El Aula Magna de las facultades de Derecho y Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de La Laguna acogió hoy lunes 4 de abril un acto para conmemorar los cincuenta años de estudios de Trabajo Social en la Tenerife, en una ceremonia que sirvió para reivindicar los derechos de los más desfavorecidos y para apelar al sentido humanitario de los trabajadores sociales.
El acto, presidido por el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, contó con la presencia del rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech; el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo; la decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Carmen Marina Barreto; la directora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales, Berta Puyol; y la presidenta del Colegio Oficial de Diplomados de Trabajo Social de Santa Cruz de Tenerife, Rosa Belén Luis.
La primera en intervenir fue Berta Puyol, quien recordó que en 1960 comenzaron estos estudios con la creación de la primera Escuela de Asistentes Sociales en Tenerife con Blanca Balasategui como directora, y que luego se transformaría, en 1985, en la Escuela Universitaria de Trabajo Social, adscrita ya a la Universidad de La Laguna.
En 1995 se aprueba un nuevo plan de estudios y la citada escuela se traslada a la Facultad de Derecho. Unos años después, en el curso 1999/2000 comienza a impartirse la titulación de Sociología en la ya Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que también acoge el Grado en Trabajo Social y el Máster Oficial en Intervención Social y Comunitaria, ya adaptados a los requerimientos del Espacio Europeo de Educación Superior.
Puyol se mostró muy satisfecha de lo hasta ahora conseguido, pero recalcó que quedan muchos objetivos por cumplir, sobre todo en materia de prevención. Agradeció a la cincuentena de empresas y entidades que colaboran habitualmente con la facultad el apoyo prestado a los alumnos en la realización de las prácticas externas, fundamentales para llevar a cabo el contacto entre los alumnos y la realidad profesional. Para Puyol, más que una disciplina académica y profesional, en los estudiantes de Trabajo Social hay, ante todo, un espíritu altruista.
Se preguntó si, tras sesenta años de progreso social ininterrumpido en toda Europa, se asiste ahora al peligro de que se cambien las prioridades y se prime al mercado antes que a las personas. “Frente a este riesgo el trabajo social debe alzar su voz”, dijo, “porque hay que luchar por el compromiso social”.
Por su parte, la decana de Ciencias Políticas y Sociales añadió que los profesionales de esta disciplina deberán aplicar nuevos formatos innovadores y también fomentar nuevas formas de conciencia social, ante los continuos cambios de la sociedad en la que vivimos, mientras que el rector destacó que el Estado de Bienestar posee unas elevadas aspiraciones teóricas que, en muchas veces, no logran materializarse en el mundo real.
Señaló que justo en esta época de crisis se oyen voces cada vez más fuertes que cuestionan la viabilidad de esta organización social, o incluso ponen en duda su futuro. “En este contexto, la acción cívica ha sido imprescindible para complementar o incluso suplir las prestaciones provistas por el estado. Las organizaciones no gubernamentales han sido piezas claves en este proceso, y también los profesionales que desde los diferentes servicios sociales de las administraciones públicas, ya sean locales, regionales o estatales, ofrecen atención directa a poblaciones en riesgo de exclusión”.
Pero Doménech apuntó que esto no es suficiente: “No bastan las buenas intenciones y las ganas de ayudar al prójimo. La atención social debe ser ejercida por profesionales cualificados y adecuadamente formados, puesto que requiere de una serie de conocimientos y técnicas a las que sólo se puede acceder a través de la formación superior”.
El responsable académico enfatizó en este punto el papel de la universidad. “En nuestras aulas ofertamos conocimientos, pero también valores como la responsabilidad, la ética profesional, el civismo, el compromiso, el respeto a los demás, el valor del trabajo o los derechos humanos fundamentales. Y esta visión se magnifica y multiplica exponencialmente cuando hablamos de los estudios de Trabajo Social, los cuales están orientados, precisamente, hacia el servicio público y solidario a los más desfavorecidos”
Homenaje
Tras las palabras del rector se celebró el acto de homenaje, en primer lugar, a los patronos o socios fundadores de la escuela: Blanca Balasategui, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Cáritas Diocesana y CajaCanarias.
Seguidamente, se reconoció el papel de todos los que han ejercido la dirección del centro: la propia Balasategui, Mari Carmen García Ríos, García Martín, Mari Carmen Barranco, Bernardo Hernández, Esperanza Santos, Cristino Barroso, Juana Dolores Santana, Leopoldo Cabrera, Jorge Rodríguez, Carmen Marina Barreto y Mª Dolores Hernández, así como a los directores del Departamento de Derecho Financiero, del Trabajo y de la Seguridad Social.
También hubo espacio para el reconocimiento a instituciones y entidades donde ejercen su actividad profesional los trabajadores sociales. Entre ellas figuran multitud de ayuntamientos de la isla, la Fundación Canaria para el Sordo, la Asociación Cooperación Juvenil San Miguel, Cruz Roja Española, Probosco, Asociación Española contra el Cáncer, Asociación del Norte de Tenerife de Atención a la Drogodependencia, Asociación Tinerfeña en Lucha por la Salud Mental o la Fundación ATARETACO, entre cerca de cincuenta instituciones mencionadas.
Tras el acto de homenaje tomó la palabra el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, para felicitar a los premiados y para reconocer, dijo, cómo la Universidad de La Laguna ha sabido adaptarse a las demandas sociales y cuenta por tanto con un catálogo de titulaciones plenamente activo.
Cerró el acto el presidente del Gobierno, quien señaló que es cierto que en tiempos difíciles las políticas de bienestar social están en el debate público. Añadió que estos tiempos de recesión requieren ajustes económicos, y se preguntó retóricamente cuál debe ser la prioridad en estos casos. Paulino Rivero se contestó que deben serlo los servicios públicos esenciales, “que es lo que les queda a los que no tienen nada”, afirmó.
En este contexto apuntó que el papel de los trabajadores sociales se torna fundamental y que, si bien el voluntarismo y las ganas de trabajar de muchas organizaciones es encomiable, esta cuestión debe estar en manos de profesionales adecuadamente formados. Les animó a seguir en esta senda, en la que la vertiente humanitaria es clave. “No todo tiene valor económico”, concluyó.

