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Yaiza Pérez Moreno: “Sin internet ni redes sociales, Mundo Yastá se hubiese quedado en casa”

lunes 10 de septiembre de 2018 - 12:25 GMT+0000

Sus viñetas reflexionan sobre la vida, la actualidad, el propio ser humano y sus contradicciones. Lo que comenzó siendo una afición privada, una forma de comunicarse con familiares y amigos en la intimidad se ha convertido sin pretenderlo en un altavoz social. Desde sus perfiles sociales en Facebook e Instagram o su espacio en la sección de blogs del diario TheHuffingtonPost son miles las personas que diariamente comparten los sentimientos de esta mujer que empezó siendo ella, pero que, a estas alturas podría ser cualquiera. Yaiza Pérez Moreno, aka Yaiza Yastá (La Laguna, 1977), no obstante, huye de términos como ilustradora o artista y evita las autoimposiciones. Quiere, ante todo, seguir disfrutando.

El pasado 7 de septiembre, la Sala de Arte Paraninfo Pablo González Vera inauguró ‘Grietas’, su segunda exposición en Tenerife, con algunas de las ilustraciones más recientes y exitosas de Mundo Yastá. La muestra, de carácter gratuito, estará abierta al público hasta el 4 de octubre de lunes a viernes en horario de 17.00 a 20.00 horas. (Imágenes de la muestra y la inauguración)

¿En qué consiste la muestra ‘Grietas’?

La exposición ‘Grietas’ es una selección de unas 30 viñetas aproximadamente en un formato rígido cuadro de 25 cm x 25 cm. La mitad de ellas están realizadas a lo largo del último año y la otra mitad se corresponde con una selección de las que más éxito han tenido. El Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad de la Universidad de La Laguna ha realizado, además, un catálogo de la muestra que refleja el espíritu y la línea de mi trabajo con bastante acierto.

¿Cómo definiría Mundo Yastá?

Básicamente Mundo Yastá es el nombre de los perfiles en redes sociales donde muestro mis viñetas, y que tiene que ver con nuestro mundo interior, nuestras reflexiones, nuestras contradicciones, etc.

Yaiza Pérez Moreno (Yaiza Yastá).

Yaiza Pérez Moreno (Yaiza Yastá).

Foto: Emeterio Suárez (CC BY 3.0)

Por cierto, ¿de dónde nace ese Yastá tan particular suyo?

Tiene que ver con algunas bromas entre amigos como sinónimo de “y punto”. Además, en el momento en que empecé a crearme perfiles en las redes sociales, de entrada, no me hacía mucha gracia dar datos personales como mis apellidos auténticos. En Facebook, por ejemplo, quería aparecer solo con mi nombre, Yaiza. Sin embargo, la plataforma siempre exigía un apellido. Pensé en registrarme como Yaiza y ya está, y la idea derivó en Yaiza Yastá.

¿Cuándo empezó a dibujar?

Siempre me gustó y he recibido clases de dibujo pintura de forma intermitente durante toda mi vida. Lo he hecho de manera espontánea en libretas del colegio, post-its mientras atiendo una llamada o divago, en los apuntes de la universidad y, más adelante, en casa como medio para relajarme. Sin embargo, mis viñetas no destacan por su técnica y ni su calidad gráfica. De hecho mis dibujos son muy simples, incluso mediocres diría yo. Ni siquiera me reconozco en el calificativo de artista o ilustradora porque siento demasiado respeto y admiración por las artes gráficas como para catalogar lo que yo hago como ilustración o arte. Creo que mi trabajo tiene más que ver con la reflexión, y lo que le sugiere a cada uno la combinación de la imagen junto con el texto, que con la calidad del dibujo.

¿Cómo decidió que sus viñetas debían traspasar la esfera de lo personal?

En realidad apenas me preparé para nada, todo ha ido fluyendo de manera muy natural. Mientras preparaba oposiciones empecé a hacer dibujos con un personaje que se parecía bastante a mí utilizando sólo un bolígrafo rojo y otro negro. Comencé a compartirlos con mis amigos, primero por WhatsApp y luego en mi perfil personal de Facebook e Instagram. Resultó que aquello les gustó y algunos me animaron a hacer públicos los dibujos. Así que decidí crear unos perfiles en redes exclusivos y públicos para la muestra de mis viñetas.

Yaiza Yastá

Yaiza Pérez durante la inauguración de sus trabajos como Yaiza Yastá.

Foto: Emeterio Suárez (CC BY 3.0)

¿Sin internet ni redes sociales existiría Mundo Yastá?

Seguramente no. Al menos no con la identidad y la proyección que tiene hoy. Es posible que se hubiese quedado en casa.

Facebook, Twitter e Instagram parecen vivir un ‘boom’ por la ilustración y la viñeta. Cada vez se ven más trabajos de ilustradores e ilustradoras. ¿A qué cree que se debe?

La viñeta es un vehículo ideal de expresión y comunicación inmediata, pero hasta hace muy poco tan solo se hacía sobre temas sociales y políticos en los periódicos más relevantes del país. Ahora los viñetistas hablan absolutamente de todo y el mensaje llega a más público que antes en forma de imagen compartida en Facebook o por WhatsApp. El público hace suya la viñeta y se expresa a través de ella. Es tanta la información que actualmente tenemos a nuestro alcance que existe una clara tendencia a quedarnos sólo con los titulares o una imagen de lo que nos acontece. En ese sentido, viñetistas e ilustradores son expertos en condensar mensajes en una sola imagen.

Su personaje es una mujer sin rostro vestida de rojo, ¿tuvo claro desde el inicio que iba a ser así?

En realidad, como comentaba antes, nunca hubo un proyecto claro. Primero, y en la intimidad, pretendía ser un retrato de mí misma en diversas situaciones o reflexiones. Ahora siento que el personaje de Yastá ha evolucionado, y aunque sigue guardando un gran parecido físico conmigo, no siempre habla de mí en primera persona. Se ha alejado de sentimientos, reflexiones y emociones más personales para trascender a algo más genérico con lo que pretendo que el espectador pueda hacerse alguna pregunta, discrepar o identificarse.

Tal y como anda el patio, ¿se autocensura? ¿Hay temas de los que prefiere no hablar y no dar una opinión?

Creo que no. Al menos no de manera consciente. En cuanto a dar mi opinión, no tengo reparos en manifestarme. Sin embargo, en según qué foros me da mayor o menor pereza hacerlo.

¿Cómo se lleva con sus haters? ¿Aguanta bien la crítica en redes?

Pues afortunadamente no han aparecido muchos. Alguno que otro en Twitter que me ha llamado roja o feminazi. Incluso recuerdo a una persona que se llegó a compadecer de mí por alguna viñeta. Más bien me hace gracia, y bueno, en la medida en que hago público mi trabajo, soy consciente de que habrá gente a la que no le guste y desee expresarlo libremente.

¿Hasta qué punto la actualidad marca su proceso de creación?

Pues a veces la marca y otras veces no. En ocasiones al leer una noticia me ha llegado la viñeta inmediatamente. Sucedió cuando salió la sentencia de ‘La Manada’. No daba crédito a que pudiera interpretarse que no hubo intimidad después de haber considerado probados determinados hechos. Inmediatamente garabateé con rabia un boceto de lo que pretendía ser mi viñeta del día. Sin embargo publiqué el mismo boceto y algunos medios se pusieron en contacto inmediatamente conmigo para utilizarla en sus periódicos.

¿Le ocurre a veces que sus seguidores relacionan sus viñetas con temas del día aunque no fuese su intención?

Es cierto que en muchas ocasiones he dejado la viñeta muy abierta a la interpretación, y cuando yo pretendía referirme a un tema, ha sido utilizada o entendida para otra cuestión distinta que tiene que ver con la actualidad política. Es frecuente que, tras publicar una viñeta, reciba algunos mensajes de familiares y amigos dándome su interpretación. Me divierte y me gusta ese efecto.

¿Hay algún tema que le toque especialmente?

Sobre todo las cuestiones que tienen que ver con la enorme crisis migratoria y la falta de solidaridad de los países más desarrollados con las personas que huyen de sus casas con el único objetivo de sobrevivir. Me asusta vivir en una sociedad cada vez más egoísta y deshumanizada. También me entusiasma este despertar feminista por la conquista de más cotas de igualdad a todos los niveles con respecto a los hombres.

¿Cuánto tarda de media en hacer cada viñeta? ¿Se plantea plazos, programación en redes sociales, posibles temas a tratar, etc.?

No suelo emplear demasiado tiempo en dibujarla. Una media de una hora entre que dibujo, entinto, pruebo distintas posturas, añado el texto y luego edito la viñeta para publicarla. La clave es dar con la idea. Me gusta publicar al menos una viñeta a la semana para mantener vivos los perfiles en las redes sociales. Sin embargo, hace algún tiempo decidí respetarme más y no forzar demasiado ya que alguna vez me he sorprendido agobiada por no haber publicado nada y no tener ideas que me parecieran dignas o suficientes. Procuro recordar que quiero disfrutar del proceso y no pervertirlo con obligaciones ni autoimposiciones de plazos. Es la ventaja de no vivir de esto. A diferencia de los ilustradores y viñetistas profesionales, puedo permitirme el lujo de no presionarme demasiado.

¿Hasta dónde le gustaría que llegase Mundo Yastá y su personaje principal?

Hasta donde siga disfrutándola, aunque me haría mucha ilusión publicar un libro con mis viñetas. Eso me daría muchísima satisfacción.

Gabinete de Comunicación


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