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Ladero Quesada: “Los estados pueden ceder soberanía hacia arriba, pero no es bueno que lo hagan al contrario”

jueves 27 de febrero de 2014 - 13:39 GMT+0000

El prestigioso historiador Miguel Ángel Ladero Quesada ha impartido durante esta semana un seminario especializado en la Universidad de La Laguna. En su opinión, teniendo en cuenta el modo de creación de los Estados-nación en Europa, es posible que estos cedan soberanía hacia arriba, es decir, a instancias superiores como la Unión Europea. Sin embargo, intentar disgregarla “hacia abajo” puede ir a contracorriente del proceso histórico, lo cual no es óbice para que se flexibilice la responsabilidad política o judicial en diversos niveles.

Ladero es doctor Honoris Causa por la Universidad de La Laguna, centro en el que impartió docencia entre 1970 y 1974. Actualmente es catedrático en la Universidad Complutense de Madrid, miembro de la Real Academia de la Historia, y en 1994 obtuvo el Premio Nacional de Historia de España.

Acerca de la actual tensión en el modelo de Estado, cree que la configuración política de Europa siempre ha sido compleja, y que sobre todo a partir del siglo XVI predominan las formas de Estado monárquicas con unas bases de población y territorio muy amplias que desembocaron en los Estados nación del XIX. “Es un proceso de complejización creciente, pero incluso en la actual Unión Europea los Estados nación siguen siendo la bisagra”.

Para el ponente, la noción de la Edad Media como un periodo tenebroso es un injusto tópico surgido a partir del siglo XVI. “Es verdad que ha habido cambios en la Edad Moderna muy importantes, pero en cosas como la valoración del ser humano como persona no ha habido cambios sustanciales. Tampoco quiere decir que fuera una época luminosa y magnífica. Como suelo decir, yo soy medievalista, no medieval”.

Durante su seminario en la ULL, dictó la conferencia “Ser persona en la Edad Media”, en la cual defendió que en dicho periodo los seres humanos ya tenían una plena definición moral, religiosa, política y jurídica, y los mismos problemas que se nos plantean hoy, como los cambios de edad. “Hay cambios entre el modelo individualista contemporáneo y el medieval, pero también muchas continuidades. No hay tantas distancias”.

Sobre el interés de los Reyes Católicos por la conquista de Canarias, explicó que el contexto de aquel momento era el de guerra contra el Reino de Portugal por el reparto de las rutas del Atlántico hacia el Golfo de Guinea, que se saldó a favor de los lusos a cambio de que éstos cedieran a Castilla los derechos sobre el archipiélago. El descubrimiento de América, imprevisible antes de la conquista, revalorizó el papel estratégico de las islas.

Ladero recuerda con cariño su paso por la ULL en los años 70 del siglo XX, cuando la Facultad de Filosofía y Letras prácticamente acababa de crear su sección de Geografía e Historia. Recuerda que eran, al principio, solo siete catedráticos, que sentaron las bases “de algo que ha crecido en dimensiones y calidad. ¡Quién habría pensado en el año 70 que habría un campus para las humanidades como el de Guajara!”.

Sobre la actual situación de recortes, opina que está mal, aunque matiza que las situaciones en las facultades de ciencias son distintas a las de humanidades. En su opinión, son transitorios y responden a la crisis económica. Pero se mostró crítico con el modelo universitario: “No puede haber una expansión indefinida, no es viable dotar de plazas de investigador y profesorado ad limitum, la universidad, como cualquier otro organismo, está sujeta a las leyes de la economía, la oferta y la demanda”.

Se trata de un problema que puede generar grandes frustraciones: “No se pueden crear ilusiones en las personas que luego no se puedan cumplir; me apena ver gente con 35 o 40 años con contratos temporales o becas. Eso está muy mal y tiene varios remedios, aunque sean a medio plazo y drásticos: uno es ajustar oferta y demanda. Otro, obligar un poco a la gente a que antes de embarcarse en mayores investigaciones disponga de un puesto de trabajo fijo”. A ese respecto, recuerda que en Francia, la mayoría de profesores universitarios tiene previamente una plaza como docente de enseñanzas medias. “No creo que fuera tan difícil hacer aquí esto”.


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