Skip to main content

Campus América concluye que la agricultura futura debe mejorar el medio ambiente y la soberanía alimentaria

viernes 21 de octubre de 2022 - 09:49 GMT+0000

Juan Carlos Santamarta antes de comenzar el seminario.

El agua y la producción agroecológica en un escenario de cambio climático fueron los ejes conductores del seminario “Retos de la agricultura en América y Canarias para el siglo XXI” realizado el pasado jueves 20 de octubre en Campus América, con participación de científicos canarios y mexicanos. En la inauguración participó el coordinador del seminario, el profesor y director adjunto de la Sección de Ingeniería Agraria, Juan Carlos Santamarta, y la ministra Guadalupe Moreno Nava, directora general del Instituto Tecnológico Superior de la Sierra Norte (ITSSN) de Puebla (México).

Santamarta recordó que este seminario nace de la colaboración desde este último año con la institución mexicana en materia de intercambio, investigación y formación del alumnado e investigadores. Como anécdota, se dio la circunstancia de que dos alumnos mexicanos que habían cursado su último año en la institución lagunera, Alma Cristina González y Crystian Aldana, leyeron sus tesis al finalizar el seminario.

Guadalupe Moreno abrió el seminario presentando el Instituto Tecnológico Superior de la Sierra Norte de Puebla. Expuso las principales características de la agricultura en México, comenzando por sus principales cultivos, como el maíz, el frijol, la alfalfa, el plátano, la manzana, la caña de azúcar y el aguacate, entre otros. Destacó que, en México, hay 5,4 millones de agricultores con 30 millones de hectáreas destinadas al cultivo agrícola cuyos productos se exportan, principalmente, a Estados Unidos, Brasil y Chile.

Concluyó su participación destacando que uno de los objetivos de la región es crear escenarios para responder a corto y medio plazo, con la promoción de investigaciones centradas en el clima, para ayudar a pequeños agricultores a adaptarse a las crisis climáticas. También afirmó que es necesario aumentar y mantener los rendimientos agrícolas de forma rentable y sostenible mediante la reducción de gases de efecto invernadero. Abogó por empoderar a los agricultores para innovar en sus campos y comunidades y por probar métodos nuevos y tradicionales para hacer que la extensión y adopción de tecnologías, sean más eficientes y efectivas.

Juan Carlos Santamarta continuó con la ponencia “Retos de la agricultura de las Islas Canarias en el siglo XXI”, que comenzó describiendo la agricultura que actualmente se hace en las islas, sus condicionantes y los productos más representativos, como el plátano, tomate, hortalizas, forrajeras, la piña tropical y otros. Destacó su calidad, por las numerosas denominaciones de origen que existen en el archipiélago y por su perfil tradicional y ecológico. Comentó que la mayoría se exporta y que hay muy poco consumo interior. “La asignatura pendiente es aumentar la soberanía alimentaria”, afirmó.

Repasó durante la exposición las diferentes instituciones destinadas a la formación e investigación en materia agraria en las Islas, como la propia Universidad de La Laguna, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) y el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC). No se olvidó de los diferentes centros de formación profesional distribuidos por las islas, de los que reconoció que hacían un trabajo de base fundamental para el futuro de la agricultura en Canarias, como los centros de formación de Arucas, Los Llanos, Tacoronte o Lanzarote. Destacó, dentro de estas formaciones, la del Técnico en Producción Agroecológica de nueva implantación.

Sobre los problemas que presenta la agricultura en las islas, enumeró el abandono de fincas; que el campo es poco atractivo para la juventud; que es un sector muy atomizado y disperso; sus elevados costes de producción (agua, insumos…); la gran competencia externa, a veces, de otros países con menos restricciones que exige la Comunidad Europea, lo que hace una competencia desleal al agricultor canario; la distancia a los mercados principales; la dificultad de mecanización de las explotaciones por la orografía; y el acceso y coste del agua.

Con respecto a este último punto, Santamarta, cuya especialidad son los recursos hídricos en islas, proporcionó bastantes claves sobre el agua en las islas y su relación con la agricultura. Primero, destacó que la mayor parte de las aguas subterráneas en las Islas se destinan a la agricultura. “Actualmente, las aguas subterráneas siguen siendo fundamentales y estratégicas en el archipiélago, no son cosa del pasado” matizó. Los porcentajes hablan por sí solos: en Tenerife el 85% del agua proviene del subsuelo, y el 95% en La Palma.

Sobre la desalinización del agua de mar, el profesor indicó que es consciente que existe un debate sobre su uso en la agricultura. A este respecto, Santamarta dio a entender que las plantas son necesarias en algunas islas donde no hay otra fuente de obtener los recursos hídricos, y que la producción industrial de agua complementa a la extracción de recursos hídricos subterráneos en islas como Tenerife, Gran Canaria o El Hierro. “Es importante tener este complemento para evitar cargar toda la oferta de agua a los acuíferos, y evitar en cierta manera la sobreexplotación de las reservas”.

Pero, por otro lado, indicó que el coste económico y ambiental de la desalinización de agua de mar es elevado. “Las plantas se alimentan de energía eléctrica, que en un 94 % proviene de quemar combustibles fósiles, por lo que la huella ecológica de esta tecnología, a día de hoy, si no operan con energías renovables, que en archipiélago rondan el 6% de la producción de energía, es muy elevada”.

En Baleares, donde Santamarta participó como asesor científico para la mejora de la eficiencia del ciclo del agua, se ha desarrollado un plan para integrar las renovables en las plantas de desalinización de agua de mar, indicó. “Es difícil comprender también que parte de esa agua producida de manera industrial se pierde en su transporte a los centros de consumo en un 30-45%, lo cual es ineficiente” añadió.

Finalmente, expuso con relación a esta cuestión, que para poder usarse esa agua en la agricultura, era necesario un postratamiento para corregir carencias y desequilibrios nutricionales, remanentes de sodio, cloro o bicarbonatos y que había que tener precaución con el boro, porque en algún caso podría ser fitotóxico. Clasificó también los consumos, indicando que cultivo que más consume agua en las islas es el plátano, seguido por la papaya, aguacate y, finalmente, la papa.

Concluyó su exposición alabando el esfuerzo y los beneficios de la agricultura desarrollada en Canarias. “Su papel en el paisaje de las islas es una externalidad incalculable”. También destacó el papel que tuvo durante el Estado de Alarma. “Al igual que en México, tenemos varios retos importantes, el cambio climático, la reducción de la huella hídrica de los productos, aumentar la producción agroecológica como así establece Europa y por el respeto de estas técnicas con el medio ambiente, que el campo sea atractivo para los jóvenes y que haya instrumentos para que sea rentable, aumentando el autoconsumo y productos de kilómetro 0”, concluyó.

Las siguientes ponencias se centraron en la agroecología realizada en el estado de Puebla (México). La bióloga Layli Sara Álvarez Heintz del (ITSSN), disertó sobre “Experiencias agroecológicas en huertas frutícolas de Zacatlán”. Destacó que el cultivo principal eran manzanas que curiosamente fue llevado por canarios a Puebla.

La doctora Neri Yoana Aguilar Paniagua habló sobre las “Estrategias para el rescate de la soberanía alimentaria y producción agrícola sustentable en la Sierra Norte de Puebla, México”. Estas experiencias concluyeron que tenían menos en el medio ambiente, reduciendo las emisiones de carbono, nula contaminación al reutilizar desechos en compostajes, biopreparados, aumento de la vida microbiana de los suelos, ahorro en el agua destinada para riego con la implementación de la captación del agua de niebla y humedales, aumento de la biodiversidad, rescate de variedades de fruta perdidas, aumento de especies polinizadoras (abejas), manejo integrado de plagas y enfermedades y finalmente mejora de los ecosistemas y espacios verdes de la región.

Para concluir el seminario, la investigadora de la Universidad de La Laguna Noelia Cruz Pérez habló sobre la huella hídrica de los principales cultivos de Canarias, como el plátano o el aguacate. La huella hídrica es un indicador medioambiental que mide el volumen de agua dulce utilizado a lo largo de toda la cadena de producción de un bien de consumo o servicio. En este caso se estudiaron diferentes cultivos. Destacó la variedad de resultados entre las explotaciones estudiadas.


Archivado en: Campus América, Campus América 2022, Destacado, Investigación, Portada ULL

Etiquetas: , , , , , , , ,