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Mujer y literatura: recuperando espacios perdidos

jueves 06 de octubre de 2022 - 07:43 GMT+0000

Reflexiva, cercana y con los derechos de la mujer por bandera, así se muestra la escritora y editora mexicana Socorro Venegas, que ha dedicado parte de su vida a recuperar las voces olvidadas de escritoras cuentistas del siglo XX, ignoradas por su sexo. Una discriminación que aún no se ha superado en el campo literario ni, a decir verdad, en la sociedad en general.

Y es que, los activismos alrededor del feminismo son más necesarios que nunca, así lo afirma Socorro Venegas, para quien siempre ha sido una necesidad que haya condiciones de igualdad, de equidad y de justicia para las mujeres, pero que hoy, además, se torna aún más necesario debido a los retrocesos que se experimentan en algunas regiones.

Explica en el contexto de su participación en Campus América que, recientemente, en Estados Unidos se ha generado controversia en torno a la ley que permite el aborto, un derecho que garantiza a las mujeres la decisión sobre su cuerpo. “¿Cómo es posible que esto se pueda cuestionar hoy en día, después de tantas luchas, tantos años de pelea? ¿Cómo es posible que ahora estemos en el umbral de perderlo?”, se pregunta Venegas. Se trata de una alerta importante, un aviso de que, en especial el género femenino, no debe relajarse. “Lamentablemente, de momento, no existe el logro seguro, no podemos dar por conquistada esta batalla, que no es más que garantizar los derechos humanos de las mujeres”, afirma.

Esa lucha continua se extiende también al campo literario. Pese a que la sociedad actual experimenta un boom de mujeres literatas y que entre los best seller se cuelan muchos nombres femeninos, Socorro Venegas recuerda que sería un error pensar que ya se ha ganado ese espacio. “Las mujeres no nos hemos puesto a escribir ahora, venimos haciéndolo desde hace muchísimos años, pero sin tener garantizadas las condiciones de equidad para publicar y para ser leídas en las mismas condiciones que los hombres”.

Históricamente, los editores han considerado que existía mayor calidad en lo que escribía un hombre que en lo que redactaba una mujer. Ahora, de lo que se trata es de que los lectores tengan, por fin, la posibilidad de decidir, de reencontrarse con las escritoras, con sus voces. “Es hora de incluir a mujeres en los jurados de los premios literarios y en los comités editoriales, valorando y tomando decisiones”, reivindica Socorro Venegas.

Precisamente, este reclamo ha impulsado uno de los trabajos en los que ha estado implicada Venegas: la colección ‘Vindictas Cuentistas Latinoamericanas’. Según explica, la antología surgió como un proyecto de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que Socorro Venegas ejerce como editora y directora general de publicaciones. A través de ella, Socorro Venegas y el filólogo Juan Casamayor se embarcan en la tarea de rescatar a una selección de voces de escritoras cuentitas, originarias de diferentes países de Latinoamérica, que presentan diferentes relatos capaces de cuestionar la convicción de que la sociedad conoce los grandes cuentos del siglo XX. “Hemos puesto el foco en iluminar a esas autoras que se quedaron en la sombra, debido a prejuicios y a una idea machista de la literatura”, recalca.

Una mirada retrospectiva

Siguiendo el planteamiento de la escritora, la sociedad ha perdido, durante siglos, muchas historias, experiencias y relatos redactados por la otra mitad de la población mundial. Un hecho que invita a reflexionar a lectores y lectoras y a realizar un ejercicio de curiosidad: volver atrás y conocer cómo veían estas escritoras el mundo, cómo lo han pensado, cómo lo han experimentado, profundizando en una mirada femenina del universo.

La compilación e investigación de las cuentistas fue, según cuenta, “maravillosa”, ya que ha brindado la oportunidad de descubrirlas, pero, por otro lado, “frustrante” porque, “¿cómo hubiera sido leerlas cuando yo tenía 17 años, cuando quería ser escritora y tenía muchísimo miedo de tomar esa decisión?”, se pregunta.

En este sentido, considera que contar con la mirada de estas cuentistas hubiera sido esencial en la inspiración y toma de decisiones de muchas mujeres del pasado siglo. Añade que, en definitiva, habría permitido conocer el testimonio de autoras que habían roto en aquel momento con su sociedad, incluso con su familia, por ir contracorriente y por ser valientes para contar cuestiones que sin duda le hubieran interesado a muchas personas.

“Si hay algo esencial, es buscar que los más jóvenes sí lleguen a esas escritoras y disfruten de una lectura desprejuiciada, que tengan el derecho a conocer a esa otra mitad del gremio literario”, insiste. En esta línea, las universidades juegan un papel importante, una tarea que puede iniciarse por incluir a estas autoras en los planes de estudio, con el objetivo de que, en adelante, cuando el alumnado visite una biblioteca, se extrañe al no ver títulos escritos por mujeres.

Socorro Venegas insiste en que el objetivo radica en avanzar y dejar atrás las situaciones que ocurrían en el siglo XIX, cuando las mujeres que tenían “la osadía” de escribir, guardaban sus escritos debajo del bordado de sus ropas para evitar ser descubiertas. Parece algo muy lejano, pero, recuerda un caso de una escritora a la que tuvo la oportunidad de conocer y con la que colaboró como editora, que utilizaba seudónimos continuamente para poder publicar pese a la prohibición de su marido. “Cuando su pareja descubría su nuevo seudónimo ella lo cambiaba. Una historia terrible que responde a un modelo heteropatriarcal que debemos dejar atrás”, sentencia Venegas.

Con su testimonio, Socorro Venegas recuerda la realidad que atraviesan actualmente las mujeres en Oriente Medio, personas que ya habían adquirido el derecho a ir a la escuela, e incluso a enseñar y, ahora, están volviendo a la oscuridad que caracteriza al medievo. Otro hecho que vuelve a dejar patente que, cuando se da un retroceso social y político en el mundo, casi siempre es la libertad de la mujer la afectada.

Referentes más allá de las fronteras

Tal y como cuenta, a Socorro Venegas le hubiera encantado conocer, en su juventud, la obra de las mujeres de habla hispana que muchos años después ha tenido la oportunidad de descubrir a partir del rescate de sus novelas. Sus primeros referentes literarios no entendieron de fronteras ni regiones. Las francesas Marguerite Duras y Marguerite Yourcenar fueron, según cuenta, las primeras mujeres escritoras que iluminaron su carrera. “Yo las admiraba profundamente, y no solo eso, sino que envidiaba el hecho de que hubiera una mujer educada en su casa, con prescriptores para ahondar en el conocimiento y la cultura del mundo”.

Las experiencias de estas escritoras le parecían de otro mundo y es que para una joven escritora latinoamericana no solo lo parecían sino que lo eran. “El camino es bastante más arduo si vienes de donde yo vengo”, asegura. En esa búsqueda de referentes, Venegas asegura que llega un punto en el que, como lectora, deja de ser importante la frontera o la nacionalidad, ya que se comienza un viaje para encontrar esas voces que “te hablen a ti, que te hablen de una experiencia estética que te importa, que te hacen sentir interpelada”.

Julio Cortázar también se cuela en su lista de ejemplos a seguir, así como el escritor mexicano José Carlos Becerra o la escritora Elena Garro, “que es otra autora que tuvo que abrirse camino con enormes dificultades, contra muchos prejuicios”, puntualiza.

Y recordando a Elena Garro, pone sobre la mesa una anécdota que alerta de la lucha que aún queda por delante. En este caso lamenta que, hace apenas pocos años, cuando se publicó una nueva edición de su obra, la cubierta del libro la identificaba como esposa de Octavio Paz, amante de Adolfo Bioy Casares, admirada por Jorge Luis Borges, pero no se dedicaba ni una palabra a su obra o a su estilo literario.

El papel de la universidad

El trabajo de Socorro Venegas en el ámbito de la formación y la investigación es crucial también para comprender su visión de la literatura. Para ella, es fundamental que la responsabilidad en torno a la recuperación de obras femeninas olvidadas y el apoyo a nuevos literatos, en especial del género femenino, se extienda también a la universidad.

Realmente, explica, “no solo en lo que concierne a la literatura, sino a todos los campos del conocimiento, con el objetivo de construir una mirada transversal, más allá del género”. Por lo que es necesario incluir a las mujeres que, por su trabajo, son líderes en su campo, con el fin de que se conozcan sus logros y se integren en los cuerpos académicos.

En este sentido, Socorro apuesta por generar espacios paritarios, lejos de las “artificiales” cuotas de género e insiste en que “es absurdo pensar que, si se impone la paridad en determinados espacios, se va a ver reducida la calidad, solo por incluir tantas mujeres como hombres”.

Para Venegas, estas cuotas de género suponen generar un equilibrio, teniendo en cuenta que la mujer que llega a tener un doctorado es una mujer que, probablemente, además es madre o ha tenido que asumir el papel de cuidadora en algún momento de su etapa de formación o ha soportado la carga doméstica a la par que la académica. “Estas cuestiones deben revisarse y tenerse en cuenta, ya que no podemos admitir que haya una mayoría masculina en todos los espacios, como si fuera lo único que le ofreciera valor a un determinado campo”, concluye.

‘Ceniza Roja’, un proceso íntimo hecho libro

Socorro Venegas, además de mantener un claro discurso a favor de la lucha y defensa de los derechos humanos de la mujer, muestra su alta sensibilidad y la profundidad de sus pensamientos con su último trabajo ‘Ceniza Roja’. Un título, en formato diario, en el que habla de la muerte, el amor, el dolor y del duelo que vivió Venegas, en primera persona, tras fallecer su pareja hace unos veinte años. “Yo me preguntaba mucho si tenía que publicarlo, de hecho para mí fue un descubrimiento porque no recordaba haber escrito ese diario”, asegura.

Venegas comenzó a reflejar en el papel sus sentimientos y emociones por recomendación de su psicoanalista. Según explica, en ese momento, el diario no tenía la intención de ser literatura, era parte de su terapia, no le nacía escribir algo estético sino que se aferraba a esa escritura como método de supervivencia al proceso que estaba experimentando.

Cuando releyó más de veinte años después aquel diario, se dio cuenta de que ahí no solo se reflejaba una experiencia terrible, marcada por el sufrimiento, sino que dejaba constancia de la belleza de la realidad que la rodeaba. “Podía ver que el mundo seguía siendo un lugar bello y que tenía esperanza”, explica la autora de la obra.

En este sentido, Socorro explica que le hubiera encantado tener una referencia, un diario similar, en el que reconocerse cuando vivió aquella trágica etapa que, para ella, constituyó una experiencia de crecimiento, algo que está plasmado en esas páginas.

“Por eso le dediqué el libro a quienes han perdido a alguien y pueden estar sumidos en la mayor desesperanza, como yo lo estuve, para que logren ver luz en el proceso”, añade Venegas.

Una trayectoria consolidada

Socorro Venegas nació en México, en la ciudad de San Luis Potosí, en el año 1972. Estudió Comunicación Social en la UAM-X y, durante su carrera, ha colaborado en distintos medios de comunicación como redactora y guionista. Además, inició una carrera como escritora, cosechando galardones como el Premio Nacional de Poesía y Cuento Benemérito de América 2002 o el Premio Nacional de Novela Ópera Prima Carlos Fuentes.

Entre sus obras destacan algunos títulos como ‘La noche será negra y blanca’, ‘Vestido de novia’, ‘La memoria donde ardía’, o ‘Todas las islas’. Sus cuentos se han traducido al inglés y al francés, siendo recogidos en varias antologías. Actualmente, además de continuar en activo como escritora, con su última obra ‘Ceniza Roja’, Venegas ejerce como editora y directora general de publicaciones en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Gabinete de Comunicación


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