniciativa persigue incrementar la conciencia de ciudadanía europea a través de la movilidad organizada, que permite efectuar una parte reconocida de los estudios en los 25 estados de la Unión Europea y los tres miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (Islandia, Liechtenstein y Noruega). La apertura de miras de este programa quedó demostrada con la participación, desde el curso 1998-1999, de los doce países que entonces fueron declarados candidatos a ingresar en la Unión (Bulgaria, Chipre, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y Rumania). La garantía del reconocimiento del periodo Erasmus se realiza a través del ECTS (Sistema Europeo de Transferencia de Créditos), una especie de moneda de cambio con la que validar en la universidad de origen los estudios realizados en la de destino.
La evolución de este programa pionero ha sido notable desde su creación y su éxito ha dado impulso a las posteriores actuaciones educativas de la Unión, que quedaron amparadas en Sócrates y que se extienden a todas las etapas de la enseñanza. En su primer año académico (1987-1988) participaron 3.244 estudiantes. En el curso 2002-2003 un total de 123.957 alumnos universitarios disfrutaron de esta beca, lo que supuso un incremento del 7 por ciento respecto al curso anterior. Entre 1987 y 2003, los estudiantes que tomaron parte en este programa ascienden a un total de 1.090.560. Además, estas becas han tenido una notable aceptación en los diez países recién incorporados a la Unión, ya que en el último curso, cuando aún eran candidatos, 16.340 universitarios de los 123.957 procedían de estos estados y de los dos que aún son aspirantes, Bulgaria y Rumania. El Erasmus también facilita la movilidad del profesorado. Entre el curso 1997-1998 y el 2002-2003, fueron 17.000 los docentes que recibieron una beca para completar su formación en el extranjero.
Es intención de la Fundación Príncipe de Asturias convocar, en el marco de los actos conmemorativos de su próximo XXV aniversario, por primera vez a los rectores de las dos mil universidades que participan en esta iniciativa, con el fin de reflexionar e impulsar las ideas y valores que amparan el programa Erasmus de cooperación educativa y cultural.
Los Premios Príncipe de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar «la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizada por personas, equipos de trabajo o instituciones en el ámbito internacional». Dentro de este espíritu, el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional «será concedido a la persona, grupo de trabajo o institución cuya labor haya contribuido de forma ejemplar y relevante al mutuo conocimiento, al progreso o a la fraternidad entre los pueblos».
En esta edición concurrían un total de 15 candidaturas procedentes de Colombia, Cuba, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Holanda, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, México, Polonia, República Checa, Suiza y España.
Este ha sido el quinto de los ocho Premios Príncipe de Asturias concedidos este año, en que cumplen su vigésimo cuarta edición. Anteriormente fueron otorgados el de las Letras, al escritor italiano Claudio Magris, el de Investigación Científica y Técnica concedido a Judah Folkman, Tony Hunter, Joan Massagué, Bert Vogelstein y Robert A. Weinberg, científicos que lideran la vanguardia de la lucha contra el cáncer, el de Ciencias Sociales, al economista norteamericano Paul Krugman, y el de Comunicación y Humanidades otorgado al periodista francés de origen sefardí-argelino Jean Daniel. La próxima semana se fallará el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Los Premios Príncipe de Asturias de Concordia y Deportes se fallarán el próximo mes de septiembre.
Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con cincuenta mil euros, la escultura creada y donada expresamente por Joan Miró para estos galardones, un diploma y una insignia acreditativos. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por S.A.R. el Príncipe de Asturias.
(Nota remitida por la Fundación Príncipe de Asturias)
