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La Cátedra de Farmacia Asistencial de la ULL inicia su andadura con una formación sobre doctorados industriales

viernes 21 de septiembre de 2018 - 13:01 GMT+0000

La Cátedra de Farmacia Asistencial de la Universidad de La Laguna ha inaugurado hoy viernes 21 de septiembre su andadura con una sesión dedicada a los doctorados industriales, a cargo de Albert Sangrà, director de la Cátedra Unesco de Educación y Tecnología para el Cambio Social de la Universitat Oberta de Catalunya y director académico de estos programas para la comunidad autónoma.

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Se trata pues del primer acto de esta cátedra y también de la propia Facultad de Farmacia, como destacó su decana, Susana Abdalá, una vez segregada de la Facultad de Ciencias y convertida en centro independiente. Esta cátedra es fruto del acuerdo entre el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife y la Universidad de La Laguna.

Ernesto Pereda, director de la Escuela de Doctorado y Estudios de Posgrado, entidad que también ha apoyado la celebración del acto de hoy, señaló en la inauguración que los doctorados industriales persiguen la combinación de mundo académico y productivo de tal manera que la tesis doctoral esté vinculada a este último ámbito. Adelantó que la ULL quiere poner en marcha un programa de la misma índole en el próximo curso académico, que sea atractivo para las empresas y aporte un valor añadido a los estudiantes de doctorado.

Por su parte, el vicerrector de Relaciones con la Universidad, Francisco García, explicó que la Universidad de La Laguna  cuenta con once cátedras empresariales, que constituyen un espacio para generar proyectos conjuntos, agregó. Esta cátedra tiene como socio patrocinador a un colegio profesional, añadió, lo que supone una conexión directa con la profesión para la cual forma la universidad. Es un ámbito nuevo de colaboración del centro académico que está dando frutos muy interesantes, avanzó el vicerrector.

Carmen Rubio, directora de la Cátedra de Farmacia Asistencial, señaló que esta entidad recién creada tiene muy claro su compromiso con la salud y con los pacientes, por lo que pretenden desarrollar acciones que integren las preocupaciones sociales en el ámbito sanitario y  promover la atención farmacéutica.

Sangrà, experto en educación a distancia por lo que ha recibido premios internacionales, es el director académico de su comunidad autónoma para revalorizar los doctorados industriales. “En el 90% de los casos, cuando alguien hace el doctorado piensa que se va a mantener en el ámbito académico, y son pocos los que creen que su futuro está en el empresarial”, sostuvo el ponente al comienzo de su intervención. Señaló que se ha producido un crecimiento sostenido de lectura tesis en las doce universidades catalanas, mientras que, contrariamente, la inserción laboral del personal investigador doctor en empresas es muy baja. En el ámbito internacional,  en Holanda el 54% de las tesis que se leen van a la empresa, frente al 46% de Estados Unidos, el 23% en Cataluña y un 19% en el conjunto de España, según la OCDE.

Los referentes fundamentales son el modelo francés y el danés, que tienen desde los años 80 del pasado siglo programas de doctorado industriales, mientras que la Comisión Europea lo planteó en 2012. Sangrà reconoció que existe una falta de tradición de incorporación de personal doctora a las empresas, y que muchas veces él mismo tiene que explicar a las corporaciones que la investigación sobre sus propios productos les hace ganar competitividad. Aunque el programa se implantó en plena crisis económica, lograron convencer a las entidades de que ganarían en productividad y valor añadido.

“Se trata de crear un puente de diálogo entre la academia y la empresa”, cuya finalidad es mejorar la competitividad y la innovación en el tejido productivo para la formación de nuevo talento. “La idea es que en unos años este plan sea innecesario, porque ya las empresas y las universidades se pongan de acuerdo para hacerlo solas”.

Tiene que verse como un proyecto de investigación estratégico de una empresa o institución, que se desarrollará en colaboración con una universidad y que se convertiría en una tesis doctoral. “Si se plantea así, la empresa lo verá como fundamental, porque le resulta positivo para su organización, y si no lo puede costear ha de apoyarse en el grupo de investigación y en los recursos de la universidad”.

El proceso de selección de candidatos es público, abierto e internacional, con una doble supervisión, académica y empresarial. “La idea es que las empresas tengan doctores para mejorar sus procesos de innovación, por lo que el tutor del doctorando no es necesario que sea doctor, a diferencia del plan nacional, dado que si este requisito se impusiera habría empresas donde nunca habría doctores y otras en las que sí”, con lo que a juicio del experto seguiría creciendo la brecha entre unos y otros.

Ahora se encuentra abierta la sexta convocatoria. Sangrà relató que en estos años se han leído un total de 73 tesis doctorales, han participado 294 empresas y 331 investigadores, frente al primer proyecto piloto, que empezó con una quincena de entidades.

El 52% de las empresas donde van los doctorandos son de tamaño pequeño y mediano, mientras que un 21% acude a las grandes corporaciones, un 18% a empresas de base tecnológica y un 9% a lo restante. Los ámbitos de conocimiento más recurrentes son las tecnologías de la información y las comunicaciones, seguido de las ingenierías civil e industrial y las ciencias de la tierra, mientras que en tercer lugar está las ciencias de la vida y finalmente las ciencias y tecnologías químicas.


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