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Ernesto Garzón: «Es imposible establecer límites morales al avance científico»

miércoles 28 de septiembre de 2005 - 00:00 GMT+0000

El profesor de la Universidad de Maguncia (Alemania), Ernesto Garzón, afirmó hoy miércoles 28 de septiembre en el II Congreso Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología que resulta imposible anteponer obstáculos morales al avance científico, argumentando que quienes piensan que hay cosas que no deberían conocerse recurren con facilidad a argumentos teológicos.

El filósofo sostuvo en el congreso organizado por la Universidad de La Laguna que existen también argumentos racionales contra el avance científico, que tienen que ver con que el exceso de conocimiento abre la posibilidad de la deliberación y, por tanto, puede alterar el curso de los acontecimientos. En cualquier caso, señaló, «es imposible moralmente prohibir conocer».

Garzón participó esta mañana en una mesa plenaria sobre ciencia, tecnología y ciudadanía en el siglo XXI, en la que también estuvieron presentes Mario Albornoz, de la Universidad Nacional de Quilmes, en Argentina; y Francisco Sánchez, director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), bajo la coordinación de José Antonio López, de la Universidad de Oviedo.

«A mayor conocimiento, mayor desigualdad entre el sabio y el ignorante», continuó Garzón, quien también afirmó que «a mayor ignorancia, mayor número de milagros». Según el experto, cuanto más elevado es el número de relaciones causales, mayor es el conocimiento sobre hechos considerados catastróficos.

«El avance de la ciencia ha reducido el número de milagros», prosiguió, «pero ha permitido la aparición de más calamidades a través del conocimiento de las causas naturales», en clara referencia a la intervención humana.

Mario Albornoz, por su parte, indagó en las connotaciones que a lo largo de la historia ha tenido el concepto de ciudadanía y que, generalmente, dan a entender la visión de un hombre moderno, activo, con estrecha relación con la ciencia.

Francisco Sánchez, del IAC, refrendó «la obligación moral de los científicos a la hora de la difusión de los resultados científicos», si bien hizo hincapié en la dificultad de conseguirlo puesto que se trata de una materia «difícil de explicar y con mensajes muchas veces contrarios al sentido común».

Sánchez no dudó en afirmar que estamos en un proceso de «retroceso cultural evidente», lo que resulta paradójico en un momento en el que los avances científicos evolucionan tan rápidamente. «Hay un aumento apabullante de las pseudociencias y las adivinaciones», concluyó.


Archivado en: Investigación, ULL