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Parásitos bajo control

viernes 29 de marzo de 2019 - 09:14 GMT+0000

Ines Sifaoui

El territorio en el que se mueve Ines Sifaoui (Alemania, 1982) está situado en la segunda planta del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, dependiente de la Universidad de La Laguna (ULL). Allí, en el laboratorio de amebas de vida libre, esta investigadora postdoctoral del programa Agustín de Betancourt trata de poner freno a una infección ocular que, aunque es poco frecuente, puede tener consecuencias tan terribles como la ceguera permanente o la pérdida de un ojo.

Así de demoledores son algunos de los efectos que causa la denominada queratitis por Acanthamoeba, una enfermedad producida por unos parásitos unicelulares y patógenos del género de las amebas que viven en el suelo y en el agua, y esperan el momento idóneo para colarse y convertirse en un visitante bastante molesto e indeseable. Sobre todo para aquellas personas que usan lentes de contacto (el principal factor de riesgo), y que representan el 85% de los casos afectados por esta dolencia.

Una vez que logra penetrar en el ojo humano, la Acanthamoeba comienza a comerse la córnea, causando dolor, lagrimeo, sensibilidad a la luz y otros síntomas desagradables que, en la mayoría de las ocasiones, se diagnostican de forma errónea: “Aunque no todos, todavía hay oftalmólogos que no están mentalizados y cuando se encuentran con manifestaciones como estas en algún paciente hacen pruebas de todo tipo y se olvidan de hacer las de acanthamoebas, que suelen quedarse para el último lugar”, explica la doctora Ines Sifaoui. 

Si pasan unas semanas y la enfermedad no se trata el parásito se hace resistente y adquiere la forma de quiste, mucho más difícil de erradicar. La única opción que queda entonces es aplicar la terapia indicada contra la queratitis por Acanthamoeba que, a día de hoy, es un tanto molesta, ya que requiere de mucha disciplina por parte del paciente: hay que ponerse el colirio prescrito durante varios días, cada hora e incluso cada media, día y noche, lo que implica dormir muy poco si se está en tratamiento. Pero es la única forma de vencer al parásito.

La gravedad de las lesiones provocadas tampoco debe de llevar a engaño ni a alarma. Las amebas son parásitos de vida libre que campan a sus anchas por todos lados. Son muchas las personas que están expuestas a estos organismos pero pocas las que resultan infectadas porque, normalmente, se eliminan al lavarse. En el caso de la gente con lentillas de contacto, una mala higiene o la falta de determinados cuidados, como el hecho de no quitárselas al bañarse en una piscina, pueden ser causantes de una infección. 

La fórmula 

La búsqueda de una alternativa verdaderamente eficaz a los colirios actuales, no demasiado efectivos y un tanto tóxicos y perjudiciales para la salud, es lo que ocupa desde hace tres años a Sifaoui, investigadora principal de un proyecto centrado en la creación y desarrollo de un medicamento que combata con eficacia la queratitis por Acanthamoeba. “El objetivo final del proyecto es patentar la fórmula en la que estamos trabajando. Tenemos la optimización del componente y en estos momentos estamos esperando a la dotación económica para poder adquirir los reactivos y probarla”.

Mientras, en el proceso de estudio y redacción de la patente, trabajan codo con codo con la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la ULL: “Hemos enviado a la OTRI la composición que tendría el nuevo colirio para que nos asesoren sobre los próximos pasos que tendríamos que dar”. Unos pasos que pueden derivar en un proceso que se dilate demasiado en caso de que se opte por la comercialización de un colirio propio, una vez patentada la nueva fórmula. 

Estamos hablando de un recorrido tan largo como complicado, que podría alcanzar los 10 años, como mínimo. Y es que, además de muy costosa, la creación de un nuevo colirio tendría que pasar por todo tipo de ensayos, clínicos y preclínicos. “Habría que hacer pruebas in vitro en animales, ‒explica la bióloga‒, y ensayos médicos con pacientes”. Una larga espera que no se contempla por el momento.

La vía que sí se contempla y que simplificaría muchísimo el nacimiento de este nuevo compuesto es escoger un colirio presente en el mercado (alguno indicado para el ojo seco, por ejemplo) y aplicarle esta fórmula como segunda actividad contra la Acanthamoeba. La patente de este segundo uso en un colirio ya comercializado evitaría esa fase clínica y ampliaría el campo de las afecciones contempladas en ese fármaco específico. 

Y esta etapa, en concreto, la realizará la empresa Cinfa, uno de los laboratorios farmacéuticos más punteros de España, líder en el mercado de los fármacos genéricos, y que da soporte al proyecto. Su labor consiste en realizar los estudios de mercado y de proveer a la ULL de los compuestos y reactivos necesarios para poder desarrollar la fórmula, que muy probablemente pueda tener dos variantes: una solución tratante y otra preventiva.

El equipo

El equipo humano con el que esta bióloga tunecina trabaja día a día en el laboratorio de amebas de vida libre y de terapia antiprotozoaria, toda una referencia en este campo, lo componen Jacob Lorenzo Morales, su director de proyecto, y los investigadores José Enrique Piñero, Enrique Martínez Carretero y José Bruno Fariña Espinosa. Junto a ellos vivió, sin duda, un hecho increíble el pasado año, al contribuir a la salvación de una niña de Toledo afectada por la temible ameba conocida como ‘comecerebros’. 

Su intervención fue básica para lograr hacer un diagnóstico acertado y salvarle la vida a esta pequeña de 10 años, ya que este terrible parásito (Naegleria fowleri), resulta mortal en el 97% de los casos: “Jacob estuvo más en contacto con ellos todo el tiempo, pero puedo decir que la satisfacción que tuvimos fue tremenda porque contribuimos a que esta pequeña, ahora en rehabilitación, tenga toda una vida por delante, algo imposible si no se hubiese hecho el diagnóstico correcto desde el principio”.

Esa satisfacción personal la experimentó con la que considera su “segunda familia”, la familia de compañeros que ha encontrado en la ULL, y a la que está vinculada desde 2011, cuando venía a Tenerife a hacer estancias cortas como investigadora y decidió quedarse. “Desde el principio me encantó trabajar aquí porque lo tengo todo, profesional y personalmente. Puedes encontrar laboratorios importantes donde trabajar, y en muchos países, pero el aspecto personal es otra cosa, no es tan fácil que te acepten así como así”.

No solo se siente aceptada, sino absolutamente integrada, tanto, que bromea con cómo la gente la para por la calle para preguntarle dónde pueden adquirir los pañuelos tan coloridos y bonitos que usa a diario para cubrir su cabeza, y que son todo un símbolo de su identidad. Y es que Ines Sifaoui es ya una investigadora más de la ULL desde que hace años se estableció el convenio entre la universidad lagunera y la Universidad de Cartago (Túnez), donde cursó sus estudios y se licenció en Bioingeniería. Fue en 2016 cuando comenzó su postdoc con el programa Agustín de Betancourt, en el que lleva trabajando ya tres años, y con el que espera poder concluir el proceso de la patente del colirio. 

El compuesto

Junto al desarrollo del colirio, Sifaoui busca otro tipo de compuestos y moléculas de escasa toxicidad y capaces de inhibir la actividad de la Acanthamoeba, como ya hizo en su tesis doctoral con el extracto de olivo. “De forma paralela, estamos desarrollando una línea de investigación con un compuesto que posee muy buena actividad amebicida, y esperamos completar los ensayos para poder patentarlo. Aunque no podemos dar nombres, sí que puede decirse que se trata de un compuesto que está resultando muy efectivo”, y en el que se está trabajando en colaboración con investigadores del Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González (IUBO-AG).

Todos los intentos son pocos para luchar contra este parásito “rebelde e inteligente” que quiere continuar investigando en un futuro: “Comencé en esto interesándome por la leishmania, un género de protozoos que provoca infecciones en humanos y animales, pero una vez que empecé a investigar y a conocer más y más sobre la Acanthamoeba, mi objetivo ha sido siempre mantenerme en esta línea, que espero poder seguir desarrollando”.

Además de poner todo su empeño en derrotar a los parásitos, esta doctora tunecina, brillante, positiva y ya casi curtida en combatir el frío y la humedad lagunera, tiene otro objetivo a corto plazo: sacarse el certificado del idioma español. “Hablo más o menos el español pero me cuesta escribirlo porque en mi trabajo me manejo más con el inglés, y es una asignatura pendiente que tengo que resolver en breve para continuar investigando aquí”, concluye.

Gabinete de Comunicación


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