La Universidad de La Laguna acoge hasta mañana, viernes 25 de marzo, la reunión de la sectorial de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas especializada en Tecnologías de la Información y Comunicación (CRUE-TIC), a la que ha acudido un centenar de representantes de 45 instituciones académicas para debatir, entre otros asuntos, cómo ofrecer un buen servicio en la actual coyuntura de crisis económica. Una de las claves que se barajaron fue elaborar proyectos comunes que impliquen a varios centros con objetivos similares y, de ese modo, reducir costes sin perder calidad.
En esta línea, el Jefe del Servicio TIC de la Universidad de La Laguna, Javier Quijada, expuso como primera intervención de la mañana de hoy, jueves 24 de marzo, un proyecto en el que el centro tinerfeño ha colaborado con la Universidad de Castilla-La Mancha y, en menor medida, con la Universidad de Sevilla.
El objetivo fue diseñar una estructura para este tipo de entidades que pueda ser aplicable en diferentes centros, así como definir una nomenclatura común para designar los diferentes servicios que se presten. Como explicó Quijada, en ocasiones dos universidades ofrecen prestaciones TIC similares, pero las denominan de manera tan diferente que al usuario le puede parecer que no se trata de las mismas.
El experto relató que por su experiencia asistiendo a diferentes reuniones nacionales, ha podido comprobar que las inquietudes y necesidades de los servicios TIC de las universidades españolas son muy similares. Además, reflexionó que estas preocupaciones no entran sólo en el plano puramente técnico y tecnológico, sino que se centran también en la dirección, la gestión y en cómo presentar su oferta a la comunidad.
Por ello, Quijada señaló la necesidad de estructurar muy bien los Servicios TIC, tanto internamente como en lo referido a su imbricación en la institución. A su juicio, para lograrlo es necesario desarrollar tres documentos claves: un reglamento, para facilitar su integración en el seno de la universidad; una carta de servicios, que clasifique las diferentes prestaciones que ofrecen; y un catálogo de servicios, que los detalle más profundamente.
Durante el proyecto, se ahondó en desarrollar este tipo de documentación, de modo que, por ejemplo, la carta de servicios de la ULL ha sido redactada y debatida con la Universidad de Castilla-La Mancha, para lograr un documento que maneje la misma terminología que la de aquella institución. Para ello, se ha trabajado a través de entornos colaborativos virtuales y a través de videoconferencias periódicas.
Esa experiencia permite a Quijada afirmar que es posible crear un grupo de trabajo de universidades integradas, para que desarrollen a medio plazo una definición formal de los Servicios TIC, repartiéndose el trabajo entre ellas para ahorrar costes y agilizar el proceso.

