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El presente de la gestión del dato

lunes 11 de septiembre de 2023 - 08:07 GMT+0000

José Luis Roda ante la sede de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología.

En cada época de la humanidad existe un elemento que actúa como catalizador del progreso: el sílex, el bronce, la escritura, el hierro, el vapor, la electricidad… Ahora es algo intangible y difuso, sin entidad física, pero con capacidad para propiciar avances que, en ocasiones, pueden intimidar por su vertiginosidad. Nos referimos, como ya habrán supuesto, al dato.

El dato siempre ha estado ahí, desde que existen alfabetos, sistemas de contabilización y calendarios. Y tampoco es novedad que su manejo haya sido crucial en diversas épocas para lograr importantes avances. Sin embargo, cuando en su gestión ha entrado de lleno la computación, las posibilidades parecen infinitas. El escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke propugnaba que “cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Viendo los límites que casi a diario está rebasando la inteligencia artificial (la expresión máxima de la gestión del dato), no es gratuito afirmar que estamos llegando a ese estado mágico del progreso.

Alguien muy consciente del potencial del dato y, por extensión, de la inteligencia digital, es José Luis Roda, profesor titular del Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas que ha dedicado buena parte de su carrera investigadora a la ciencia de datos, participando, por ejemplo, en el proyecto Open Data Canarias, que en 2013 fue pionero en hacer accesibles datos públicos de instituciones tinerfeñas.

El otro gran eje de su actividad es la ingeniería del software, campo en el que ha participado en proyectos tan ambiciosos como la creación del primer campus virtual de la Universidad de La Laguna. También ha tratado de incentivar los contactos entre la academia y el sector productivo local y, sobre todo, acercar a su alumnado la vertiente más profesional de esta disciplina.

Gran parte de esta actividad científica la ha desarrollado a través del grupo de investigación Taro: ingeniería del software y base de datos, que coordinaba hasta que, recientemente, ha cesado su actividad y, de hecho, en estos momentos está planteándose la creación de un nuevo grupo más actualizado. Paralelamente, Roda también dirige desde hace cuatro años la Cátedra Cajasiete de Big Data, Open Data y Blockchain (BOB), que en este periodo ha desarrollado una importante labor divulgadora, docente e investigadora, y que ha puesto mucho énfasis en apoyar a las instituciones y empresas canarias en la necesaria y no siempre sencilla transición digital.

José Luis Roda¿Es peligrosa la IA?

Roda ha participado recientemente en un proyecto de investigación de procesamiento del lenguaje natural para que la inteligencia artificial, a través de algoritmos y estadísticas, capten información de incidencias y las deriven de manera automatizada al departamento correspondiente, y también para realizar comparativas de facturas con los contratos de telefonía con el fin de detectar errores en facturaciones indebidas.

Es decir, que como investigador es muy proclive a esta tecnología y un creyente en sus posibilidades. Sin embargo, no es ajeno a que para parte de la sociedad genera cierta alarma por sus inquietantes posibilidades, y por ello considera que es necesario contar con una legislación sólida que acote bien sus usos. En ese sentido, recuerda que en diciembre vendrá a Tenerife, a través de la Cátedra BOB, el consejero de Transformación Digital en la Representación Permanente de España ante la UE, Carlos Romero Dupla, uno de los abogados que ha trabajado en la nueva normativa sobre la utilización de la IA en Europa, la cual está marcando una línea muy clara que ubican a la persona por delante de todo y obliga a señalar citar que un contenido ha sido generado mediante esta tecnología cuando así sea.

“Entiendo que esa regulación puede conseguir que la gente le pierda bastante el miedo; parto también es verdad que muchas veces las cosas van por delante de las regulaciones, como nos ocurrió con Internet y con un montón de cosas. Es cierto que estamos llegando a unos niveles casi de ciencia ficción, por lo que hay que estar preparados e intentar ir por delante de esos sistemas… lo cual no es nada fácil porque las que impulsan todo esto son grandes empresas como Google, Amazon y Apple y nosotros, desde nuestras universidades y centros de investigación, no podemos hacer demasiado. Así que adelante con la IA, pero con un mínimo de regulación, porque si no, esto puede ser un desastre”.

Roda también es consciente de que esta tecnología disruptiva puede afectar al mundo del trabajo y, de hecho, ya lo está haciendo. Cuenta como ejemplo que durante una de las reuniones de trabajo dentro de la iniciativa Diginnova, en la cual la Cátedra BOB se ha encargado del itinerario formativo sobre Big Data y transformación digital, un profesional del sector de la comunicación explicaba con preocupación que hasta hace no mucho su empresa tenía varios empleados para elaborar contenidos de diferente tipo para sus clientes, y ahora los encargos han bajado drásticamente porque muchas de las compañías que requerían sus servicios están generando contenidos mediante inteligencias artificiales como Chat GPT.

“Evidentemente, esto va a quitar trabajos. Probablemente, todo lo que sea automatizable se automatizará, pero hay muchas cosas que no lo son. Siempre va a haber algún malvado que haga un uso indebido, pero también se están consiguiendo cosas que antes no se habían conseguido. Bienvenida esta tecnología para investigación sobre el cáncer y otros asuntos de salud, para la detección de fraudes, para mejorar la educación, para hacer una vida mejor. Por supuesto que hay cosas que dan miedo, pero insisto en que si las regulaciones funcionan, pueden hacer que esta tecnología sea viable y segura”.

José Luis RodaPionero en Open Data

Los datos en abierto (Open Data) supone otro de los ejes de actuación de la Catedra BOB, y, como ya habíamos adelantado, Roda coordinó en 2013 uno de los proyectos pioneros en este campo desarrollados en nuestra comunidad autónoma, con apoyo del Cabildo Insular de Tenerife: el portal Open Data Canarias, en el que se puso a disposición pública datos de todo tipo, provistos por diferentes instituciones que quisieron colaborar.

El investigador explica que el espíritu que subyace tras los datos abiertos es el de poner la información disponible en cualquier formato, pues las personas que vayan a reutilizarlos ya se encargarán de adaptarlos de la manera que precisen. Aun así, es obvio que cuento mejor presentados estén, mayores posibilidades de difusión tendrán esos datos. El experto explica que, idealmente, deberían estar en formato libre, lo cual quiere decir que no debe haber ningún proceso intermedio (como, por ejemplo, registrarse en una plataforma o introducir una dirección de correo electrónico) para consultarlos. También es deseable que la consulta pueda realizarse a través de una API (aplicación que actúa como intermediaria entre dos sistemas) y que los datos ofrecidos sean tanto los macro (es decir, en bruto) como los micro (ya procesados), para facilitar que se pueda realizar con ellos toda clase de estudios.

El portal Open Data Canarias contaba con información de varias corporaciones, especialmente muchos ayuntamientos de la isla. Roda explica que fue posible, en gran medida, porque muchos de sus ex alumnos trabajaban como técnicos en esas corporaciones, y al haber un punto de confianza, le fue posible tantear qué tipo de datos estaban disponibles en cada organización y convencer a sus superiores.

Este portal estuvo activo durante cuatro años, y fue lo bastante influyente como para que, en ese periodo, el Gobierno de Canarias y el propio cabildo tinerfeño pusieran en marcha sus propios portales de datos en abierto, por lo que el proyecto dejó de tener sentido, si bien cumplió su objetivo de ser un catalizador para que esas y otras organizaciones dieran el paso hacia la apertura de su información en la red.

Roda explica que, ya sea cuando colabora con empresas como con instituciones públicas, esa es siempre es su manera de trabajar: desarrolla una investigación con resultados aplicables y, una vez es asumido por la entidad con la que colabora, él y su equipo se retiran y pasan a un nuevo proyecto. “Nunca he montado una empresa para explotar alguno de esos trabajos, nosotros somos universidad y nos gusta cambiar de proyecto”.

José Luis RodaLa cátedra BOB

Justo después de su trabajo en el portal, en 2016 comenzaron las conversaciones para poner en marcha algún tipo de entidad dedicada a seguir investigado sobre Open Data y otras materias afines. El formato de cátedras institucionales y de empresa pareció el más adecuado para acoger esta nueva iniciativa y, en esos momentos, Cajasiete apareció en escena y decidió apoyar no sólo esta cátedra sobre Big Data, Open Data y Blockchain, sino también la dedicada a Economía Social y Cooperativa.

Roda fue designado desde el principio como director de esta nueva entidad, y solo tiene palabras de elogio para el subdirector, Carlos Alberto González Delgado, director de Estrategia, Datos y Sostenibilidad de la entidad financiera que apoya la iniciativa y quien, en palabras del investigador, se ha implicado totalmente, hasta el punto de haberse puesto al día en las materias de interés de la cátedra y convertirse en un experto en plataformas de IA como Chat GPT pese a ser economista de formación. Ese espíritu interdisciplinar es uno de los puntos fuertes de la cátedra, ejemplificado en su propia organización, dividida en un comité de dirección y otro asesor, ambos de composición mixta, con investigadores de la Universidad de La Laguna y profesionales de diferentes sectores, tanto públicos como privados.

Y es que uno de los propósitos de la entidad es atender las necesidades del sector productivo local, acercándole estas tecnologías. De este modo, se han desarrollado 27 seminarios online, cursos de todo tipo e, incluso, sesiones de formación personalizadas, durante las cuales, en no más de dos horas, se ha presentado a directivos y cargos intermedios de instituciones públicas y privadas los principales aspectos que deben conocer de la ciencia de datos para su desempeño profesional. Además, este mismo año se impartirá un título propio de Máster de Formación Permanente en Gestión Digital de Empresas, y también se está preparando un libro divulgativo para hacer accesible estos asuntos al gran público.

Pero, sin duda, el proyecto más ambicioso relacionado con esta voluntad de servicio al sector productivo ha sido la elaboración del Mapa BOB (Blockchain, Open Data y Big Data), una herramienta consultiva cuyo objetivo ha sido conocer el grado de digitalización de las empresas canarias y lograr la participación de casi 300 empresas que respondieron al informe de autodiagnóstico, un nivel de participación conseguido, como explica gráficamente Roda, “dando chola” y acudiendo a todas las cámaras de comercio, las OTRI, la Red CIDE, la Confederación Canaria de Empresarios, y entidades sectoriales como Ashotel.

El cuestionario preguntaba sobre una serie de ítems que puntuaban un máximo de 100 puntos. El primer diagnóstico, en el cual se empezó a trabajar en 2019 y se publicó en 2021, dio una puntuación media de 22 puntos, lo cual indica un índice de trasformación digital general muy bajo, si bien al analizar los resultados al detalle, se advirtieron grandes desequilibrios: mientras las grandes empresas sí tenían un grado óptimo de desarrollo en este ámbito, las pymes distaban mucho de tener unos niveles aceptables.

El mapa fue muy útil para detectar cuáles eran las principales carencias en las empresas, las cuales la cátedra trató de mitigar con cursos específicos organizados para atender esas necesidades formativas. En 2023 se está realizado el segundo Mapa BOB, en el cual Roda espera que esa media de 22 puntos sea ampliamente superada, reflejando una mejora en las empresas tanto por esa formación impartida desde la cátedra como por la influencia de medidas como el Kit Digital del gobierno estatal y los fondos europeos recibidos en diversas convocatorias.

José Luis RodaFormación pegada a la realidad

La relación con las empresas es algo que siempre interesó a Roda ya desde sus inicios, y trata de incentivarla a su alumnado del Grado en Ingeniería Informática pues, al fin y al cabo, su desempeño profesional va a estar ligado a los clientes que puedan lograr en el sector productivo o bien creando empresas. Roda se licenció en Informática en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 1991 y fue, junto a Patricio García, Daniel González Morales y Javier Rodríguez, los primeros informáticos que entraron al entonces Departamento de Estadística, Investigación Operativa y Computación.

Ya desde sus inicios “no quería dar clases ‘de libro’”, por lo que empezó a colaborar con empresas e instituciones para que el alumnado pudiera tener un conocimiento de primera mano de cuáles son los requisitos del mercado. Señala especialmente el largo recorrido de la colaboración con empresas como Open Canarias y Arte Consultores, así como instituciones como la propia Universidad de Laguna, cuyo jefe del Servicio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (STIC), José Carlos González, participó el curso pasado como ponente invitado.

La asignatura “Gestión de proyectos informáticos” abarca las tres partes más importantes de la gestión de un proyecto: el alcance (es decir, hasta dónde se va a llegar), el coste y que tiempo de desarrollo del proyecto. Hay otras más (recursos humanos, adquisiciones, riesgos, calidad), pero ese trío es el esencial. “La gestión de proyectos es genérica y, de hecho, muchos libros, cuando ponen ejemplos, recurren a la organización de un viaje o de una boda, porque plantean las mismas preguntas. ¿Hasta dónde voy a llegar? ¿Tengo dinero? ¿Cuándo debo tener todo listo para que esto funcione? La vida, en general, es un proyecto”.

La importancia de esta asignatura es que el alumnado se enfrenta por primera vez a la realidad de que los recursos disponibles no son infinitos y que existen plazos y costes. También aprenden a definir bien los objetivos para evitar discrepancias con los clientes, e incluso a comprender los pliegos de contratación pública, pues la licitación a contratos de instituciones es otra de las vías de desarrollo profesional.

“Lo que hacemos en clase es trabajar en un proyecto lo más real posible, que es planteado por esos expertos de la sociedad que invitamos a la clase. Por ejemplo, el director del STIC explicó que la Universidad de La Laguna tiene más de quinientos proyectos. Los chicos se asustan y empiezan a comprender la importancia de todo esto. Se les hace un seguimiento del trabajo y se les va respondiendo a las preguntas. Es muy enriquecedor, ya que tanto los alumnos  como los docentes aprendemos de la realidad”.

Gabinete de Comunicación


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