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La ULL participa en el descubrimiento de tres nuevas especies de gorgojos ciegos en Canarias

jueves 04 de marzo de 2021 - 10:47 GMT+0000

La revista científica Subterranean Biology acaba de publicar el descubrimiento de tres nuevas especies de gorgojos ciegos en Canarias del género Baezia, endémico de las islas. Se trata de Baezia aranfaybo, hallada en El Hierro, y de Baezia madai y Baezia tizziri, localizadas en La Palma. El hallazgo es, además, portada del número 38 de la revista científica. Los investigadores que han participado en este trabajo son Heriberto López, Carmelo Andújar y Brent Emerson, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del CSIC (IPNA-CSIC), el entomólogo palmero Rafael García y Pedro Oromí, catedrático de entomología de La Universidad de La Laguna.

En el artículo “Three new subterranean species of Baezia (Curculionidae, Molytinae) for the Canary Islands” se describen las características morfológicas de los ejemplares capturados de estas nuevas especies. Presentan las adaptaciones típicas de la fauna que vive bajo tierra: son ciegos, con cuerpos alargados y planos y ligeramente despigmentados. Al igual que otros gorgojos subterráneos descritos en Canarias, se cree que estas nuevas especies se alimentan de raíces, ya que los ejemplares conocidos fueron capturados con trampas subterráneas instaladas cerca de la base de grandes árboles de laurisilva, donde abundan las raíces, o dentro o cerca de raíces en el interior de tubos volcánicos.

La nueva especie Baezia aranfaybo, del norte de El Hierro, ha sido denominada así en referencia a Aranfaybo, un animal mitológico sagrado para los aborígenes bimbaches de la isla, que también vivía en una cueva. Las otras dos especies descubiertas son propias de La Palma, una del municipio de El Paso y otra del de Garafía. Baezia madai es una rara especie de la que sólo se conoce un ejemplar de un tubo volcánico del sur de la isla y que se ha denominada así en referencia a Madai, una palabra guanche que significa profundo y que hace alusión al hábitat de este gorgojo: una cueva profunda. La otra especie palmera es Baezia tizziri, de la que solo se conocen dos ejemplares, y cuyo descubrimiento provocó la misma sorpresa que un rayo de luz en la oscuridad. De ahí el nombre tizziri, un término guanche que significa ‘rayo de luz’.

Los investigadores han intentado durante años capturar más ejemplares de estas especies para basar sus descripciones científicas en la mayor variabilidad morfológica posible, pero ha sido en vano. Como comenta Heriberto López “es realmente complicado trabajar con esta fauna, ya que sólo podemos muestrear en la inmensidad del mundo subterráneo de Canarias a través de los tubos volcánicos, minas o galerías, o instalando trampas especiales bajo tierra en determinados sitios, lo que nos permite estudiar una irrisoria proporción de este hábitat”. Hallar estas especies de vida subterránea es, a menudo, cuestión de suerte, lo que siempre deja la duda de si realmente son raras o si, por el contrario, son abundantes pero complicadas de encontrar por vivir en un hábitat tan difícil de muestrear.

Este grupo de científicos lleva décadas estudiando la biodiversidad del medio subterráneo de Canarias y ha demostrado con sus publicaciones su inesperada riqueza y diversidad, fuente de futuros descubrimientos. Se trata de una fauna complicada de estudiar, no sólo porque vive bajo tierra, sino también porque en apariencia presentan poblaciones poco numerosas, salvo excepciones, lo que aumenta la ya de por sí difícil labor de captura de ejemplares. El uso de sistemas de muestreo desarrollados específicamente para ello, las horas de trabajo y el entusiasmo por descubrir y dar a conocer esta biodiversidad son la clave del éxito de estos investigadores.

La búsqueda activa de invertebrados en los diferentes hábitats subterráneos de las Islas Canarias no solo permite el descubrimiento de nuevas especies, sino que también proporciona datos sobre la distribución de las raras o poco conocidas. La incorporación de información precisa sobre su distribución en bases de datos como el Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias es de gran importancia. Tras consultarlas, las acciones que realicen los gobiernos locales en zonas naturales podrán tener en cuenta las especies subterráneas que residen en ellos, un tipo de fauna especialmente sensible a la transformación de sus hábitats. Algunas de estas nuevas especies de Baezia viven en zonas que podrían verse alteradas por actividades humanas como las infraestructuras viarias o habitacionales, por lo que conviene que sus distribuciones queden recogidas en las bases de datos que maneja la Administración y evitar así que sus poblaciones puedan verse afectadas.

Nota de prensa e imagen cedidas.


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