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El lunes 28 de abril de 2025 se produjo un apagón generalizado que afectó a toda la red eléctrica de la península ibérica. Esta interrupción alcanzó a España, Portugal y parte del sur de Francia, a excepción del resto del territorio francés y las regiones insulares, como Canarias, Baleares o Madeira. El corte ocurrió a las 11:33 (UTC±00:00) y su duración varió según la zona, desde una hora y hasta un día completo.
Sin electricidad, los hogares y establecimientos se vieron privados no solo de luz, sino también de servicios esenciales. Las redes de comunicación colapsaron, dejando fuera de servicio teléfonos móviles, datáfonos y cajeros automáticos, negando la capacidad del uso de tarjetas o retirada de efectivo. Pese a este catastrófico escenario, la población respondió de manera espontánea y optimista: con bailes en la Plaza de España, compartiendo bebidas en bares, y por general predominaba la socialización entre las calles. Sin embargo, más allá de la actitud de los ciudadanos y la gestión del gobierno, ¿cómo es posible que un territorio tan extenso pierda su suministro eléctrico en cuestión de segundos?
Según datos actualizados por Red Eléctrica de España (REE) y el Ministerio para la Transición Ecológica, expertos de SMC España atribuyen el apagón a un “cero absoluto” o “cero nacional”. Este término define una situación de extrema gravedad en la que la tensión eléctrica se pierde por completo, es decir, todo el sistema se apaga. Es como si se pulsara un interruptor que desconectase, en cuestión de segundos, el suministro eléctrico.
Actualmente, el sistema eléctrico español está conectado con los sistemas de los países vecinos: Francia, Portugal, Andorra y Marruecos. La conexión con Francia es especialmente relevante, ya que es el único nexo de la península ibérica con la red eléctrica europea. Sin embargo, esta interconexión tiene una capacidad limitada de unos 3 GW, lo que representa un nivel de intercambio relativamente bajo para una región con alta demanda energética. Esta debilidad se vio evidenciada el 28 de abril, ya que debido a la baja capacidad de interconexión, la red peninsular colapsó parcialmente, afectando también a Portugal y el sur de Francia. La recuperación del suministro se realizó de forma progresiva, con apoyo desde Francia y la reactivación de centrales situadas en el interior de la península.
Desde 2021 España incluyó en su política energética la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, cuyo objetivo es alcanzar la neutralidad climática para 2025. Entre sus metas destaca que, para 2030, el 74 % de la energía generada en el país provenga de fuentes renovables. Desde que su entrada en vigor, en España predominaba la energía no renovable y conforme pasa el tiempo se puede ver que el propósito en general es la predominancia de la energía renovable en el país.
El incremento de las energías renovables ha sido gracias a inversiones públicas y privadas, valoradas en 35.000 millones de euros esperando que aproximadamente para el 2030 España cuente con un 81% de energía limpia en 2030. Pero, ¿cómo se puede ver afectado el país debido a esta ley? Y en todo caso ¿podría estar el apagón relacionado con este tipo de energía?
Existen múltiples factores que pueden producir este tipo de apagones, desde problemas en la infraestructura, cuestiones económicas, fenómenos meteorológicos o errores humanos. Históricamente, España ha experimentado en torno a ocho apagones destacables, de los cuales tres han ocurrido tras el lanzamiento de esta nueva política. El 24 de julio de 2021, un fallo en Francia desconectó temporalmente la interconexión eléctrica con España, afectando a Madrid, Cataluña, Andalucía y el País Vasco. En el caso más reciente, el del 28 de abril de 2025, se produjo una pérdida de 2,2 GW en apenas 20 segundos, provocando una reacción en cadena que también perjudicó a Portugal y Francia.
Enfocándonos en el más actual apagón masivo de 2025, es apreciable que previo al colapso había un exceso de energía solar, lo que llevó a desactivar las plantas nucleares. Además, se sabía desde enero que existían problemas para controlar la tensión de la red eléctrica, ya que se producían grandes oscilaciones en dicha tensión, lo que habría la posibilidad de apagones. Por si fuera poco, Francia, al detectar anomalías en la frecuencia de la red eléctrica española, se desconectó automáticamente, dejando sin conexión a España y Portugal sin conexión con el resto de Europa y dejándolos incapaces de recibir apoyo.
Si bien no existe una causa única confirmada, hay varias hipótesis que intentan explicar el suceso. Una de ellas es la del fallo múltiple, que sugiere que la desconexión de las plantas nucleares, la retirada de Francia y una mala coordinación en los protocolos de seguridad, fueron factores combinados que provocaron el apagón. Por otro lado, otra de las hipótesis apunta al exceso de energía solar, sosteniendo que, al haber un exceso de energía solar y una muy baja demanda de energía, los sistemas automáticos de seguridad se activaran, desconectando todas las plantas de energía para proteger la red.
Para concluir, la red eléctrica en España ha presentado una serie de vulnerabilidades. Es urgente actuar ante este tipo de fallos, debido a que lo más importante de un país son las familias y personas que sufren sus consecuencias. Este colapso nos ha mostrado una visión de debilidad sobre la infraestructura y nuestra sociedad moderna, marcada por la interrupción de servidores esenciales, el aislamiento digital, la pérdida de confianza hacia las instituciones y, lo más importante, la exposición de quienes dependen de la electricidad para su bienestar.
No obstante, vivimos en una sociedad tecnológica e hiperconectada, con una necesidad constante de comunicación. Este momento nos devolvió, aunque fuera por unas horas, a una realidad más tranquila y humana: una desconexión y un fortalecimiento de las relaciones familiares e interacciones sociales que, con el tiempo, nos olvidamos su importancia. Este suceso no supone un paso atrás para el proyecto de la sostenibilidad energética, sino una oportunidad para aprender de los errores cometidos y perfeccionar el sistema para alcanzar un futuro sostenible.
Autores: Fumero Arteaga, Iker; Hernández Rodríguez, Andrea; Orrego Aza, Samuel. IES LUIS DIEGO CUSCOY
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Artículo, Hipótesis, Universidad de La Laguna