El Edificio Central de la Universidad de La Laguna acogió hoy miércoles 12 de diciembre un acto de homenaje a Javier Fernández Quesada, el alumno de Biología que fallecía hace hoy justo treinta años tras una carga policial a las puertas de este centro universitario.
Su madre, un hermano, una sobrina y otros familiares acudieron a la convocatoria del Rectorado, en presencia del rector y otros miembros del consejo de dirección de la universidad. Eduardo Doménech hizo entrega de un ramo de flores a los pies de la placa que conmemora el suceso, agradeció a la familia la asistencia al acto y añadió que «hace treinta años tuvo lugar uno de los días más negros de la Universidad de La Laguna, diría que el más triste de todos».
En opinión del rector, «la muerte de este alumno de tan solo 23 años, acaecida en medio de una protesta estudiantil, truncó para siempre el destino de su familia. Este hecho luctuoso y abominable sirvió definitivamente para mostrar que esta universidad no se calla y que siempre defenderá las libertades y los derechos individuales».
Doménech añadió que la universidad vería con muy buenos ojos que al amparo de la Ley de la Memoria Histórica su caso fuera objeto de reparación, «lo que sin duda supondría cierto descanso para su familia, ya que implicaría reconocer que lo aquí sucedido no fue fortuito, ni fruto de una coincidencia fatal», aunque parece que finalmente, y tras conocer que no hay acuerdo político sobre la enmienda planteada en este sentido, no será posible.
El rector finalizó su intervención agregando que «son tiempos que ya pasaron, pero que no debemos olvidar. Las víctimas de la represión franquista, y en este caso la de Javier, deben ser un ejemplo para no volver a caer en los mismos errores. La Universidad de La Laguna, por su parte, convertida en espacio de libertad, seguirá expresando las veces que haga falta su defensa de los valores democráticos y de convivencia ciudadana».

