El entonces candidato al Rectorado de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech Martínez, adquirió el compromiso electoral de reducir las tasas de los colegios mayores del centro académico, como en ese momento también hizo su homólogo. Una vez elegido rector, y asumido por tanto el compromiso pactado, llevó la propuesta al Consejo de Gobierno, órgano que preside, donde fue aprobada. Como es preceptivo, esta resolución fue luego estudiada por el Consejo Social, quien tiene las competencias de fijar los precios de los centros de alojamiento.
Esta última instancia consideró que, tras haber solicitado un estudio a la Gerencia de la universidad, la propuesta emanada del Consejo de Gobierno no podría llevarse a cabo, puesto que tal y como estaba planteada generaría un déficit presupuestario que comprometería la liquidez y el saneamiento económico de la institución. Por tanto, el Consejo Social, cuya presidencia recae en personas externas a la propia universidad, decidió no aprobar esta reducción de tasas hasta que se garantizase la existencia de crédito suficiente para suplir el déficit que una medida de estas características podría acarrear. El acuerdo del Consejo Social se tomó con el voto en contra del rector.
Ante esta situación, no cabía más que congelar las tasas de los centros de alojamiento, mediante la fórmula de prórroga de los precios del año anterior. Esta medida fue comunicada e informada durante el consejo de gobierno del mes de julio, en el cual existe representación del alumnado, y además, el pasado 18 de octubre se mantuvo una reunión con los cuatro directores de colegios mayores y de la residencia universitaria. En ella se les informó puntualmente, se analizó la situación y el rector ofreció propuestas alternativas que aminoraran el efecto de la congelación.
Dada la imposibilidad real de reducir el coste de los colegios, Doménech creyó conveniente abrir una línea de crédito para aquellos colegiales con mayores necesidades económicas. Si hay alumnado con verdaderas dificultades se les apoyará económicamente hasta donde haga falta, pero lo que no tiene sentido, y además nos lo impide el Consejo Social, es reducir aún más las tasas, ya de por sí subvencionadas tanto por la universidad como por los cabildos insulares.
Para Eduardo Doménech, el beneficio indiscriminado a todos es injusto para los que menos tienen, y es así, recalcó, como se hace una verdadera política social, dando más al que más lo necesita. Ninguno de los cuatro directores de colegios y residencia universitaria estuvieron de acuerdo con esta propuesta.
Tras la manifestación sucedida el pasado martes 23 de octubre a las puertas del Consejo de Gobierno de la universidad, el rector nuevamente les ofreció establecer tramos de renta con posibles descuentos, a lo que se negaron, puesto que la opción preferida de los alumnos es que la reducción sea para todos por igual.
En esa protesta los alumnos causaron varios desperfectos en las dependencias de la Facultad de Derecho donde se estaba celebrando la reunión del Consejo de Gobierno, hecho que el rector lamenta. La actitud beligerante y poco respetuosa con el patrimonio de la universidad es deplorable e impropia de personas universitarias, agrega. Los comportamientos disruptivos y evidentemente agresivos no casan con lo que sería deseable por parte de aquellos que tienen la oportunidad de formarse en una universidad, agrega, al tiempo que destaca que en ningún caso la falta de respeto a las personas puede sustituir al diálogo, por mucha que sea la discrepancia.
Con todo, el Rectorado quiere comunicar que sigue abierto al diálogo y a la búsqueda de posibles soluciones a esta situación, pese a la negativa en dos ocasiones por parte de los alumnos.
Hay que recordar que la Universidad de La Laguna cuenta con una de las políticas asistenciales más progresistas de todas las universidades del país. Existe un amplio conjunto de ayudas que mejoran las condiciones de estudios de los alumnos, que van desde el propio alojamiento hasta las ayudas al infortunio, ayudas de guardería para hijos de estudiantes, tratamientos médicos, bonos de comedor, transporte universitario, etc. En el caso de los colegios mayores se trata de unas de las tasas más bajas de todo el país.
