El Aula Magna de la Facultad de Física y Matemáticas acogió hoy jueves 9 de diciembre la presentación del avance del plan director del Edificio Central, un documento que se someterá a partir de ahora a periodo de información pública para luego ser ratificado por el Consejo de Gobierno de la Universidad de La Laguna. Se trata de un documento que planifica el futuro de este emblemático espacio con vista a dentro de unos diez años, respetando su valor patrimonial e incorporando aquellos elementos que siguen estando vigentes.
El plan está basado en una auditoría arquitectónica que ha elaborado la institución docente, en base a trabajos previos y proyectos presentados por alumnos de la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica. En total, el Vicerrectorado de Infraestructuras y Patrimonio ha realizado más de ocho mil fotos, se visitaron todos los espacios y se detectaron todas las deficiencias de este inmueble, a punto de cumplir los sesenta años.
Pedro Sánchez, director de Infraestructuras, relató al comienzo de la sesión que se han descubierto patologías de distinta gravedad, como es el caso de las humedades, falta de mantenimiento, baja calidad de los materiales, cerramientos inadecuados, grietas, falta de ventilación, abandono de las estancias sin la preceptiva recogida del material usado, bajantes obstruidos, estructuras mal dimensionadas y falta de recubrimiento de pilares y vigas, entre otras.
El estado de algunas dependencias era tal que, con o sin plan director, el equipo de gobierno decidió acometer algunas actuaciones para evitar un deterioro aún mayor, señaló Sánchez. Además, y al margen de este problema, los representantes sindicales del personal de administración y servicios habían solicitado al consejo de dirección mayores y mejores espacios para ejercer su actividad profesional, por lo que buena parte de los servicios de esta institución han ido trasladándose paulatinamente hacia el Edificio Central, lo que también ha obligado a ejecutar algunas reformas.
El vicerrector de Infraestructuras y Patrimonio, Pablo González, apuntó que las primeras acciones de reforma de este espacio comenzaron con el equipo de gobierno anterior, que decidió rehabilitar el Paraninfo, obra que luego hubo de completarse con el equipamiento escénico. Por otra parte, y ante el mayor uso actual de este inmueble, se están llevando a cabo obras para alojar en el semisótano el archivo universitario, y, además, incorporar la centralización de la instalación eléctrica y la colocación de un ascensor.
En julio de 2009 la institución docente firmó un convenio con el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP), a quien encargó la redacción del plan director del Edificio Central.
Plan director
El presidente del CICOP en Tenerife y profesor de Arquitectura Técnica de la Universidad de La Laguna, Miguel Ángel Fernández-Matrán, hizo hincapié en el valor significativo de este edificio, no sólo para el propio centro docente sino también para la ciudad. Con todo, indicó que “el plan no resuelve el problema de hoy, sino que es un documento para el futuro. Se trata de un texto cualitativo, porque especifica las futuras cualidades del edificio, así como su estructura y funcionamiento”, señaló.
El miembro del CICOP y profesor de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, Enrique Carvajal, fue el encargado de detallar la redacción del plan, cuyo objetivo es ofrecer una mejor circulación entre los espacios, de forma más clara y que permita la fácil salida de las personas una vez han tramitado su gestión en el edificio, al tiempo que ofrecer una ordenación de los espacios adecuados a sus funciones y una mejora de las condiciones de trabajo entre los miembros del personal de administración y servicios.
El arquitecto señaló que la redacción de un plan director no es tarea fácil, en cuanto que supone un diagnóstico sincero de la situación y exige unos condicionantes que muchas veces las instituciones no están dispuestas a asumir, cuestión por la que valoró la “valentía” de este consejo de dirección.
Carvajal explicó que el Edificio Central adolece de los males de todas las universidades españolas con cierta antigüedad, que no obedecen a criterios modernos de campus y sobre los que ha ido recayendo el peso de mayores titulaciones, alumnos y servicios, por lo que las dependencias están sobredimensionadas, los espacios se han adaptado de forma irregular a los usos y no ha habido una supervisión general en esta materia. Ejemplo de ello es el uso del actual claustro que rodea al patio central, cerrado en parte y con un tránsito poco lógico, la preeminencia de la cafetería en un edificio puramente académico o la construcción de escaleras, pasadizos y otros elementos para solucionar problemas coyunturales.
“Las funciones del edificio tienen que estar claras”, espetó Carvajal. “No se puede permitir que para resolver un trámite concreto haya que circular por todo el inmueble”, señaló. Utilizando esta lógica, el arquitecto ha previsto que los servicios de mayor uso entre la comunidad universitaria estén ubicados en la planta baja, con accesos directos desde la calle, lo que limita el tránsito dentro del edificio y lo dota de mayor agilidad.
Así, en esta planta baja el plan director contempla el cerramiento acristalado del patio, de tal forma que pueda ser rodeado por completo por el claustro y se convierta en zona de paseo y de espera en lo que el ciudadano aguarda a que le toque el turno para realizar su gestión, que no haría en un mostrador sino directamente en la mesa del funcionario que debe atenderlo. Esto supondría un trato más directo por parte del PAS y mejoraría considerablemente, en su opinión, el tránsito por el edifico, además de hacer desaparecer las colas.
En esta planta figurarían los servicios de investigación, gestión económica, becas, alumnos, extensión universitaria, información y orientación, etc. La planta semisótano albergaría el archivo, mientras que la primera planta estaría destinada al rector, vicerrectorados y gerencia, y se mantendría en Aula Magna. En la entreplanta se ubicaría el Centro de Comunicaciones y Tecnologías de la Información y en la planta alta, todo lo relacionado con infraestructuras, asesoría jurídica, prensa, calidad, telefonía, inventario, publicaciones y prevención de riesgos laborales.
En opinión del experto, esta segunda planta es expresión de la sobredimensión del propio edifico, que alberga en la actualidad múltiples despachos de profesores, por lo que es partidario de retrancar y derribar una estructura lateral que se construyó con posterioridad y que rompe el equilibrio del edificio. Con todo, consideró que esta es una decisión que le corresponde tomar a la propia universidad.

