El Instituto Universitario de Estudios de la Mujer (IUEM) de la Universidad de La Laguna ha entregado hoy, miércoles 18 de marzo, su premio a mujeres investigadoras de la institución académica con una trayectoria reconocida en sus respectivas áreas. Se trata de un galardón de nuevo cuño creado en el vigésimo aniversario de la fundación del instituto, y que nace con la vocación de convertirse en una cita anual.
Las premiadas en esta primera edición han sido Teresa Giraldez, investigadora Ramón y Cajal, perteneciente al laboratorio de Fisiología Molecular y Celular y al Instituto de Tecnologías Biomédicas y Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias, y Maravillas Aguiar, profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos del departamento de Filología Clásica, Francesa, Árabe y Románica y miembro del Instituto Universitario de Estudios Medievales y Renacentistas.
También se ha reconocido la trayectoria de Carolina Mallol, arqueóloga del Instituto de Bio-Orgánica Antonio González (IUBO), que por razones organizativas no había sido inicialmente incluida en la convocatoria.
Teresa Giraldez fue presentada por Araceli Morales, investigadora contratada del Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias, quien realizó una semblanza del currículo de esta investigadora que muy recientemente ha obtenido una Consolidator Grant, una ayuda del Consejo Europeo de Investigación muy competitiva, puesto que solamente el 15% de las solicitudes lo logra.
Carolina Mallol, la investigadora del IUBO, también obtuvo otra de estas ayudas, pero la organización del premio no había recibido la noticia de su concesión hasta después de haber organizado el acto, razón por la cual no había sido inicialmente invitada, aunque finalmente pudo acudir.
Giraldez reivindicó en su discurso de aceptación la labor que ha desarrollado durante quince años, denunciando las muchas dificultades y prejuicios que ha tenido que sortear a causa de su sexo. “He tenido que soportar insinuaciones sobre que muchos de mis logros han sido por ser mujer, atractiva o simpática, algo que jamás se diría de un hombre”.
La investigadora es madre de dos niños y no por ello ha tenido que renunciar a su carrera investigadora, si bien reconoció que haber sufrido prejuicios por ello. “Cuando me marcho de viaje por causas de trabajo, hay quien me pregunta que dónde voy a dejar a los niños, cuestión que por supuesto que no plantean a mi pareja cuando es él quien viaja”.
Por ello, abogó por que las mujeres trabajen por aquello que sueñan, por encima de cualquier presión social que sientan. “No hay roles establecidos, no debemos sucumbir a las opiniones y debemos demoler la muralla que impide a las mujeres avanzar”, dijo antes de dedicar el premio a su madre, “que cursó dos carreras científicas y tuvo cuatro hijos a quienes enseñó a no rendirse y a seguir adelante”.
A continuación, Maravillas Aguiar Aguilar fue presentada por la catedrática de Estudios Árabes e Islámicos Ma Dulce Arcas, quien reveló que ella había sido profesora de la agasajada y hoy tenía la satisfacción de ver “cómo la alumna superó a la maestra”.
“Más por mona que por neurona”
Aguiar suscribió el discurso reivindicativo pronunciado por Giraldez, y añadió que en muchas ocasiones son las propias mujeres las que pueden ser muy crueles con sus compañeras recurriendo a comentarios de índole sexista. Así, recordó a una profesora ya jubilada que le espetó que ella había llegado “más por mona que por neurona”.
La investigadora denunció que aún hoy las mujeres tienen que esforzarse muchísimo más que los hombres en muchas áreas. Así, por ejemplo, indicó que cuando una investigadora tiene que realizar alguna intervención pública o acudir a un acto, siempre tiene que preocuparse de ir vestida de determinada manera para que la tomen más en serio, algo por lo que no deben pasar sus colegas masculinos.
La especialista en estudios árabes e islámicos habló brevemente acerca de la investigación filológica que en 2014 la hizo acreedora del prestigioso Premio Internacional de Investigación Abulaziz Saud al-Babtain sobre cultura e historia de al-Andalus, reconocimiento que ha motivado el homenaje que hoy ha protagonizado.
Previamente a la entrega de premios, el acto fue abierto por el rector de la ULL, Eduardo Doménech, la directora del IUEM, Inmaculada Perdomo, y la directora del Instituto Universitario de Estudios Medievales y Renacentistas, Dulce Mª González, en representación de los institutos universitarios de investigación.
Doménech felicitó al IUEM por sus primeros veinte años de historia y también por esta iniciativa que pretende visibilizar y reivindicar la presencia de la mujer en la ciencia, uno de los múltiples ámbitos que tradicionalmente le han sido vedados al sexo femenino. El rector reconoció que queda mucho camino que recorrer hacia la igualdad y por ello animó a las jóvenes a seguir estudiando y tomando el lugar que “por justicia” les corresponde en el mundo de la investigación.
Perdomo denunció las barreras sociales y el techo de cristal que impide a las mujeres ocupar posiciones de responsabilidad y de poder pese a estar preparadas. Así, reclamó tres correcciones que era necesario hacer: ampliar el número de mujeres dedicadas a la ciencia, cambiar las inercias y políticas que hacen que las instituciones aún estén masculinizadas, e introducir la perspectiva de género en lodos los ámbitos de conocimiento, para así ampliar su visión y, por tanto, mejorar su calidad.
Por su parte, González Doreste reclamó que la universidad debe convertirse en una avanzadilla social en la lucha por la igualdad. Hizo suyas unas palabras de la prestigiosa bioquímica Margarita Salas, quien reflexionó que “a la mujer, tanto científica como de otra profesión, nadie le va a ayudar ni a regalar nada”. También recordó que no hay que elegir entre familia o carrera, puesto que ambas son compatibles, si bien hay que exigir que la sociedad facilite la conciliación de sendos ámbitos.
