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Senabre considera que en los poemas surrealistas de García Cabrera hubo más riesgo que irracionalidad

martes 11 de octubre de 2005 - 00:00 GMT+0000

El catedrático de la Universidad de Salamanca Ricardo Senabre diseccionó hoy en su ponencia el pequeño grupo de poemas en los que Pedro García Cabrera hizo una aproximación al surrealismo. Para el ponente no puede hablarse de una adscripción total a los presupuestos de este lenguaje de vanguardia, ya que existe una lógica en su atrevida composición, frente a la irracionalidad propugnada por los surrealistas. «Del atrevimiento a lo irracional hay un largo camino», sentenció Senabre.

El poeta solamente hizo tentativas de surrealismo en los once poemas que componen el libro Dársena con despertadores (1936) y los fragmentos de prosa Senos de tinta (1934), si bien pude hallarse rasgos de su interés por esta vanguardia en versos previos y también posteriores a estos dos escritos.

En un texto escrito años después de esas obras, García Cabrera explica que intentó seguir un procedimiento similar al «automatismo psíquico». Hizo dos listas de palabras -sustantivos, adjetivos y verbos- y luego los emparejó siguiendo el orden estricto en que vinieron a su mente. Los binomios resultantes eran ilógicos, y obedecían, ajuicio del poeta, al mero capricho de su mente.

Sin embargo, Senabre pone en duda que haya habido tanta irracionalidad como el propio escritor pesaba. Pone como ejemplos varios versos de Dársena con despertadores, en los que se aprecia que esas parejas de palabras no son tan alejadas entre sí como podría parecer.

Es cierto que esos fragmentos producen extrañeza, pero ha sido lograda por procedimientos puramente sintácticos, como el ordenamiento de las palabras. Un ejemplo es cuando el poeta se refiere a «los acantilados que caben en n percebe». Es una imagen lógica, pero menos extraordinaria si se invierten los términos y se mencionan los «percebes que caben en el acantilado». Senabre señala que el libro está lleno de ejemplos de este tipo.

Senabre también rastreó varias expresiones de los poemas de García Cabrera preexistentes en otros autores. El ponente señala que «antes que escritor, el poeta fue lector», y justifica que estos préstamos fueron sin duda involuntarios, causados por la memoria de lector del autor.

El catedrático de la universidad salmantina indicó que muchos de los pares de palabras del poeta denotan una impronta isleña muy característica: «concha de su oído», «algas de colores», «esqueleto de pez» o «medusa virgen» son locuciones que certifican el origen insular de su autor, y para Senabre abren una vía de investigación: rastrear las expresiones que manifiestan la condición isleña del escritor.

Antes que Senabre, otros ponentes también centraron sus trabajos en los episodios surrealistas dentro de la producción de García Cabrera. Jorge Aguiar Gil, investigador de Historia del Arte, señaló las raíces teóricas del modo en que García Cabrera representaba el paisaje. Por su parte, Patricia Pareja Ríos, de la Universidad de La Laguna, realizó una detallada interpretación de uno de los textos surrealistas del autor, Senos de tinta.


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