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El catedrático de la Uned Manuel Freijó reflexiona en la ULL sobre el declive de Dios y el auge de las religiones

viernes 30 de octubre de 2015 - 11:49 GMT+0000

Cada otoño la Cátedra Cultural Javier Muguerza de la Universidad de La Laguna organiza una conferencia a la que invita a una reconocida eminencia en alguna de las especialidades filosóficas. Este año ha convocado a Manuel Freijó, catedrático emérito de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), especialista en Filosofía de la Religión, quien impartió ayer, jueves 29 de octubre, una ponencia en la Sección de Filosofía de la Facultad de Humanidades. En ella reflexionó sobre cómo en la actualidad se da la paradoja de que proliferan cada vez más religiones pero, en cambio, Dios ha perdido importancia.

El ponente fue presentado por el vicedecano en funciones de la Facultad de Filosofía, José Manuel de Cózar; el co-director de la cátedra organizadora Pablo Ródenas; y el profesor del Departamento de Historia del Arte y Filosofía Antonio Pérez Quintana, quien glosó la trayectoria del ponente invitado, de quien explicó que, como doctor tanto en Filosofía como en Teología ostenta la primera cátedra en Filosofía de la Religión.

El ponente explicó al comienzo de su intervención que Javier Muguerza, filósofo que da nombre a la cátedra de la ULL, es en cierto modo responsable de que exista la cátedra en Filosofía de la Religión que él ocupa. Cuando la UNED se planteó crearla, era una disciplina sobre la que no había consenso total, y el prestigioso Muguerza fue de las personas que aconsejaron crearla. De él valoró Freijó las aproximaciones que ha realizado sobre el hecho religioso, puesto que “Muguerza no es religioso, pero lo ha estudiado sin ira”.

La conferencia llevó por título “Auge de las religiones, eclipse de Dios”, en el cual se cita la obra de Martin Buber en la que se expone una de las ideas principales de la charla: que en el mundo contemporáneo Dios ha perdido protagonismo. Ya no se habla sobre él pero, a pesar de todo ello, se da la circunstancia de que se ha producido un auge de las religiones.

Por ello, el ponente se pregunta qué clase de religión se obtiene si de prescinde de Dios, y a su juicio ocurre cierto tipo de creencia utilitaria, que puede llegar a ofrecer bienestar y paz pero que estará desprovista de toda capacidad para afrontar los temores y afanes trascendentes de la humanidad, con la muerte como el mayor de todos ellos.

En ese sentido, compartió la opinión de Eugenio Trías según la cual se ha producido una “estetización de la religión”: una “religión débil”, de huída, de relajación, cuya función a lo mejor también se podría obtener con la música o la poesía.

Freijó se plantea muchas dudas sobre la idoneidad de esa religión débil: “Si se silencia a Dios, ¿qué instancia podría colmar esos afanes trascendentes de la humanidad? ¿A quién encomendaríamos a nuestros muertos? Cabe la opción de no encomendarlos a nadie. Pero si apostamos por la no frustración definitiva, por que la muerte no sea el final absoluto, una religión sin Dios poco nos podría ayudar”.

Previamente, el ponente repasó el papel de Dios en la religión a lo largo de la historia. Señaló que hasta el siglo XVIII la divinidad no era tema de discusión, había una teología revelada que no se ponía en cuestión. Todo cambió con llegada de la Ilustración. Y, a juicio del ponente, que la Iglesia permitiera que los pensadores de la época escrutaran, criticaran y opinaran sobre sus libros sagrados fue un acto valiente y, sobre todo, ayudó a eliminar algunos aspectos negativos del cristianismo.

En ese sentido, el experto cree que hay otras religiones que deberían dar ese mismo paso: “El día en que el Islam ponga sobre la mesa el Corán y permita que lo interpreten, será un gran día: descubrirá que no pierde nada por abrirse al estudio histórico crítico y se reducirían muchos aspectos negativos que se aprecían hoy, como el fanatismo. Es un paso que sí dio el cristianismo a la llegada de la Ilustración”.

El ponente afirma ser cristiano pero no por ello desdeña las opiniones de pensadores que no se consideraban así. De hecho, declaró su “debilidad” hacia Walter Benjamin, quien decía que no podía compartir las creencias del cristianismo, pero reconocía que éste había sabido gestionar muy bien los anhelos trascendentes de la humanidad: “No puedo aceptar sus respuestas, pero sí sus preguntas”.

Freijó también resumió las actitudes existentes hacia Dios. La primera es la “actitud de posesión pacífica y serena”, como Santo Tomás de Aquino. Luego está una posición intermedia y dialéctica de «dramática ponderación del sí y el no» sobre su existencia, propia de, por ejemplo, quienes vivieron la barbarie que fue el siglo XX. La tercera postura es la de quienes lo niegan totalmente, como Marcel Roché o Richard Dawkins.

Pero incluso en esos casos de negación, muchos pensadores aceptan que no se debe perder nunca la dimensión espiritual. Recordó, como ejemplo, la postura de Fernando Savater, que afirma no ser creyente, pero ser religioso. “Y es lo que está pasando en la actualidad: la gente es cada vez menos creyente para ser más espiritual”.


Archivado en: Cultura, Destacado, ULL

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