Skip to main content

Viajando al futuro climático de Canarias

martes 23 de marzo de 2021 - 11:11 GMT+0000

¿Se puede predecir el futuro? La respuesta es contundente, sí. Por supuesto no estamos hablando de profetas ni videntes, no nos referimos a jugar a realizar predicciones vagas y poco claras que se lanzan con la esperanza de acertar. Hablamos de predecir lo que va a suceder mañana o dentro de una semana. Desde hace tiempo la ciencia es capaz de mirar al futuro y lanzar pronósticos, lo que ha cambiado en los últimos años es su capacidad de acierto. La meteorología es el gran ejemplo de esta capacidad predictiva. Los que ya tienen una edad lo habrán comprobado en sus carnes. Las predicciones meteorológicas de hace unos años eran poco fiables, más aún si nos íbamos a varios días vista. Recordamos cómo los hombres y mujeres del tiempo sufrían la escasa fidelidad de las previsiones. “Eres más malo que el hombre del tiempo” decían. Ellos, pobres, poco podían hacer.

El poder de cálculo de hace una o dos décadas era muy limitado y las variables a tener en cuenta muchas. Pero todo esto ha cambiado en los últimos años. Ahora podemos saber con más de una semana de antelación qué tiempo tendremos en una región concreta, si lloverá o hará calor. La gran nevada que sepultó Madrid este pasado mes de enero fue anunciada diez días antes, y ya todos hoy sabemos que dieron en el clavo.

Esto ha sido posible gracias a la nueva potencia informática integrada en los superordenadores, máquinas capaces de ingerir la descomunal cantidad de parámetros meteorológicos y algoritmos, procesarlos y vomitar una predicción. Por si todo esto fuera poco, la recién llegada Inteligencia Artificial es capaz de comparar las predicciones con el tiempo real e ir corrigiendo el modelo cada instante.

Un excelente ejemplo lo encontramos en el Grupo de Observación de la Tierra y la Atmósfera (GOTA) de la Universidad de La Laguna. Este grupo de investigadores, con el que hemos querido celebrar el Día Meteorológico Mundial, tiene su base de operaciones en la Sección de Física. Desde allí trabajan en varios proyectos de investigación que tienen un denominador común: el estudio de la meteorología y climatología de nuestra región.

El océano, nuestro clima y nuestro tiempo

Este año, la Organización Meteorológica Mundial (WMO) dedica su día a la influencia de los océanos en el clima de la Tierra. La organización meteorológica lo justifica de esta manera: “El océano cubre alrededor del 70 % de la superficie de la Tierra y es uno de los principales condicionantes del tiempo y el clima del planeta. Tampoco se puede olvidar la función trascendental que desempeña en el cambio climático. Es, asimismo, uno de los principales motores de la economía mundial, puesto que es la vía por la que transita más del 90% del comercio mundial y proporciona sustento al 40% de la humanidad que vive a menos de 100 km de la costa”.

Juan Pedro Díaz.

El investigador principal del grupo GOTA, Juan Pedro Díaz, destaca el papel de los océanos en el clima. “Atmósfera y océano están acoplados, por eso en los modelos tenemos que incluir datos de ambos lugares. En Canarias lo vemos de una forma muy clara. Gracias a la Corriente Fría de Canarias esta región climáticamente es muy diferente a la de los territorios que están a la misma latitud, al otro lado del Atlántico, allí tienen un clima tropical y aquí no, y eso es gracias al océano. Pero también estas ingentes cantidades de agua pueden retrasar los posibles efectos correctores del cambio climático”. La WMO advierte en este punto que el océano absorbe más del 90 % del exceso de calor atrapado en el sistema climático a causa de los gases de efecto invernadero, protegiéndonos así de un aumento de temperatura aún mayor debido al cambio climático. “Sin embargo, el precio que debemos pagar por esa protección es muy elevado, porque el calentamiento de los océanos y los cambios en su química ya están trastocando los ecosistemas marinos y la vida de las personas que dependen de ellos”, repone la citada institución.

La atmósfera se calienta mucho más rápido que los océanos, pero también se enfría con más rapidez, sin embargo, el agua de los océanos tiene una mayor inercia. Así de gráfico lo expresa Díaz. “Si mañana cerráramos todas las fábricas y no emitiéramos ni un gramo más de C02, la temperatura de la Tierra continuaría subiendo durante mucho tiempo gracias a la inercia térmica de los océanos”. Tenemos el clima que tenemos gracias a esta corriente fría. Una alteración en su dinámica o temperatura afectaría a nuestro admirado clima templado. ¿Afectaría o nos está ya afectando?

Los datos: la temperatura está subiendo

El grupo GOTA lleva muchos años investigando el clima de la zona macaronésica a través, entre otros, del proyecto PLANCLIMAC. La iniciativa, que incluye los archipiélagos de Cabo Verde, Canarias, Azores y Madeira, tiene como objetivo mejorar el conocimiento sobre los efectos del calentamiento global y su incidencia en la Macaronesia. A su vez, favorece la inclusión de los diferentes escenarios climáticos posibles para conocer la evolución del clima de manera anticipada, así como el seguimiento continuo de los recursos naturales y territoriales. Además, plantea acciones específicas dirigidas a la lucha contra el cambio climático para disminuir o prevenir los efectos originados por este proceso.

Después de muchos años de trabajo ya pueden afirmar que algo está cambiando. “Los datos son claros, hay una tendencia a un aumento de la temperatura, y además vemos que esta tendencia no es igual en costa, medianías o en la cumbre, de hecho, observamos que los cambios están siendo más bruscos en zonas altas. Tener esto en cuenta es fundamental a la hora de planificar, por ejemplo, la conservación de especies de animales y plantas en estas zonas”. Los modelos realizados por este equipo de investigación de la Universidad de La Laguna son los primeros que pueden aportar este tipo de datos tan afinados.

Los modelos climáticos hacen predicciones sobre el territorio. En terrenos amplios, continentales y homogéneos los grandes modelos funcionan bien. Pero cualquiera que conozca Canarias sabrá que el tiempo que se disfruta en el Teide no tiene nada que ver con el de La Laguna. Para los modelos que se utilizan normalmente, Tenerife, por ejemplo, solo representa un píxel, una unidad de unos 100 kilómetros. Es como si en el mapa del tiempo plantamos un gran Sol sobre toda la isla, sin diferenciar que, seguramente el norte estará cubierto por un gran mar de nubes mientras que el sur se esté disfrutando de un día completamente despejado. Lo que ha hecho GOTA es crear un modelo con una resolución de pocos kilómetros, algo que reconocen muchos expertos externos como único en el mundo en estos momentos. “Muchos revisores de revistas donde enviamos nuestros artículos nos confiesan que este modelo de tanta resolución es inédito, que no han visto nada igual en el mundo”.

Francisco Javier Expósito González.

Esta climatología regional requiere de un esfuerzo computacional impresionante, inédito hasta el momento. Los investigadores del grupo Juan Carlos Pérez Darías y Francisco Javier Expósito González le ponen cifras. “Hay que tener en cuenta que cada celda es de tres kilómetros cuadrados, además nosotros recalculamos todo cada cinco segundos para los próximos cien años. Esto ha sido posible gracias a la gran colaboración del superordenador Teide HPC, situado en el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER). Sin la potencia de esta máquina el trabajo sería imposible. “Llevamos ocho meses de manera ininterrumpida utilizando un millar de procesadores de este ordenador las 24 horas del día, lo que ha generado ya algo más de 80 terabyte (83.886.080 de Megas) de datos”.

El Teide HPC es un monstruo informático que dispone de más de 1.100 nodos que son capaces de operar 370 teraflops (billones de operaciones por segundo) de capacidad de cálculo. Esto equivale a 10.000 ordenadores de mesa operando a la vez, lo que lo convierte en el segundo superordenador más potente de España y el 183 del mundo.

¿Cómo será el clima de Canarias en los próximos años?

Gracias a la potencia del superordenador Teide HPC y al diseño e interpretación de los datos del grupo GOTA, ya se han publicado las primeras predicciones para el clima de las islas. “Se observa un aumento de las temperaturas de unos seis grados en el escenario menos favorable; en otros modelos más favorables el incremento sería de dos grados hacia final del siglo. Lo que dicen los modelos claramente es que este aumento de temperatura será más elevado en altura que a nivel de costa. Estos datos indican que las cumbres de las islas serán las más castigadas por el ascenso térmico, un aspecto que los investigadores ven como fundamental a la hora de programar planes de conservación de las especies”.

Una de sus consecuencias será que la temporada de incendios forestales se alargará más allá de los meses de verano, e incluso no descartan que se produzcan durante todo el año. “En cuanto a las lluvias, los modelos lanzan un descenso neto en la precipitación. Que cada vez llueva menos es un problema más grave que el aumento de las temperaturas”, señala el investigador principal de GOTA.

Juan Carlos Pérez.

Cuando la tormenta tropical Delta asoló la isla de Tenerife en 2005 se anunció que el cambio climático haría que estos episodios, por ahora aislados, fueran cada vez más comunes. En los últimos años hemos visto cómo otras tormentas tropicales e incluso huracanes se han acercado peligrosamente a las islas. Por ahora las islas han quedado al margen de las trayectorias de estas grandes tormentas, pero ¿hasta cuándo? “No vemos en los modelos que se vayan a producir más eventos meteorológicos extremos o violentos, pero por poco, estamos al límite”, aseguran los investigadores de la Universidad de La Laguna.

El clima y el futuro del turismo

Esto lanza una pregunta muy interesante, ¿seguirá siendo Canarias un lugar tan atractivo climáticamente para los turistas? “Estamos estudiando la confortabilidad del clima de Canarias en el futuro. Cuánto de confortable será el tiempo para ir a la playa o disfrutar de la naturaleza”. Estas islas son famosas por sus días cálidos, pero no muy calurosos y por sus noches frescas, pero no frías. Al turista que va a la playa no le gusta que haga frío, pero tampoco mucho calor, como en el Caribe, quiere disfrutar de un día de playa sin que el calor sea muy agobiante. “Lo que exponen los modelos es que en verano la confortabilidad de la playa disminuirá por el aumento de la temperatura, aumentará también el número de noches de bochorno y tropicales en los meses de verano; sin embargo, en invierno la confortabilidad aumenta”.

Esto puede que modifique el flujo actual de movimiento de turistas. Si hay algo que hace especial a nuestro archipiélago, frente a otros destinos competidores, es que nuestro clima nos permite recibir turistas durante todo el año. Esta variación de la confortabilidad podría mover el turismo a únicamente los meses de invierno. Pero hay que tener en cuenta que las temperaturas también ascenderán en los lugares de procedencia de nuestros turistas, las predicciones auguran unos inviernos más suaves y cálidos en todo el norte de Europa, lo que puede que desmotive al potencial turista y baje su interés por viajar.

Los investigadores e investigadoras que se dedican al estudio del clima viajan con asiduidad al futuro, lanzan sus máquinas del tiempo, que ellos llaman “modelos”, y regresan al presente con una valiosa información. Según las predicciones para este siglo el escenario no es muy alentador, más aún si tenemos en cuenta que vivimos en un territorio fragmentando y desconectado de suelo continental, lo que nos obliga a ser autosuficientes. Que cada vez llueva menos y que las temperaturas aumenten nos pone en un brete del que aún estamos a tiempo de salir.

Unidad de cultura científica y de la innovación (UCC+i) Cienci@ULL


Archivado en: Ciencia ULL, Investigación, Protagonistas

Etiquetas: , , ,