El equipo de investigación Poblamiento y Colonización de Islas en el Atlántico (PYCIA), dirigido por la catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna, Carmen del Arco, ha excavado un yacimiento arqueológico romano en la Isla de Lobos (Fuerteventura) descubierto de manera fortuita al encontrarse en el lugar restos cerámicos que fueron entregados a la Unidad de Patrimonio del Cabildo de Fuerteventura, que a su vez contactó con el equipo de la ULL para que valorara el yacimiento. El equipo de la ULL ha realizado un primer sondeo del lugar y se han encontrado restos cerámicos de uso diario y restos de fauna marina, que apuntan a que podría tratarse del primer asentamiento estacional de una población romana en las Islas Canarias.
A falta de un análisis más detallado, la cerámica descubierta está hecha utilizando un torno. Esto es muy importante porque si se confirma la cronología, se demostraría que en Canarias hubo desde época muy temprana emplazamientos de pueblos que conocían la utilización de esta herramienta. Estas poblaciones en algún momento convivirían o mantendrían contacto con los aborígenes canarios, que no lo utilizaban cuando llegaron los conquistadores castellanos.
Además, se ha hallado también fragmentos metálicos, restos de fogones, huesos de cabras y un conchero de gran tamaño, en el que abundan los restos de thais, un crustáceo del que se obtiene púrpura, un tinte utilizado en la antigüedad. Los tejidos teñidos con púrpura eran muy apreciados entre los fenicios, cartaginenses y romanos, porque estaban considerados como un signo de distinción social. Por este motivo, se organizaban expediciones comerciales en busca del producto necesario para su elaboración. Los romanos tenían una potente industria de púrpura en toda la costa noroeste africana, lo que hace pensar que por su cercanía también estuviera presente en Canarias, ya que las islas eran conocidas al menos desde el siglo IX a.C.
Otra justificación de la presencia romana en la isla de Lobos es la expansión comercial que comenzaron los fenicios y griegos, para buscar materias primas o recursos pesqueros. A lo largo de toda la costa atlántica se establecieron industrias de salazón de pescado, de las que las Islas Canarias podrían haber formado parte. Estas factorías comenzaron a utilizarse desde el milenio I a.C. y finalizarían con la crisis del Imperio romano de los s. III-IV d.C, cuando fueron abandonadas.
La responsable de la investigación explicó que “por ahora son todo meras valoraciones, pero si se confirman con análisis mas detallados, estaríamos ante un hito importante para el mejor conocimiento de los poblamientos en Canarias, dado que hasta el momento no existen referencias de yacimientos con este tipo de actividad relacionada con la obtención de la púrpura al sur de Lixus" (noroeste de Marruecos).
Sin embargo, estos restos no son las únicas evidencias de presencia romana en las islas. Investigadores como Pablo Atoche, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ya habían encontrado restos romanos en el yacimiento de El Bebedero en Lanzarote y también existen diversos hallazgos submarinos de ánforas romanas.
La singularidad del yacimiento en la Isla de Lobos es que la cerámica aparece ya contextualizada, en un emplazamiento concreto y relacionada con una actividad específica: la extracción de púrpura para su posterior comercialización en el Mediterráneo.
El grupo PYCIA es parte de un proyecto de I+D+I de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno de Canarias y lo integran científicos de la Universidad de La Laguna e investigadores del Organismo Autónomo de Museos y Centros. La investigación ha contado con la colaboración del Cabildo de Fuerteventura, que fue el que encargó una valoración del lugar arqueológico, para conocer su interés científico y poder emprender medidas cautelares de protección.
