Las leishmaniosis son un grupo de enfermedades transmitidas por la picadura de parásitos que pueden provocar diferentes patologías y afectar a las vísceras (hígado y bazo principalmente), la piel y las mucosas. En el caso de las dolencias cutáneas se producen unas lesiones ulcerosas que, en casos extremos, pueden provocar la destrucción de tejidos. Un grupo de investigadores de la Universidad de La Laguna ha mejorado el diagnóstico de este tipo de afecciones con técnicas de biología molecular centradas en la detección de ADN.
Los resultados de esta investigación han sido recientemente publicados en Memorias do instituto Oswaldo Cruz, revista brasileña especializada en la divulgación de experiencias centradas en la parasitología, microbiología y medicina tropical. En el grupo de investigación que lo realizó participaron miembros del departamento de Parasitología, Ecología y Genética de la ULL, como José Enrique Piñero, Ana Cristina González y Basilio Valladares, aunque la autora principal es Elizabeth Córdoba Lanus, del Instituto Superior de Entomología Dr. Abraham Willink (Argentina).
El trabajo se realizó en los laboratorios del departamento de La Laguna, y en él se puso a punto una técnica que permite la detección de un parásito, Leishmania braziliensis, agente que causa leishmaniosis cutánea y mucocutánea en el continente americano. En el caso de que produzca lesiones de piel, el diagnóstico se realiza mediante un análisis histopatológico, combinando el resultado obtenido con los datos clínicos y epidemiológicos del paciente. El problema que se presenta en ocasiones es que este tipo de analítica da como resultado «falsos negativos», debido principalmente al poco número de parásitos en la lesión.
Para aumentar la sensibilidad del diagnóstico, se utilizan técnicas de biología molecular que permitan detectar el ADN de Leishmania. En el caso concreto de este trabajo se utilizó una técnica de amplificación genética combinada con una técnica de hibridación sobre muestras de pacientes humanos procedentes de la provincia de Tucumán, en la que, como sucede en todo el norte de Argentina, la enfermedad aparece de forma endémica entre la población. También se han dado algunos brotes epidémicos importantes a partir del los años 80 originados por modificaciones del ambiente, como el clima, ciertas prácticas agrícolas y deforestaciones intensivas.
Según los investigadores, los resultados obtenidos permitieron comprobar como la sensibilidad del diagnóstico aumentó al aplicar las técnicas de biología. Por el método tradicional (hispatología) se obtenía un 61,9% de sensibilidad en el diagnóstico, mientras que las nuevas mostraban una mayor sensibilidad, alcanzando el 90,5% sin producirse ningún falso positivo.
Posteriormente se amplió el estudio con el fin de conocer qué especie del parásito era la causante de las patologías. Utilizando también la PCR (reacción en cadena de la polimerasa) como herramienta de trabajo, se comprobó como en cuatro de los casos se confirmaba que el agente causal era Leishmania braziliensis.
Estas técnicas también se emplearon para la detección de infección de Phlebotominae capturados en el norte de Argentina, otro trabajo desarrollado en los laboratorios de la ULL que está en vías de publicación.
Este trabajo formó parte de la tesis doctoral de la investigadora argentina Elizabeth Córdoba Lanús, que se desplazó a los laboratorios del Departamento de Parasitología de la ULL y realizó una estancia de seis meses entre 2002 y 2003. La tesis fue defendida en Tucumán, Argentina, en el mes de diciembre de 2003 y obtuvo la máxima calificación.
