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Luz verde a la energía fotovoltaica

viernes 25 de octubre de 2019 - 11:40 GMT+0000

Si en este momento configurásemos un mapa de España en el que se representaran todas las fuentes de energía que se consumen actualmente en nuestro país, la derivada de combustibles fósiles y nuclear (61%) ganaría la partida por goleada, frente a la robusta eólica (19%) y a una exigua fotovoltaica (3%) que aún está dando sus primeros pasos.

Si nos centramos en Canarias, el escenario energético es incluso peor: el petróleo domina claramente la situación (88%), dejando atrás a la eólica (7%) y a la fotovoltaica (4%). Sin embargo, no pasará demasiado tiempo hasta que el panorama energético del país dé un giro de tuerca y cambie casi por completo. Porque la energía del futuro es la solar fotovoltaica.

Así lo ve el catedrático, investigador y director del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad de La Laguna (ULL), Ricardo Guerrero Lemus. Lo que abre la puerta, en pocos años, a esa posibilidad es la nueva regulación del autoconsumo, aprobada en abril de 2019 mediante el Real Decreto 244/2019, de 5 de abril con el que se favorece, no solo a los propietarios de viviendas, sino a los inquilinos en régimen de alquiler. Sin duda, un auténtico espaldarazo a la penetración de las energías renovables en España.

“El autoconsumo está despegando ‒puntualiza el experto‒, y una prueba de ello es que ahora mismo, en el territorio español, se está instalando un megavatio de energía solar fotovoltaica al día”. Algo que no pasaba hace años. La razón es que su precio ha ido a la baja desde 2010. Ya no está tan cara como antes. Al contrario. En zonas como Canarias, cuya radiación solar media está en torno a los 1.700 kilovatios/hora al año (por kilovatio de potencia fotovoltaica instalada), el coste en generación distribuida alcanzaría los siete u ocho céntimos la hora con la fotovoltaica, mientras la eléctrica derivada del petróleo cuesta el doble.

A pesar de que esta razón, la económica, suele tener un peso considerable en el consumidor final, Guerrero considera que sigue sin haber suficientes campañas informativas dirigidas a la ciudadanía. “Parece que todo tiene que venir con una subvención. Quizá sería más acertado favorecer la adquisición de baterías, ya que, a pesar de que su precio está bajando, aún es un poco elevado. Esa sería una forma de que la gente perdiera el miedo a tener en casa baterías que almacenen por la noche la energía fotovoltaica”.

El motivo está muy claro. Apostar por esta alternativa sostenible y limpia, que requiere de poco mantenimiento y ofrece muchos beneficios, es también apostar por la generación distribuida de la energía, algo que, “de haberse hecho hace tiempo, habría evitado el cero energético” sufrido en Tenerife el pasado 29 de septiembre. Un apagón masivo que duró nueve horas y dejó sin electricidad a casi medio millón de clientes en la isla. “Es una avería que, sencillamente, no debería haberse producido. No estábamos ante una situación imprevisible, como fue, por ejemplo, la tormenta tropical Delta en 2005”.

“Confío en que las compañías eléctricas, en vez de suministrarnos energía, nos suministren, poco a poco, seguridad, porque su papel debería ser el de aseguradoras de las energías eléctricas. Esa es la dirección en la que tenemos que ir. Y si eso lo hubiéramos tenido más avanzado hace unas semanas, muchas personas no se habrían enterado del cero energético que sufrimos”.

El acierto: la generación distribuida

Los “problemas gordos” en el sistema eléctrico no los traen las energías renovables, sino “el transporte y la generación convencional”. Por eso confía en que de cara a un futuro a corto plazo, las renovables se conviertan en sistemas distribuidos y no produzcan las temidas “caídas en cascada”. En este sentido, es “fundamental” que en Canarias se apueste de forma decidida por la generación distribuida, algo que ya se está haciendo en Hawái.

En su reciente visita a este estado de EEUU pudo comprobar de primera mano que el 30% de las casas cuenta con energía fotovoltaica en sus tejados. No en vano, Hawái lleva ya tiempo apostando por la energía solar, a pesar de ser uno de los estados más dependientes de los combustibles fósiles debido, sobre todo, a su aislamiento en el Pacífico. Un hándicap que, sin embargo, no le ha impedido convertirse en el territorio que genera más energía solar por persona.

Aunque de momento esto es algo impensable en España, ¿por qué no hacer una apuesta arriesgada como la de Hawái? ¿Es imposible concebir un futuro en el que podamos vivir con energías 100% limpias? Ricardo Guerrero cree que no solo es posible, sino que “ha llegado el momento de cambiar y de que las energías renovables beneficien por igual a todos los ciudadanos”.

Volviendo al caso de Hawái, es imposible obviar el ejemplo de una de sus islas principales, Kauai, que “ha llegado a tener picos del 98% de penetración fotovoltaica, con una media cercana al 50%”. En menos de 10 años han conseguido que las compañías eléctricas tengan también plantas fotovoltaicas”. Para lograrlo, se realizaron numerosas campañas informativas que dieron pronto sus frutos, ya que hoy en día la isla está gestionada por una cooperativa eléctrica en la que todos los usuarios y clientes se han convertido también en propietarios.

Al hablar de un país modélico en la penetración de energías renovables no gestionables (eólica y solar) no hay duda: “Erróneamente se ha situado a Dinamarca como un modelo a seguir, pero tiene demasiada interconexión. Sin embargo, España y Portugal están haciéndolo muy bien”. A pesar de que España siempre ha tenido una elevada dependencia energética de los combustibles fósiles, apenas tiene interconexiones con Europa, por lo que se ha convertido en todo un referente en la integración de renovables en el sistema eléctrico.

Llegar a este escenario cada vez más complicado para los combustibles fósiles y más proclive a dar luz verde a la energía fotovoltaica no ha sido una tarea fácil. Una de las voces más activas en la lucha contra el cambio climático (con permiso de Greta Thunberg) el exvicepresidente norteamericano Al Gore, ya alertó hace 15 años, en su documental Una verdad incómoda, de sus devastadoras y graves consecuencias.

A Ricardo Guerrero el término cambio climático no le gusta en absoluto: “Hablemos de lo que realmente pasa; hablemos del calentamiento global”. Y sobre todo, de la ‘politización’ de las renovables, algo que le preocupa especialmente: “En el cuidado del planeta todo tiene que estar alineado, y sé que se está planteando una batalla política en la que se supone que los que están a favor de tomar medidas más severas contra el calentamiento global son de izquierdas, y los que no, de derechas. Y hay que luchar contra eso”.

Su apuesta particular: el máster

Del mundo de los nanomateriales, ‒el primero en el que se adentró‒saltó al de los fotodetectores para, finalmente, asentarse en el de las energías, sobre todo la fotovoltaica, terreno en el que se mueve a sus anchas. Fue precisamente la organización de un curso sobre el futuro energético de Canarias, impartido en una de las ediciones de la Universidad de Verano de Adeje (UVA), el que le dio pie para poner en marcha, en 2006, el primer máster de renovables de Canarias.

Tras 13 años de trayectoria, el Máster Universitario en Energías Renovables de la ULL ha logrado colocarse en el ‘top five’ de los que se imparten actualmente en esta especialidad en las universidades españolas. Un fantástico logro y todo un reconocimiento que se debe, mayormente, al nivel de exigencia con el que se planifica cada edición, que dura dos años, y a la presencia de algunos de los expertos internacionales más destacados en este campo.

“Es indudable que los alumnos tienen que entregarse porque nuestro nivel de exigencia es muy alto. Debo reconocer que el primer cuatrimestre es duro porque hay que equilibrar los conocimientos y el alumnado lo pasa mal, pero tenemos que garantizar una calidad académica y estar seguros de que cuando las empresas contratan a nuestros alumnos encuentran a expertos preparados y capaces de desempeñar eficazmente su labor”. Por algo, buena parte de los que salen con el título bajo el brazo se marchan a trabajar al extranjero.

Aunque comenzó como título propio, el único título oficial en energías renovables existente ahora mismo en Canarias está dirigido a perfiles muy específicos, de ciencias e ingenierías, y nunca se ha permitido bajar el nivel. De hecho, en 2017 se realizó una modificación en su temática que comenzó a aplicarse en 2018, y que ha supuesto un “cambio radical”, aclara Guerrero. “Desde el curso pasado el máster tiene un contenido específico de integración: hay mucha informática, asignaturas dedicadas a África y Latinoamérica, a la gestión de proyectos de I+D, al análisis de patentes e, incluso, a cómo elaborar artículos de investigación”.

Tampoco se deja de lado a las ‘no renovables’. Se abordan contenidos sobre las energías convencionales, las refinerías y las redes de transporte con esquemas marcadamente tradicionales. “Debemos de ser de los pocos másteres que hay con este planteamiento. Este cuatrimestre vamos a traer a expertos de Estados Unidos, entre ellos, a un representante de la asociación de ingenieros de Hawái para tratar los sistemas eléctricos en islas y a un manager del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL)”.

Muchas veces esas valiosísimas aportaciones de los expertos se realizan porque en el sector energético hay “mucho grado de compañerismo y complicidad”, y en bastantes ocasiones los profesionales que vienen de fuera se sufragan personalmente “buena parte de los costes”. Es quizá la cara más desconocida y ardua a la hora de sacar adelante un máster, pero después de 20 años en el campo de las energías renovables, Guerrero lo ve de una forma positiva: “Disfruto con mi trabajo y me he permitido ser muy creativo. Además, tengo muy buenas relaciones con importantes empresas que han contratado con el máster”.

De Singapur a Reunión

A los contactos internacionales que mantiene a través del máster (integrado en la European Platform of Universities in Energy Research and Education) se unen otros muchos derivados de los proyectos a los que se suma como colaborador e investigador. El año pasado estuvo tres meses en Singapur; Realizó una estancia en Estados Unidos como profesor visitante y desde enero de este año viaja a isla Reunión.

El motivo es que la Universidad de La Laguna forma parte de una comisión que agrupa a varios centros académicos superiores, países y territorios, con el objetivo de ayudar a las islas del océano Índico en la planificación y desarrollo de sus estrategias sobre energías renovables. En el proyecto, financiado por la Unión Europea (UE), están integrados ‒junto a la isla francesa‒, Mauricio, islas Comores y Madagascar.

Además de aprender francés ‒necesario para poder asistir a las reuniones‒, reconoce que la experiencia le está sirviendo para aprender algo que no viene en los manuales académicos: cómo, con pocos recursos, algunos territorios son capaces de salir adelante gracias a la ayuda de verdaderos profesionales que tienen que luchar contra viento y marea con la única herramienta que poseen: su inteligencia. “Tienen que ser muy listos para enfrentarse a las tremendas carencias que les impiden desarrollarse. Mauricio, por ejemplo, es un país que trata constantemente de sobrevivir”.

Entre las múltiples actividades que desarrolla destaca su participación en el Observatorio de la Energía de Canarias (OECan), donde están tratando de definir cómo será el futuro energético de las islas. “Creo que es un aspecto importante, no solo porque la ULL participa de forma activa en este organismo consultivo, sino porque colaboramos con las empresas del sector y tratamos de ayudar en todo lo posible al gobierno”.

La aportación de la ULL en este órgano ha pasado por varias fases, pero desde 2013 se centra en los denominados sistemas eléctricos insulares, un aspecto que se está desarrollando dentro de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) junto a un grupo de expertos que asesora a los gobiernos en la manera de lograr un sistema global con el 100% de las energías renovables, basado, sobre todo, en la fotovoltaica.

No cabe la menor duda de que, aunque algunos (gobiernos) se empeñen en “hacerle un hueco” a toda costa a la eólica, la fotovoltaica es la “energía ganadora a largo plazo” en el planeta. “Con la eólica solo las grandes empresas e inversores tienen capacidad para montar aerogeneradores; con la fotovoltaica cualquiera puede montar energía en su casa”.

Así de convencido se muestra Ricardo Guerrero, quien con dos décadas de experiencia en el campo de las energías renovables, vela por su máster como si fuera un “ser vivo” al que hay que “cuidar y alimentar cada año”. Quizá por eso haya logrado auparse entre los mejores de España. Quizá, también, su mensaje sobre la necesidad de apostar por la generación distribuida en las islas conduzca pronto hacia un cambio de modelo. La ‘democratización’ de la energía fotovoltaica está a la vuelta de la esquina.

Gabinete de Comunicación


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