Dentro del marco de las XLIII Jornadas de Economía de la Salud que tendrán lugar en junio en la Universidad de La Laguna, organizadas por la Asociación de Economía de la Salud y el centro académico, se celebró la pasada semana la jornada técnica titulada “Hacia la integración de la atención sanitaria y social de las personas dependientes”, en las que participaron expertos de los ámbitos clínico, económico, jurídico y gestor.
La estancia en el hospital de pacientes dependientes que tienen el alta médica, pero siguen ocupando una cama porque no hay un recurso apropiado que permita su traslado, es lo que se conoce como bloqueo de camas. No es un problema exclusivo de la comunidad canaria, ni tampoco del Estado español, existe en otros países de nuestro entorno, pero no por ello deja de ser un elemento muy importante, en particular den la comunidad canaria: en los últimos meses de 2023 se alcanzó el pico de entre 550 y 600 pacientes dependientes con el alta médica que permanecían ingresados en los hospitales públicos del Servicio Canario de la Salud.
“El bloqueo de camas es una anomalía en el funcionamiento de la atención sanitaria y social a las personas dependientes. Es un claro caso de ineficiencia en el uso de los recursos públicos y además produce situaciones de inequidad”, señaló el profesor Ignacio Abásolo Alessón, coordinador de este evento. Actualmente, la cobertura pública de la atención sanitaria y la atención social están regidas por sistemas (de provisión y financiación) separados, lo que no ayuda a resolver la problemática señalada antes, explica.
Desde el propio sistema sanitario están surgiendo algunas propuestas innovadoras de gestión, tres de las cuales fueron presentadas en la primera mesa de ponencias de la Jornada Técnica (manejo del delirium, hospitalización a domicilio y gestión de pacientes dependientes al alta hospitalaria), tres ‘árboles de un bosque’ (el de la integración sanitaria y social) que se presentó en la intervención final.
La primera mesa de ponencias estuvo moderada por Abásolo Alessón (de la Universidad de La Laguna) y comenzó con la presentación de Luis Pedro Martínez del Castillo, coordinador de la Unidad de Calidad y Seguridad del Paciente del Hospital Universitario Nuestra Sra. de Candelaria, sobre el delirium (que afecta a una parte de los pacientes dependientes), sus causas, consecuencias y prevención. Señaló que la prevención de este fenómeno debe ser una prioridad en el ámbito hospitalario, ya que se trata de un síndrome con un gran impacto en los resultados en salud y que podría prevenirse en el 30-40% de los casos.
Miguel Ángel Ponce González, director gerente del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, se centró en la hospitalización a domicilio (HAD). Señaló que, a nivel clínico, reduce las infecciones nosocomiales, los fenómenos de ‘hospitalismo’
y los episodios de confusión mental o depresión en los ancianos. Además, hay una mayor satisfacción de los pacientes y, de hecho, mejora y humaniza la relación entre el personal sanitario y el paciente, respeta la intimidad e incrementa la comodidad e integra a la familia en el proceso curativo. En cuanto a la gestión de los recursos, facilita el acceso hospitalario a los procesos agudos al liberar camas y disminuye los costes marginales de la hospitalización. Por tanto, concluyó que potenciar este modelo asistencial ayudará a la integración sociosanitaria.
Por su parte, Ingrid Rodríguez Manzano trató sobre la gestión interdisciplinar de los pacientes dependientes en el hospital, haciendo referencia al caso de la Unidad de Valoración Geriátrica del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín a la que pertenece. Resaltó que hay que tomar un rol activo, responsable y probablemente preventivo para el abordaje del paciente crónico y dependiente. Añadió que la formación y la atención especializadas son efectivas y eficientes en términos de calidad de vida y de costes sanitarios.
Juan Oliva Moreno, catedrático de Economía de la Universidad de Castilla La Mancha, cerró esta mesa de presentaciones hablando de la panorámica económica e institucional de la integración. Señaló que es preciso partir de una narrativa común que identifique dónde estamos y dónde queremos ir, en un marco de planificación conjunta; que el liderazgo político y el profesional son esenciales para arrancar primero, y después avanzar en esta tarea; que se precisa contar con un alto grado de realismo y paciencia (hay unos costes inevitables a corto plazo y los rendimientos llegarán en el medio y largo plazo); que se requiere de una evaluación continuada de los avances e identificación de los cuellos de botella.
La segunda mesa de debate estuvo moderada por Beatriz González López-Valcárcel, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En particular, el profesor Guillem López-Casasnovas, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, explicó que sin un buen sistema de información va a resultar imposible evaluar los resultados en salud de las distintas formas de integración sociosanitaria. Y en el mientras tanto -añadió- conviene ir eliminando los incentivos perversos hoy para una mínima cooperación (por ejemplo, con sistemas de financiación más basados en la población destinataria que en los recursos de cada proveedor).
Francisco Villar Rojas, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de La Laguna, aportó la visión jurídica, indicando que el bloqueo de camas de agudos es un problema de articulación de dos servicios públicos: la asistencia sanitaria y la atención a la dependencia. Según Villar, la solución pasa en buena medida por la consolidación del sistema público de dependencia. Añadió que cualquier medida que se adopte debe tener en cuenta a los usuarios del servicio público sanitario con derecho, entre otras, a la prestación de atención sociosanitaria, y personas en situación de dependencia, con derecho al reconocimiento de esa condición y a las prestaciones.
Eva Gallego González, del Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias, abordó la visión clínica, resaltando que la permanencia de pacientes de alta médica dentro de los hospitales de agudos conduce al deterioro de la salud mental y física de los usuarios y también de los profesionales sanitarios. Señaló también que en los pacientes que permanecen de alta dentro del hospital, esos efectos negativos sobre la salud pueden perpetuarse y agravarse con el tiempo. Los pacientes más vulnerables biológica o socioeconómicamente tienen mayor riesgo de desarrollar esas complicaciones, lo que genera situaciones de inequidad y, de forma colateral, edadismo.
Por último, Rita Tristancho Ajamil, directora general del Paciente y Cronicidad del Servicio Canario de la Salud, cuya participación recogía la visión gestora/estratégica, empezó indicando que la efectiva integración de los servicios sociosanitarios es clave para abordar el fenómeno del bloqueo de camas, pero es un proceso complejo, especialmente en Canarias, donde la situación se ha agravado tras la pandemia. Señaló que la Consejería de Sanidad responde a este desafío creando la Dirección General de Paciente y Cronicidad -que ella misma dirige-, focalizada en diseñar medidas para evitar que pacientes crónicos de alta complejidad lleguen a los hospitales. En su opinión, la Estrategia de Salud Comunitaria permitirá identificar a la población según sus determinantes sociales, con diagnósticos comunitarios desde equipos de atención primaria. Finalizó indicando que establecer alianzas entre servicios sanitarios y sociales es crucial, por lo que el Gobierno de Canarias ha aprobado la primera Estrategia para la Coordinación de la Atención Sociosanitaria, que garantizará una respuesta eficaz a las demandas de la población en esta área.