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Titulados del Máster de Tanatología de la ULL prestan su ayuda a las víctimas del accidente de la mexicana Mina Pasta de Conchos

lunes 13 de marzo de 2006 - 00:00 GMT+0000

Profesionales formados en el Master Universitario en Tanatología de la ULL prestan apoyo, mediante la implantación de un programa amplio, a las víctimas de la tragedia sucedida en la Mina Pasta de Conchos de Coahuila (México), el pasado 19 de febrero. Dicho Proyecto incorpora el apoyo a las 65 familias afectadas, los 8 accidentados, los 32 rescatadores, al grupo de directivos y las 5 trabajadoras sociales qiue intervienen directamente con las familias.

Los profesionales egresados de la ULL, son Mario Guerra Rojano, Cristina Vargas Moreno, Claudia Sánchez-Hidalgo, Susana Uribe Ramírez y otros más pertenecientes a la Sociedad Española e Internacional de Tanatología (SEIT) en México, de quien es presidente Mario Guerra. Llevan a cabo labores de intervención en crisis y procesos de duelo, apoyo emocional y formación y capacitación a los agentes implicados en el proceso.

Este proyecto ambicioso incluye un diagnóstico de la situación global, que se complica con la reciente información de que los cuerpos de los mineros desaparecidos podrán tardar en recuperarse meses. Ello suma problemas a la ya dificil situación, por la tensión despertada en la zona a raíz de las últimas noticias de posibles negligencias y el traslado hasta la zona de familiares y amigos que puede prolongarse en el tiempo.

La atención en salud mental, propuesta y desarrollada por el grupo de profesionales formados en la ULL, parte del reconocimiento de las diferencias de vulnerabilidad, en especial las relacionadas con el género, edad y parentesco, así como el riesgo de los propios miembros de los equipos de respuesta que trabajan en la emergencia.

Entre las recomendaciones llevadas a cabo por los especialistas se encuentran el tratarlos como sobrevivientes activos y no como víctimas pasivas; asistir y mostrar preocupación por la seguridad física y la salud; asegurarse que tengan abrigo, alimentación, vestuario y que puedan dormir; proporcionar apoyo emocional y un sentido de conexión con otras personas; asegurar privacidad y confidencialidad en la comunicación; facilitar que ventilen o cuenten su historia y afloren las emociones, ofrecer ayuda psicológica desarrollando el sentido de escuchar responsable, cuidadosa y pacientemente, sin darle un carácter médico a la atención, y sin tratar víctimas, como enfermos, desde la reflexión sobre lo sucedido y cómo enfrentar el futuro; proveyendo tanta información como sea posible y escuchando las dudas y problemas para contribuir a canalizarlos, favoreciendo el retorno a la vida cotidiana lo antes posible y evitando la intromisión de la prensa u otros grupos generadores de tensión suplementaria.

(Nota cedida por el Master de Tanatología)


Archivado en: Alumnado, ULL