La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Universidad de La Laguna cuenta desde hoy martes 12 de junio con un nuevo equipo directivo, al frente del cual se sitúa el profesor Francisco Almeida Rodríguez, en calidad de director. Le acompañarán en su mandato de cuatro años Dagoberto Castellano Nieves, como subdirector de Ordenación Académica; Gara Miranda Valladares, en calidad de subdirectora de Extensión Universitaria; y Vanesa Muñoz Cruz, como coordinadora de Calidad e Innovación Docente. En calidad de secretario del centro actuará José Ignacio Estévez Darias.
El nuevo responsable de la escuela universitaria destaca que su máxima prioridad es el fomento de la empleabilidad de los alumnos, en la idea de que la acción tutorial del centro se encamine hacia este tipo de formación. Si bien se trata de una escuela con tasas que rondaban el pleno empleo, Almeida reconoce que la situación está cambiando y que lo que ha sido siempre una virtualidad de la escuela debe cuidarse para no perderse.
Otro de los objetivos del equipo directivo es la creación de dobles titulaciones, con el propósito de que el informático tenga también conocimientos amplios en otras materias. Así, baraja posibilidades con Ciencias Económicas o con Bellas Artes (rama de Diseño). En este caso, no prevé la acreditación en una titulación, sino en las dos, de forma paralela pero combinada.
El actual grado en Informática es muy reciente, de hecho este año finaliza la primera promoción. Por tanto, este es otro de los cometidos de la nueva dirección de la escuela, ajustarlo y limar aquellas disfuncionalidades que se hayan podido producir. También persigue la creación de un Máster en Informática (el actual está en proceso de extinción), vinculado al perfil profesional. “El máster tiene que dar valor al que lo cursa y debe ser reconocido por las empresas”, afirma el director, quien define a su centro como muy activo, con grupos de investigación muy potentes y con otros que están trabajando en la transferencia empresarial.
La nueva dirección quiere además cambiar la imagen del informático, generalmente visto como un estudiante o recién titulado encerrado en sí mismo, programando a toda hora y alejado de los intereses de la sociedad. “Queremos crear gente innovadora y que sepa trabajar en equipo”, aseguran los responsables. “También optamos por el software libre; es una apuesta institucional en el que esta universidad ocupa los primeros puestos de los rankings nacionales”.
La escuela, que cuenta en estos momentos con más de 600 alumnos, mantiene relaciones de colaboración con más de cuarenta empresas. Trece de ellas han firmado protocolos para acoger recientemente las prácticas de fin de grado de sus alumnos.
