Skip to main content

El Instituto de Estudios de las Mujeres de la ULL explica medidas para incorporar a la ciencia la dimensión de género

martes 04 de julio de 2017 - 15:17 GMT+0000

género

El Instituto de Estudios de las Mujeres de la Universidad de La Laguna ha celebrado hoy, martes 4 de julio, un seminario de investigación que versó sobre “Iniciativas y recursos para avanzar en la integración del análisis de género en la Investigación (IAGI) en el marco del ERA, de H2020 y del próximo programa marco”. La ponente principal fue Ana Puy Rodríguez, directora de la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Economía y Competitividad.

Durante la sesión, que contó con la presencia del vicerrector de Investigación de la ULL, Francisco Almeida, y la consejera insular de Igualdad del Cabildo de Tenerife, Estefanía Castro, Puy relató las diferentes medidas y estrategias que desde las instancias europeas y estatales se están contemplando para impulsar que la perspectiva de género esté más presente en la investigación.

Obviamente la primera medida es lograr que haya cada vez más mujeres dedicadas a la investigación y liderando grupos. Pero eso es solamente uno de los ejes contemplados. El principal es lograr que el género forme parte intrínseca de la investigación. Como explica Puy, se trata de realizar un avance metodológico para producir una ciencia que sea menos sesgada y que, tanto en los problemas planteados como en las soluciones y avances que desarrollen, tenga en cuenta las necesidades de mujeres y hombres por igual, atendiendo a sus diferencias sociales, culturales y biológicas.

El hecho de que la mayoría de las investigaciones estén dirigidas por hombres, combinado con los sesgos sociales existentes, produce que los temas sobre los que se investiga correspondan a ámbitos más tradicionalmente masculinos y ese se manifiesta en los desarrollos tecnológicos. “Pero incluso en esos casos, hay que considerar que también va a haber usuarias mujeres y, por tanto, habrá que considerar las diferencias físicas relativas al peso medio o el tamaño”.

Otro ejemplo expuesto por Puy es el de los ensayos clínicos de medicamentos, que muchas veces se prueban sobre una muestra mayoritariamente compuesta por hombres y, por tanto, dan por válidos productos con más efectos secundarios para las mujeres debido a cuestiones fisiológicas relacionadas con las hormonas. “Si no hacemos un esfuerzo consciente por introducir esta perspectiva y ver cómo los factores de sexo y género influyen en lo que se investiga y en su utilidad, estaremos realizando una mala investigación. Y peor si está financiada con fondos públicos, pues está beneficiando a un sector de la población en detrimento de otro”.

Por ello, desde la década pasada las instituciones europeas ya han empezado a introducir estas cuestiones. Así, en las últimas estrategias para el avance del espacio europeo de investigación, de las seis prioridades propuestas, una es la de género en la investigación, para que sea introducido adecuadamente en los contenidos de la investigación: “No sólo en la metodología, en la selección de las muestras, en la ética, sino también en la difusión de los resultados: si no se han encontrado diferencias entre hombres y mujeres en aquello que investigas, dilo. Y si las has encontrado, dilo también”.

Por ello, las instancias europeas están apoyando la formación en cuestiones de género dirigida tanto a quienes solicitan proyectos de investigación como a quienes los evaluarán. Además, se está abogando por que en futuras convocatorias la presencia de la perspectiva de género sea una norma: es decir, si el proyecto no lo contempla, no será evaluado. “Y salvo en materias muy abstractas como las matemáticas o la física teórica, en el resto lo normal será incorporar esta perspectiva, aunque sea para explicar que, en ese campo concreto, no hay diferencias. Vas a tener que mirarlo y demostrar que lo has mirado”.

De hecho, Puy señala que en ámbito estatal ya se está trabajando para que ese carácter obligatorio de la perspectiva de género esté en las próximas convocatorias de investigación de 2018.

Mujer y ciencia

Antes de la intervención de Ana Puy tomarían la palabra, a modo de introducción, la directora del IUEM, Inmaculada Perdomo, y la investigadora del mismo instituto Sara García Cuesta. La primera de ellas resaltó las grandes desigualdades que los informes señalan en relación a la representatividad de las mujeres en el mundo de la investigación y la universidad. Así, el 60% de tituladas superiores y el 50% de doctorandas son mujeres; sin embargo, sólo el 33% en la UE y el 39% en España del personal científico e investigador es femenino.

Para Perdomo, hay que corregir tres aspectos importantes: aumentar el número de investigadoras, fomentando para ello las vocaciones científicas; actuar sobre aspectos de las propias estructuras de investigación que siguen suponiendo barreras para el ejercicio profesional femenino, como puede ser la falta de políticas de conciliación familiar; e incorporar a los conocimientos la dimensión de género.

Por su parte, Sara García Cuesta ha trabajado en proyectos sobre los estereotipos de género que influyen en la elección de carreras universitarias, que provocan que las mujeres no estudien tanto como los hombres determinadas materias. Desde pequeñas se les dice a las niñas que están poco dotadas para ciertas actividades, por lo que la presión social acaba propiciando que ellas mismas lo crean. “Y si no lo creen así, los otros niños, profesores y familias ya se encargan de decirles que no sirven. Así se desactiva el interés por la ciencia, la política y otros ámbitos de poder”.

La investigadora comentó cómo en 2012 y 2014 se celebraron los llamados Girls Days, a los cuales se invitó a alumnado de Enseñanza Secundaria y se les presentó ejemplos de mujeres dedicadas a ámbitos asociados con lo masculino. Antes del evento, se les pasó a quienes asistieron una encuesta sobre cuál sería su trabajo ideal, y solamente un 8% de niñas señaló algo relacionado con la tecnología. Sin embargo, tras acudir a este evento, se llegó al 11%. “Es un resultado de solo tres puntos, pero si solamente con una acción puntual como esta se logró aumentar el porcentaje, ¿qué no se podría conseguir con una incentivación continua?”, se planteó García Cuesta.


Archivado en: Destacado, Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres, Investigación, Noticias Estudiantes, Noticias PAS, Noticias PDI, Portada ULL

Etiquetas: , , , ,