Skip to main content

Un legado de mestizaje con impacto en la salud

8 de mayo de 2025

 

Las Islas Canarias han sido, desde tiempos remotos, un punto de encuentro de diversas civilizaciones. Su posición estratégica entre Europa, África y América ha moldeado su historia, su cultura y, de manera fundamental, la genética de sus habitantes. Hoy en día, estudios genómicos han confirmado que los canarios presentan una composición genética única en Europa, resultado de un prolongado mestizaje entre poblaciones indígenas del norte de África, colonos europeos y, en menor medida, grupos subsaharianos, cuya presencia en el acervo genético de las islas se debe principalmente a la llegada de esclavos africanos durante los siglos XVI y XVII. 

Los primeros habitantes de Canarias fueron los aborígenes canarios, comúnmente conocidos como guanches, aunque este término se refería originalmente solo a los indígenas de Tenerife. En el resto de las islas, cada grupo tenía su propia denominación, como los bimbaches en El Hierro o los benahoaritas en La Palma, cada uno con sus particularidades culturales y sociales. Los estudios genéticos han demostrado que estos pueblos compartían una fuerte relación con los bereberes del norte de África, lo que sugiere que sus ancestros migraron al archipiélago hace más de 2.000 años. Su llegada pudo deberse a movimientos poblacionales desde la región del Magreb, facilitados por condiciones climáticas y marítimas favorables. El aislamiento geográfico y el clima de Canarias hicieron que sus primeros habitantes desarrollaran ciertas adaptaciones, como una mayor tolerancia a dietas basadas en la agricultura y la ganadería. Sin embargo, con la llegada de los europeos en el siglo XV, la población indígena sufrió un drástico descenso debido a guerras, esclavización y enfermedades para las que no tenían inmunidad. A pesar de esto, estudios genéticos han demostrado que una parte importante de los canarios actuales conserva linajes maternos guanches, lo que indica que muchas mujeres indígenas fueron integradas en la nueva sociedad. Con la colonización, llegaron castellanos, portugueses y genoveses, seguidos, en los siglos XVI y XVII, por esclavos africanos traídos para trabajar en la caña de azúcar y la agricultura (Figura 1). Más tarde, en los siglos XVIII y XIX, muchos canarios emigraron a América, especialmente a Cuba, Venezuela y Puerto Rico, y algunos regresaron con descendientes nacidos allí, enriqueciendo aún más la diversidad genética del archipiélago.

Los estudios genéticos más recientes han determinado que los canarios presentan una composición genética singular dentro del contexto europeo. Se estima que la población actual tiene una mezcla de ancestría compuesta aproximadamente por un 70-80% de ascendencia europea, un 20-25% de ascendencia norteafricana y un pequeño porcentaje (1-5%) de origen subsahariano (Figura 2). Este perfil es notablemente diferente al de otras poblaciones ibéricas y europeas, lo que definitivamente hace que la población canaria sea diferente genéticamente. Lo interesante de la genética canaria es que no es una simple mezcla uniforme, sino que aún se pueden distinguir en su ADN los diferentes orígenes de la población. Algunas partes del genoma reflejan claramente la herencia europea, otras muestran la conexión con los antiguos pueblos bereberes del norte de África y algunas conservan el rastro del legado subsahariano. Esto es clave en la investigación biomédica, ya que permite estudiar cómo ciertos genes heredados de cada grupo pueden influir en la salud y la predisposición a enfermedades.

Además de su genética única, la población canaria también destaca por una alta prevalencia de ciertas enfermedades que no solo superan la media nacional, sino que, en algunos casos, se encuentran entre las más elevadas de Europa e incluso del mundo. Un claro ejemplo es la diabetes tipo 2, cuya incidencia en Canarias es la más alta de España y Europa, afectando a casi el 16% de la población adulta, lo que supone un grave problema de salud pública debido a sus complicaciones asociadas, como enfermedades cardiovasculares y daño renal. Algo similar sucede con la diabetes tipo 1, que presenta una incidencia significativamente mayor en Canarias en comparación con otras regiones de España. Otro problema frecuente en el archipiélago es el asma, especialmente en niños y jóvenes, con tasas significativamente superiores a las del resto del país. También se observa una elevada presencia de hipertensión arterial, obesidad y síndrome metabólico, condiciones que aumentan el riesgo de complicaciones cardiovasculares y disminuyen la calidad de vida. A esto se suman algunas enfermedades raras con alta incidencia en Canarias, como la enfermedad de Wilson, el hiperinsulinismo congénito y la hipercolesterolemia familiar. 

Si juntamos lo que sabemos sobre la mezcla genética de los canarios con el elevado porcentaje de ciertas enfermedades en el archipiélago, surge una pregunta clave: ¿hasta qué punto influye la genética en la salud de esta población? Aunque los estudios sobre el impacto del componente africano en Canarias son limitados, investigaciones en poblaciones africanas han señalado que la ascendencia africana podría estar relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, renales, respiratorias e incluso diabetes. Algunas variantes genéticas identificadas en estos estudios se han vinculado con una mayor respuesta inflamatoria, lo que podría estar asociado con la elevada incidencia de enfermedades cardiovasculares en Canarias. No obstante, la genética es solo una pieza del rompecabezas. Factores ambientales, hábitos de vida y condiciones socioeconómicas también desempeñan un papel clave. Entender mejor esta interacción, es decir, cómo la genética y el estilo de vida se combinan para influir en la salud, permitirá diseñar estrategias más efectivas de prevención y tratamiento, adaptadas a las necesidades de la población canaria.

Autoras: Itahisa Marcelino Rodríguez y Amanda León Hernández


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 18 Artículo, Hipótesis, Universidad de La Laguna

https://doi.org/10.25145/j.revhip.18.13

ISSN 3045-7017

Doctora por la Universidad de La Laguna con la tesis Nuevos determinantes de enfermedad cardiovascular y diabetes mellitus tipo 2 10 años de seguimiento de una cohorte de población general 2016. Dirigida por Dr. Antonio Cabrera de León.