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Arranca el Congreso sobre Derechos Humanos y Globalización analizando la autoridad algorítmica

miércoles 29 de marzo de 2023 - 13:25 GMT+0000

El Congreso Internacional sobre Derechos Humanos y Globalización que se celebra estos días en la Universidad de La Laguna en colaboración con la Universidad de Sevilla ha arrancado hoy 29 de marzo en su fase presencial con la participación del filósofo Daniel Innerarity, director del Instituto de Gobernanza Democrática, quien ha realizado una disertación acerca de la inteligencia artificial y autoridad algorítmica como forma de gestionar lo digital.

“Ahora tenemos la autoridad algorítmica. Se ha creado Internet, que podría considerarse como una forma sofisticada de mercado, pero, también, es una cuestión de poder. Se ofrece una tecnología que registra muy bien lo que queremos y nos lo da sin mediación ideológica, pero esto tiene trampa”, advirtió el también catedrático de Filosofía Política y Moral de la Universidad del País Vasco.

Estos dispositivos en realidad no satisfacen nuestras preferencias, continuó el ponente, “sino que distinguen las que compartimos con un patrón”, colándose en medio sesgos de diferente tipo. “Se analiza nuestro comportamiento como consumidores, lo que no está mal, pero se supone que nuestro nivel de requerimientos como ciudadanos es mucho mayor”.

Cualquier teoría democrática ha entendido que un ciudadano o ciudadana no es solo un cliente “en el fondo es una cuestión de poder”, señaló el filósofo, para quien resulta más que pertinente establecer los cauces y los ámbitos en los que discurre la inteligencia artificial para poder permitir su cuestionamiento.

Innerarity sostuvo que aunque estuviéramos de acuerdo acerca de la importancia de la justicia algorítmica, habría que acordar cómo sustentarla. Hay concepciones redistributivas de la justica, pero también inclusivas, otras creen en la igualdad en el origen, por consiguiente, no resulta sencillo, apuntó.

Daniel Innenarity y María José Guerra.

“Incluso si todos tuviéramos la misma concepción de justicia, qué tipo de indicadores de igualdad utilizaríamos”, se preguntó el filósofo y titular de la Cátedra de Inteligencia Artificial y Democracia del Instituto de Universitario Europeo en Florencia. Lo cierto es que no tenemos un acuerdo de la noción de justicia. “Los ciudadanos llegamos al espacio público a descubrir cuáles son nuestros intereses, y no pensamos en el espacio público como lugares de aprendizaje colectivo sobre nuestras verdaderas preferencias e intereses, en diálogo con la de los demás”. Es lo que el también ensayista denomina autodeterminación deliberativa. “El horizonte final de aspiraciones no se toma garantizado por la mera agregación de preferencias, sino en contexto con el resto”.

Con todo, la democracia algorítmica está sujeta a claros límites, repuso. “Es fantástica para determinados problemas en los que hay muchos datos que se pueden contabilizar y automatizar, pero para resolver problemas sobre los cuales hay muy pocos datos es deficiente”. Por eso resolvió el filósofo que “decidimos bastante bien; estamos muy bien dotados para cierto tipo de complejidad, donde hay ambigüedad e incertidumbre. Ahí no se ha inventado nada que lo haga mejor que nosotros”.

Buena parte de la calidad de los sistemas democráticos se mide por la resistencia frente al paso de malos políticos. “Una democracia no debe esperar demasiado de los que están al mando, ni tampoco depender demasiado de ellos”. Entre la administración y los políticos se están produciendo dos momentos que no tienen nada que ver. “La excesiva separación entre los criterios técnicos y políticos está mal, debería ser un espacio de diálogo, aunque fuera de diálogo tenso”.

“Tras el asalto al Capitolio y lo sucedido con posterioridad en Brasil, he pensado que la democracia necesita buenos perdedores, para darles un espacio o unos medios para que vayan construyendo una alternativa, en el caso de que la alternativa ganadora no funcione”. Innerarity apeló a la inteligencia colectiva frente a la cerrazón de la dictadura, cuando el que perdía se tenía que ir del país. “Ahora los preservamos, porque son valiosos”.

Hablamos mucho de transformar las democracias, “y poco de democracias de transformación”, en el sentido de que éstas se están limitando meramente a gestionar el “estancamiento colectivo”, sostuvo el ponente. “Es muy difícil generar cambios porque la lógica de las instituciones no está pensada para eso, y lo cierto es que si dejamos las cosas como están esto va a acabar mal”, aseveró.

Necesitamos mayor transversalidad y más instrumentos de transaccionalidad. “Mi fórmula provocadora es que si alguien quiere empezar a arreglar algo tiene que arreglar el todo primero. Hay que imaginarse la totalidad, para luego abordar las partes”.

 

 


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