La Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de La Laguna cumple veinte años de actividad, y por ello durante la mañana de hoy, martes 15 de diciembre, ha celebrado en el edificio de Física y Matemáticas una jornada de actos divulgativos. Cristina Costa Leja, directora de la OTRI de la Universitat de Lleida, abrió el programa con una conferencia en la que planteó las dificultades que experimentan estos organismos que intentan conectar el mundo académico con el empresarial, que deben trabajar bajo presión en el seno de una institución que, en muchas ocasiones, no las conoce bien.
Previamente, la jornada fue inaugurada por el rector de la ULL, Eduardo Doménech, y el vicerrector de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación de la ULL, Lorenzo Moreno. El primero de ellos afirmó estar convencido del alto nivel de la investigación que se desarrolla en la institución, y destacó el papel que la OTRI ha tenido para facilitar que muchos proyectos innovadores hayan llegado a buen puerto. Destacó especialmente la creación, con el apoyo del Gobierno de Canarias, la creación de la Oficina de Proyectos Europeos, gracias a la cual el centro académico está más presente en Bruselas.
Moreno también valoró el papel de la OTRI durante estos veinte años, que ha alcanzado hitos tan importantes como superar el último año la media nacional de solicitud de patentes por parte de universidades españolas, o haber tramitado un numero de solicitudes para participar en el VI Programa Marco de Investigación considerablemente mayor al de ediciones anteriores.
Al borde del suicidio
La conferencia de Cristina Costa llevaba el provocador título de “Las OTRI al borde del suicidio”, con el que quiso llamar la atención de la tensión permanente que viven estos organismos, debido en parte a que deben conciliar dos mundos que funcionan a velocidades diferentes: el universitario y el académico. Por este motivo, la ponente se permitió bromear a propósito de la oficina de la ULL: “Les felicito por haber llegado a sus veinte años con el ánimo de celebrarlo”.
Costa ejemplificó esta tensión continua explicando que las OTRI deben conciliar las expectativas de los diferentes agentes relacionados con la investigación, las cuales a veces son irreconciliables: “La gerencia de la institución pide menos innovación, menos riesgo, y más canon. En cambio, los profesores piden más innovación, más riesgo, pero menos canon. Las consultorías creen que les hacemos competencia; y las empresas buscan cumplir plazos, presupuestos ajustados, resultados, servicios y gestión eficaz”.
La especialista consideró que uno de los puntos fuertes de estas organizaciones reside en su personal, compuesto por técnicos tan especializados como polivalentes, ya que deben estar al tanto de diferentes materias. Señaló que, además, compiten de igual a igual con otros profesionales de la empresa privada que hacen lo mismo por un sueldo mejor. En este sentido, Costa abogó por la necesidad de que las OTRI y su personal se consoliden en el seno de las universidades.
A su juicio, estos técnicos deben saber asesorar en asuntos laborales y jurídicos, conocer muy bien las convocatorias nacionales, autonómicas e internacionales; estar familiarizados con los procesos internos y las personas que los desarrollan dentro de la propia organización, con el fin de saber cómo agilizar las gestiones; tener empatía; y dominar técnicas de marketing y negociación. “La idea es que el investigador sólo se tenga que dedicar a investigar, y confíe en la OTRI para lo demás”.
Debate
Tras su ponencia, Cristina Costa se unió a un coloquio en el que participaron varios representantes de diferentes organismos de investigación de Canarias: Sergio Alonso, director de la OTRI de la ULL; Juan Antonio Jiménez, director de la OTRI de la ULPGC; Jesús Burgos, director de la OTRI del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC); Manuel Cendagorta, director del Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER), y Valentín Brito, representante de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información del gobierno regional.
El representante del IAC consideró que la mejor aproximación a la transferencia de resultados de investigación es aquella que involucra a las empresas desde el principio, es decir, no intentar vender un producto finalizado, sino trabajar conjuntamente en un proyecto final. Para Burgos, las OTRI no son capaces de llegar hasta el fondo en el proceso de convertir una investigación en un ente industrial, ya que para eso se necesita un auténtico emprendedor, una persona dispuesta a arriesgarse para llevar a cabo su visión empresarial.
En ese punto discrepó Costa, quien si bien reconoció que la figura del emprendedor es importante, también defendió la pertinencia de las OTRI como puentes entre la industria y la ciencia. “Hay que crear la mentalidad de gestores de proyectos y saber llegar a la sociedad, es decir, no centrarse sólo en generar patentes, sino algo más”.
El director del ITER señaló que en su caso la transferencia se realiza de manera más eficiente porque no se trata de una organización tan compleja como una universidad. Por su parte, el representante de la Agencia Canaria de Investigación presentó algunos de sus programas para el fomento de la innovación.
El director de la OTRI de la ULPGC recordó que las OTRI deben apoyar a los investigadores porque ellos no son “ni comerciales ni gestores”. Por su parte, Sergio Alonso también hizo una llamada de atención a las empresas regionales, que a su juicio carecen de talante emprendedor. “No es razonable que la empresa quiera contratar a investigadores de la ULL a 300 euros el año, y además quedándose los derechos de los resultados. Ese caso se ha llegado a dar”.
