Domingo Represa, responsable de protección de la I+D del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), abrió hoy, lunes 12 de diciembre, las jornadas técnicas Patentar en la Universidad que organiza la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de La Laguna. El técnico lamentó en su ponencia que entre los investigadores de las instituciones académicas españolas haya, en general, un gran desconocimiento sobre las ventajas que les puede reportar patentar sus hallazgos.
Para patentar un descubrimiento, es requisito que éste sea novedoso y, por tanto, no haya sido divulgado en ningún medio. Los investigadores universitarios están acostumbrados a elaborar una publicación con cada investigación, lo cual les impide automáticamente optar a una patente. Y esto, según Repesa, se hace por desconocimiento, ya que muchos científicos creen falsamente que el hecho de registrar les quitará la posibilidad de difundir su descubrimiento.
Lo cierto es que una vez presentada la solicitud ante la Oficina Nacional de Patentes y Marcas, los investigadores pueden publicar en revistas científicas todos sus hallazgos. Aún así, el técnico reconoce que en su labor diaria en el CSIC él siempre recomienda a los investigadores retrasar todo lo posible la publicación de los resultados.
La patente es una de las medidas de protección de descubrimientos más extendidas, aunque no la única. No implica reserva de lo descubierto, sino todo lo contrario, pues es requisito que se exponga de manera detallada y clara su contenido. Lo que asegura la patente es que quienes quisieran disponer de ese hallazgo deban pagar a sus propietarios. Otras medidas que desglosó brevemente el ponente son los «modelos de utilidad» (mejoras a descubrimientos preexistentes) y las relaciones de secreto que se establecen entre la empresa y sus empleados.
Represa considera que es importante recurrir a la protección jurídica de las investigaciones, porque permite que las empresas rentabilicen sus inversiones en I+D. Además, para el especialista, son un instrumento muy eficaz para las pequeñas y medianas empresas: «si con la posibilidad de patentar ya lo tienen muy complicado, sin registro de la propiedad industrial les sería imposible sobrevivir».
El técnico del CSIC resaltó el valor de las OTRI como dinamizadoras de la innovación. Desde que se creó el Registro de la Propiedad Industrial hasta la creación de esas oficinas, las universidades y centros públicos de investigación habían generado solamente unas 38 patentes; con la generalización de las OTRI entre 1988-89, se patentó el primer año más de 30.
En la actualidad, las universidades y el CSIC generan conjuntamente el 15% del total de patentes españolas. éste último organismo es líder entre los centros públicos y genera anualmente unas 100 patentes, lo cual a su juicio dista mucho de ser óptimo. «En EE.UU. la Universidad de California tramita al año unas 450 patentes. Pero es que hay empresas americanas que ellas solas producen 3.750, lo cual contrasta con la poca actividad en este aspecto de empresas españolas líderes, como Repsol o Telefónica».
Estas jornadas técnicas se desarrollan en la Facultad de Química hasta el 13 de diciembre. Están dirigidas al personal investigador de los centros públicos de investigación, pero abierto a cualquier persona. Además de Represa, está previsto que participen Eduardo Martín Pérez, jefe del área de patentes físicas y eléctricas de la Oficina Española de Patentes y Marcas y Vicente González Díaz, del área química y biotecnológica, en representación de la empresa ABG Patentes.

