La catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Alicia Llarena ofreció hoy jueves 13 en el seno del congreso dedicado a Pedro García Cabrera celebrado en La Gomera una comunicación en la que indagó sobre el concepto de isla en la obra del poeta. Para la ponente, en la obra del escritor se puede interpretar como un intento de relacionar dos términos aparentemente contrarios: lo regional y lo universal.
La especialista recordó una reflexión de García Cabrera, según la cual, si bien se cree que el regionalismo se opone a lo universal, son los elementos regionales la base para crear un arte universal. Para que ello fuera posible, había que formular una forma genuina de lo regional, y no la mera reivindicación de símbolos típicos y folklóricos. Esto es lo que, a juicio del escritor, había practicado a generación literaria anterior, la escuela regionalista, lo cual fue objeto de critica de García Cabrera y, en general, la generación de literatos vanguardistas de los años 30.
El joven García Cabrera, inmerso en el proyecto vanguardista de la revista Gaceta de Arte, creyó posible formular un «regionalismo vanguardista», basado en símbolos genuinos del entorno insular. En el prólogo del libro La isla en que vivo, el poeta señala que en el lenguaje popular es posible hallar expresiones e imágenes totalmente subversivas, razón por la que es posible cimentar un arte avanzado en el pueblo. Como matizó el poeta, «no hay que confundir lo popular con lo plebeyo».
Para García Cabrera era importante crear una idea de región común a todas las islas. Por ello reclamaba centrar los esfuerzos expresivos en los elementos comunes en todas o casi todas las islas -el mar, la pitera, la ladera- y evitar hacer loas a los hechos geográficos puntuales -el Teide, el Roque Nublo- que es en lo que cayó la escuela regionalista tan denostada por el autor.
Aunque esta búsqueda de un regionalismo de vanguardia García Cabrera se aproximo a un lenguaje abstracto, siempre tuvo claro que era imperante no perder de vista al ser humano, puesto que en su opinión era vacua «toda expresión artística que no tuviera contenido humano». En ese sentido, el poeta consideraba que la arquitectura era la forma artística más cercana a las personas, por lo que dedicó algunos ensayos a establecer relaciones entre dicha actividad y la poesía.
Anteriormente, el filólogo de la Universidad de La Laguna Domingo-Luis Hernández también había centrado su interés en el problema de la insularidad en García Cabrera, si bien su comunicación discurrió por derroteros más teóricos y abstractos.
El ponente comparó las estrategias utilizadas por Agustín Espinosa y García Cabrera a la hora de abordar poéticamente el hecho insular. Pese a ser compañeros de generación, poseía posturas diferentes, aunque complementarias.
Espinosa, en Lancelot 28 7, reivindica la creación de una nueva isla mediante la imaginación y la reivindicación de las leyendas, sustituir la Lanzarote geográfica por una Lancelot que remite al caballero bretón. García Cabrera, en cambio, reclama la literalidad, abordar el paisaje tal cual es, o como dijo Hernández, «buscar el texto de la isla».
Cerró la primera sesión de ponencias del día 13 de octubre la catedrática de Enseñanza Secundaria M Jesús Pablo, quien presentó a la audiencia un cuadernillo didáctico que elaboró para difundir la obra del poeta homenajeado entre los estudiantes de ESO y Bachillerato.
