El Aulario del campus de Guajara de la Universidad de La Laguna acoge desde hoy miércoles 25 y hasta el viernes 27 de septiembre el II Congreso Internacional de Estudios de las Mujeres, que lleva por título “Género y conocimiento en un mundo global: tejiendo redes”, promovido por el Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la universidad anfitriona.
Este congreso, cuya presidenta es la profesora Dolores Serrano-Niza, visibiliza la investigación realizada en los últimos años sobre las cuestiones de género en los distintos ámbitos del conocimiento. A partir de hoy se presentarán las comunicaciones al congreso, que habrán de versar sobre cuatro ejes: Políticas de la Ciencia y Género; Género, Tecnología e Innovación; Derroteros de la teoría feminista contemporánea: la intersección de las opresiones en los tiempos de la globalización; y Cuestiones emergentes en las nuevas agendas de investigación. Colaboran además la ONG Entre Culturas y la Fundación Canaria Orotava Historia de la Ciencia, quienes han cedido las exposiciones documentales que acompañan al congreso.
Serrano-Niza destacó en su intervención la dificultad y la incertidumbre al organizar un evento de estas características, ante la falta de recursos económicos y el poco apoyo a la ciencia, al tiempo que criticó severamente la política científica de la Unión Europea, definida a través de la estrategia Horizonte 2020, “en la que el binomio esencial es mercado y ciencia, y el que el género aparece en escasas ocasiones”. Para ella, hablar de desarrollo científico cuando no hay dinero para renovar plantillas, no se puede mejorar las condiciones de los investigadores y se va a perder toda una generación de profesionales resulta falaz. “No puedo entender una ciencia que se haga sin crédito, en su doble sentido: sin dinero y sin reputación”.
La presidenta y directora del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la ULL agregó además que “de utopía las mujeres sabemos mucho. Estamos acostumbradas a vivir de ideas utópicas que tarde o temprano acaban siendo realidad: ahí está nuestro Máster en Estudios de Género y Políticas de Igualdad y nuestro el Doctorado interuniversitario de Género”, el único que existe en el territorio nacional.
La vicerrectora de Investigación y Transferencia del Conocimiento, Catalina Ruiz Pérez, reconoció que “hablar de mujeres y de género en la universidad no ha sido fácil”. La universidad tiene problemas de financiación, pero también de reestructuración interna, añadió, “por lo que tenemos que hacernos preguntas sobre nuestros fines y nuestros cometidos”. A pesar de la carencia de recursos se ha conseguido montar este congreso de ámbito internacional, admitió, lo que demuestra una vez más que “sin ciencia no hay futuro”.
Mª José Palmero, directora del citado máster, añadió que el instituto organizador del congreso es “un filón muy importante aportando resultados, creatividad e innovación”. Alabó la vocación de internacionalización y de transnacionalización, dada la situación en la que se halla el conocimiento, de sus miembros, al tiempo que defendió desde la perspectiva de género “la necesidad de hacer una buena ciencia pública”.
Ana Puy, directora de la Unidad de Igualdad de Género de la ULL, también participó en el acto de inauguración. “Queremos una universidad más igualitaria y en la que la perspectiva de género esté cada vez más integrada en los estudios”.
Trabajo en red
Dentro del ámbito del congreso, mañana jueves 26 tendrá lugar el primer encuentro para la construcción de redes y cooperación en igualdad, organizado por la Unidad de Igualdad de Género de la ULL, espacio en el cual se celebrará la mesa redonda "Redes de Investigadoras y Tecnólogas".
La actividad se celebrará a las 16 horas en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias Económicas del Campus de Guajara y la participación es libre y abierta, con traducción simultánea. El objetivo es propiciar el conocimiento de las posibilidades de trabajo en red a través de la difusión de algunas iniciativas que ya se están llevando a cabo en diversos territorios. Esta actividad está planteada con apertura al público en general y a las investigadoras y tecnólogas en particular.
En la mesa participaran la profesora Amina Bettachy, fundadora y presidenta de la Asociación Mujeres en Ciencia en Marruecos; la investigadora Mayra de la Torre, representante para América Latina y El Caribe de la Organization for Women in Science for the Developing World (OWSD); y la profesora Capitolina Díaz, vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT).
Femenino universal
Mercedes Bengoechea, filóloga especializada en sociolingüística y género de la Universidad de Alcalá, fue la encargada de abrir el congreso con la conferencia “Lenguaje y nuevas subjetividades”, en la que defendió la posibilidad de subvertir el orden establecido y las formas habituales de comunicación para crear un nuevo entorno más igualitario.
Para la ponente, la subjetividad es la huella de la existencia de las personas y de sus valores. Manifestó Bengoechea que las identidades “son un constructo emergente que sale a la superficie al hablar o al escribir”. Así, “en el sujeto convergen discursos y es por tanto un producto social y una construcción de la ideología”. En opinión de la experta, el sujeto articula, “pero no habla, sino que más bien es hablado por los códigos y la ideología”, y lo es especialmente por el código de género. Por tanto, el género no corresponde a un comportamiento espontáneo de cada uno, sino que debe reinscribirse desde sus códigos internos. “Pasar de cuerpo hablado a cuerpo hablante supone actuar y romper con las normas lingüísticas habituales”, aseguró la filóloga, para quien es necesario mencionar constantemente que el uso de la lengua actual no funciona, porque no representa a las mujeres.
Bengoechea explicó dos fenómenos: el femenino universal compartido o solidario (nosotr@s, todas/os, nostres…) y el femenino universal absoluto (nosotras, una considera, como abogada opino que…). En el primer caso se produce un rechazo al uso del masculino plural para enunciar a los dos géneros. Es el caso del uso que hace la CNT en su página web, por ejemplo, en el que utiliza la arroba para dirigirse a los dos géneros. “Se trata de huellas de subjetividades nuevas que pretenden a largo plazo cambiar el sistema”.
Por otro lado está el uso del femenino universal absoluto: hombres que se sienten en el grupo de las mujeres o mujeres que se apropian del femenino en todos los casos. “Como a cualquier lectora, me hizo mucha ilusión que se me dedicara un libro”, puso como ejemplo la docente para referirse a la universalidad de todas las personas que leen, y no a la particularidad femenina. “Si se habla como madre o como parturienta, la enunciación puede ser parcial, pero en el caso de la mujer como lectora, por ejemplo, está claro que se está hablando en nombre de todos los que leen, sean hombres o mujeres”.
Para la experta, esto se puede considerar todo un avance en el uso de la lengua. “Por fin las mujeres nos presentamos en femenino, y este uso ya se ha producido desde hace pocos años. Ejemplos como “Yo soy una de las que creen que…” es una muestra de femenino universal, que ya aparece en los nuevos libros de gramática”, recalcó.
Bengoechea sostuvo que el masculino como género marcado y androcéntrico ha comenzado a desplazarse. “Se están quebrando estos usos y comienzan a aparecer usos femeninos universales”. Con todo, que los varones adopten el género femenino plural resulta muy innovador, y puso ejemplos de crónicas radiofónicas en la época de los Juegos Olímpicos de Londres, cuando participaba el laureado equipo femenino de waterpolo y a los locutores de radio (hombres) se les podía escuchar frases como “estamos satisfechas” o “nosotras podemos dar más”.
Cuestión distinta son las mujeres que se presentan profesionalmente en masculino: “Beatriz Pérez, notario”, “Silvia Acosta, abogado”. Se trata mayormente de una vieja adscripción androcéntrica, explica la experta, quien añade que la lengua ha servido para marcar y reproducir valores. “Muchas mujeres toman ese espacio para quedarse y resituarse en profesiones con gran reputación”.
La profesora concluyó su intervención diciendo que en los textos que construyen las nuevas identidades del siglo XXI han surgido fenómenos verbales “que parecen ser huellas de nuevas subjetividades” que abrirían nuevos espacios discursivos, hasta ahora “inimaginables”.

