Un grupo de investigadores de la Universidad de La Laguna, encabezados por el profesor del departamento de Economía Aplicada Juan Carlos Moreno Piquero, ha publicado en la revista Energy Policy un trabajo en el cual se analizan los efectos que tendría la introducción del gas natural en Canarias para generar electricidad a partir de centrales de ciclo combinado. El resultado indica que el coste del kilovatio hora (kWh) es un 25% inferior al del producido a partir del fuel. Si a ello se añade el efecto positivo de la reducción de emisiones de CO2, el coste es un 41% inferior.
Para realizar el estudio, se evaluó la contribución de la introducción del gas natural en el cumplimiento de los objetivos de política energética insular, y se calculó el coste de generación del kWh a partir de esa tecnología. Para dicho cálculo se obtuvo el Valor Actual Neto (VAN) de los costes totales de producción durante el período de vida útil de las instalaciones para, posteriormente, hallar el coste unitario del kWh generado en el período. De este modo se hallaron los resultados que señalan a esta tecnología como una alternativa más barata y limpia que el fuel.
Una de las conclusiones que señala Moreno a partir de este trabajo es que la introducción del gas natural en Canarias representa a corto plazo la única alternativa para sustituir el fuel en la generación de energía eléctrica, teniendo en cuenta las altas tasas de crecimiento del consumo y la imposibilidad real de utilización de otras alternativas en un horizonte próximo. Esta medida no es incompatible con el fomento del uso de energías renovables y las medidas de ahorro energético como alternativas sostenibles de medio y largo plazo.
La introducción del gas contribuiría, además, al cumplimiento del objetivo de diversificación en las fuentes de suministro de energía primaria y de los requisitos expresados en el Protocolo de Kioto en cuanto a la reducción de emisiones de CO2. En opinión del especialista, dicho objetivo no es alcanzable a corto plazo sin la introducción del gas natural, incluso si se cumplen los objetivos de Energías Renovables previstos en el Plan Energético de Canarias (PECAN 2002). Por otro lado, parece difícil que se cumplan estos objetivos respecto a las energías renovables, teniendo en cuenta los incumplimientos del PECAN 89 y del propio PECAN 2002 en la fecha presente.
El elemento más sensible de los cálculos de este trabajo lo constituye el hecho de que el precio del gas sea inestable y con tendencia alcista. Sin embargo, la alternativa de utilizar derivados del petróleo presenta la misma incertidumbre a la vez que supone un efecto negativo superior en caso de incremento del precio de las emisiones.
El desarrollo de las infraestructuras necesarias como son las plantas de regasificación, las nuevas centrales y el acondicionamiento o construcción de instalaciones portuarias para la entrada del gas natural, son un factor clave en el éxito de esta medida. Sin embargo, pueden suponer importantes efectos sobre el territorio insular y la localización de actividades económicas. Por ello, debe tenerse en cuenta la opinión de los distintos agentes sociales que configuran el marco socioeconómico canario para alcanzar el mayor consenso posible sobre la conveniencia o no de esta medida discutiendo todas las alternativas técnicas posibles.
Moreno considera que teniendo en cuenta los problemas de dependencia y falta de diversificación energética del archipiélago, es necesaria la definición y concreción de unas directrices de política energética que aborden los cambios estructurales que se plantean en el sector energético en un futuro inmediato. «Desde nuestro punto de vista», indica, «este es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la sociedad canaria en los próximos años. Un primer paso en este sentido lo constituye el objetivo planteado en el PECAN 2002 de disponer de una Ley Canaria de la Energía.
Además de Moreno, el trabajo lo firman Francisco Javier Ramos, profesor del departamento de Análisis Económico de la ULL, y el doctorando José Manuel Ramos. El trabajo fue realizado sin ninguna clase de financiación: «Tuvimos ofertas para comprarnos el trabajo -y sus conclusiones- y optamos por seguir trabajando por libre», puntualiza el investigador.

