Antes de la Conquista habitaba en Tenerife el pueblo guanche. La isla estaba dividida en nueve reinos al frente de los cuales estaba el rey o mencey. Los territorios o menceyatos eran Daute, Icod, Taoro, Tacoronte, Tegueste, Abona, Adeje, Güímar y Anaga.
Abreu Galindo los describía como “hombres por la mayor parte morenos por el calor de la región y clima, son amorosos, agudos de entendimiento, inconstantes y varios” en el manuscrito del que conservamos algunos fragmentos.
ABREU GALINDO, J. de, M. de. Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. [Manuscrito]. S. XVII.
El manuscrito de Manuel de Ossuna y Saviñon Los Guanches o la destrucción de las monarquías de Tenerife de 1837, un borrador con numerosos tachones de varias manos, es el último manuscrito de esta obra, después de reducir y reformar los anteriores manuscritos de 1832 y posteriores.
La obra de Antonio de Viana Antiguedades de las Islas Afortunadas de la Gran Canaria Conquista de Tenerife y aparescimiento de la Ymagen de Ca[n]delaria en verso suelto y octava rima, más conocida como El Poema de Viana se ha considerado la primera obra de la literatura en Canarias, pero también se ha usado como elemento histórico a la hora de relacionar la ascendencia del pueblo canario con los conquistadores de las islas.
El texto refleja una curiosa relación de amor y odio con su fuente principal, la Historia de Nuestra Señora de Candelaria (1594), escrita por fray Alonso de Espinosa pocos años antes. Viana utiliza el texto del dominico para elaborar buena parte de sus versos dedicados a los usos y costumbres de los guanches, aunque eso no impide que en ocasiones lo critique con saña. Un claro ejemplo lo encontramos en la defensa que Viana hace de la familia del mecenas de su obra, don Juan Guerra de Ayala, sobre la que el dominico fray Alonso de Espinosa, uno de los primeros cronistas de Tenerife, escribió Del origen y milagros de la Santa Imagen de Nuestra Señora de Candelaria que apareció en la isla de Tenerife, obra impresa en Sevilla en 1594. En ella se cuestionaba el origen genealógico y los derechos de la familia Guerra, conquistadores de Tenerife. Como explica el profesor Alejandro Cioranescu, la familia Guerra, con el ánimo de restablecer la verdad sobre la transmisión de la herencia y el papel de sus antepasados en la conquista de la isla, encargó un poema épico al poeta y médico lagunero Antonio de Viana.
