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Una investigación de la Universidad de La Laguna indaga en la presencia del fluoruro en bebidas refrescantes

martes 23 de enero de 2024 - 09:40 GMT+0000

Canarias destaca dentro del panorama nacional por ser una región de fluorosis endémica, identificada por el característico síntoma de moteado de dientes. Esto se debe a las particularidades propias del sistema de abastecimiento, especialmente es la isla de Tenerife, que se nutre de aguas subterráneas que se han filtrado a través de los suelos volcánicos que son ricos en fluoruro, así como por la distribución poblacional. Todo ello hace que el agua sea la principal fuente de exposición dietética, es decir, de vía de contacto principal de los humanos con, en este caso, el fluoruro.

Resulta evidente la necesidad de realizar estudios que aporten una mejor perspectiva sobre esta situación, centrándose no solo en la principal fuente conocida, sino en el aporte global de la dieta. Este planteamiento se hace más necesario a medida que las pautas de consumo se modifican y se incorporan nuevos alimentos y hábitos a la sociedad.

Dentro de este marco, el Grupo Interuniversitario de Toxicología Ambiental y Seguridad de los Alimentos y Medicamentos de la Universidad de La Laguna, liderado por Arturo Hardisson, catedrático de Toxicología, ha realizado recientemente un estudio de la mano del doctorando Samuel Alejandro Vega y la investigadora Soraya Paz Montelongo acerca de la determinación de fluoruro y evaluación de la exposición por el consumo de bebidas refrescantes.

En este artículo científico se confirman estos alimentos como fuente dietética de fluoruro, además de señalar la no recomendación de su consumo en menores de tres años, así como su moderación entre los cuatro y ocho años de edad. Alejandro Vega explica que cabe la posibilidad de superar los valores de seguridad establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria si se considera el aporte del resto de componentes de la dieta habitual, tomando como valor de referencia el consumo de una lata diaria (es decir, 330 mililitros).

Sin embargo, no se ha estimado la posibilidad de que exista un riesgo para el promedio de la población adolescente y adulta siempre que se mantenga un consumo responsable. Esta investigación, publicada en la revista estadounidense Biological Trace Element Research, compara la presencia de este anión en función de la propia denominación comercial y el sabor en un total de 200 muestras comercializadas en Canarias, para posteriormente realizar una evaluación de la exposición y caracterización del riesgo en diferentes escenarios de consumo.

Aparte de las recomendaciones mencionadas previamente, otro de los resultados de interés del estudio es la importancia de los ingredientes de estas bebidas. Pese a estar compuestas en gran medida por agua, se han apreciado diferencias significativas entre las distintas denominaciones y sabores, y es notablemente superior la concentración de las bebidas refrescantes de extractos, con una media de 2.45 mg/L, frente a otras, como por ejemplo las bebidas que contienen zumo de fruta, que registran una concentración media de 1.09 mg/kg.

Las bebidas refrescantes a base de extractos abarcan lo que comúnmente se identifica como tés helados y se hipotetiza que precisamente la presencia de extractos de té sea la causante de estos valores, debido a estudios previos donde se ha identificado al té como una fuente importante de este anión en la dieta.

Gracias a este estudio y otros similares realizados en el grupo de investigación de la Universidad de La Laguna se está avanzando hacia una mejor comprensión de la realidad regional en cuanto a la evaluación de riesgo por este anión y otros tóxicos, con el objetivo de obtener la información que permita mejorar la calidad y la seguridad de los alimentos y entorno.


Archivado en: Destacado, Investigación, Obstetricia y Ginecología, Pediatría, Medicina Preventiva y Salud Pública, Toxicología, Medicina Legal y Forense y Parasitología, Portada ULL

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