En el número 22 de la revista Economic Modelling, correspondiente al año 2005, se ha publicado el trabajo titulado Modelling the hourly Spanish electricity demand, realizado por los investigadores Gloria Martín Rodríguez y José Juan Cáceres Hernández, de la Universidad de La Laguna.
Se trata de un estudio de la demanda horaria de energía eléctrica en España en el periodo comprendido entre 1998 y 2001. Los datos utilizados corresponden a la información pública proporcionada por el Operador del Mercado de Electricidad (OMEL) y disponible en http://www.omel.com, donde también se definen las magnitudes asociadas a la demanda de energía eléctrica.
En particular, el trabajo comentado pone el énfasis en la relevancia de las fluctuaciones de corto plazo más que en el obvio crecimiento a largo plazo. El método propuesto, basado en la introducción de las denominadas funciones splines en un modelo estructural de series temporales, permite aislar y describir las variaciones estacionales de alta frecuencia que pueden estar presentes en la demanda horaria y, en tal sentido, resulta ventajoso frente a otras aproximaciones en las que cada una de las variaciones estacionales se estima como si las demás no estuvieran presentes.
La demanda de energía eléctrica presenta un carácter enormemente complejo y fluctuante, lo que, de entrada, supone un handicap para su predicción. En cualquier caso, y desde este mismo punto de vista, la consideración por separado de las fluctuaciones estacionales de periodo diario, semanal y anual constituye una guía para planificar la oferta y, en particular, permite identificar los puntos álgidos de la demanda según la hora del día, la semana o el año, así como los momentos en los que las demandas son mucho menores.
En concreto, la evolución de la demanda presenta una fuerte estacionalidad en el plano anual que, posiblemente motivada por factores climatológicos y sociales tales como la temperatura, la luminosidad o las vacaciones, justifica las diferencias entre el invierno y el verano. A corto plazo, se aprecia que la demanda en cada una de las horas de los días festivos es más moderada que en los días laborables. En general, a lo largo de un día, la demanda es más baja en horas nocturnas, comenzando a subir en las primeras horas de la mañana y manteniéndose a partir del mediodía, para crecer de nuevo por la tarde en aquellas horas en que los usos domésticos coinciden con los usos industriales.
Finalmente, y teniendo en cuenta que el consumo de energía eléctrica depende, entre otros factores, del clima -que influye en las necesidades de calefacción y refrigeración-, de las diferencias en los usos horarios (Península-Canarias) -que inciden en las necesidades lumínicas- y de las principales actividades económicas desarrolladas, parece razonable pensar que existen diferencias en el perfil estacional anual de las distintas zonas geográficas del territorio nacional.
Además de la relevancia del artículo en el ámbito académico, los recientes y previsibles problemas de suministro de energía eléctrica en horas punta a los que aluden los medios de comunicación en determinadas épocas del año y zonas geográficas, ponen también de manifiesto su repercusión práctica. Y los resultados obtenidos podrían ser objeto de reflexión a la hora de adoptar medidas como las que se pretende llevar a cabo con el fin de evitar el colapso del sistema.
Este trabajo es fruto de la investigación iniciada con la tesis doctoral de la coautora del artículo, titulada Modelos estructurales y estacionalidad en series temporales económicas de alta frecuencia (2002), y en la que se proporcionan herramientas metodológicas que, en el contexto de los denominados modelos estructurales de series temporales, permiten modelar apropiadamente el complejo componente estacional que caracteriza a las magnitudes económicas observadas cada semana, cada día o cada hora, mediante el recurso a funciones splines.
