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Aguilar plantea en Novagob 2020 que la administración mejora con un gobierno horizontal y heterogéneo

jueves 29 de octubre de 2020 - 14:55 GMT+0000

Novagob 2020

La rectora de la Universidad de La Laguna, Rosa Aguilar Chinea, ha sido una de las ponentes en la mesa redonda “Crisis Covid-19 como oportunidad para la digitalización en el sector público”, desarrollada durante el Congreso Novagob 2020 que ha comenzado a celebrarse online hoy, jueves 29 de octubre. En su opinión, la administración puede mejorar si cuenta con equipo heterogéneo, de hombres y mujeres, que tengan espíritu crítico y mentalidad creativa, todo ello enmarcado en una estructura de gobierno horizontal que facilite la comunicación entre los mandos y los diferentes cargos.

Aguilar compartió mesa virtual con Fernando de Pablo, director general de la Oficina Digital del Ayuntamiento de Madrid, y Carles Ramió, catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Universitat Pompeu Fabra, bajo la moderación de Ana Báez, jefa de Proyectos de la Oficina de Gestión del Cambio y arquitecta del Área de Infraestructuras, Medio Ambiente y Planificación de la Diputación de Huelva.

La rectora abrió la mesa explicando la experiencia vivida por la Universidad de La Laguna durante la declaración del estado de alarma, cuando se pasó de ser “una institución 95% presencial un viernes a serlo 100% digital el lunes siguiente”. En apenas una semana se logró establecer un sistema de docencia y de administración en régimen telemático y de confinamiento, y ello fue posible porque hubo un gran trabajo colaborativo de todas las universidades, con el apoyo financiero del Banco Santander.

Pero esa alianza no era suficiente por sí sola: la comunicación interna fue muy importante; se estableció un canal de comunicación mediante la app Telegram que comunicaba al equipo de gobierno directamente con decanatos, direcciones de departamento y las jefaturas de los diferentes servicios administrativos. “Establecimos un sistema de gobierno horizontal que nos permitió responder con más agilidad a cada caso concreto”.

Otro factor que valoró la rectora es el humano: ese cambio de funcionamiento no se puede lograr sin el talento. “Debe haber pensamiento crítico y mentalidad creativa. Y para que haya creatividad, tiene que haber entornos heterogéneos y equipos alineados con el objetivo general”.

La crisis del coronavirus ha acelerado una serie de cambios en la institución y la rectora abogó por “evitar el efecto péndulo, volver al punto de partida, que es donde la comunidad se siente cómoda”. También reconoció la necesidad de romper las brechas digitales que todavía permanecen, para lo que es imprescindible la educación desde niveles tempranos y también a lo largo de la vida.

Aguiar también reconoció que el cambio de la admiración no puede depender solamente de lo tecnológico. De hecho, ese apartado está relativamente resuelto, pero de nada sirve si los procedimientos administrativos siguen siendo poco claros o farragosos. “Debemos definir los procesos que dan valor añadido al servicio y al trabajo que se ofrece”.

Por su parte, Fernando de Pablo definió la Covid-19 como una “amarga oportunidad para renovar la administración”. Las herramientas de trabajo telemático y la ausencia de grandes problemas de ciberseguridad caracterizaron la primera ola de la pandemia, aunque también afloraron problemas relacionados con la todavía excesiva complejidad de la identidad electrónica y la mejorable integración de datos entre administraciones.

Por ello, valoró la importancia de mejorar la estrategia de datos; lograr una administración realmente digital, que a su juicio no se ha resuelto; mejorar la colaboración con el sector privado; y, nuevamente, la idea de que la innovación no empieza en la tecnología sino en los procedimientos.

Para Carles Ramió hay que dejar de hablar de administración electrónica y empezar a hacerlo de una administración inteligente en la que los datos sean explotados mediante la combinación de la inteligencia artificial, la robótica y la inteligencia humana que trabaje de manera colectiva.

En su opinión, la administración digital actual no tiene un buen rendimiento porque “está secuestrada” por estructuras organizativas vetustas y sistemas de identificación muy complejos, que contrastan, por ejemplo, con los del sector bancario, en el cual es posible realizar operaciones delicadas con solo un pin o un reconocimiento facial, algo aún imposible en la administración pública digital. “No es un problema tecnológico ni de factor humano, es totalmente organizativo”.


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