La Universidad de La Laguna acaba de renovar sus acreditaciones de Igualdad Retributiva e Igualdad de Género de la mano de AENOR, certificando así las políticas igualitarias de la institución académica. Este centro docente se hizo con los dos sellos en 2020 y, de hecho, es además pionera en el mundo académico universitario de tales logros. En esta ocasión la certificación se extenderá hasta 2027, en la que el sistema de gestión de igualdad de género de del centro académico se adaptará a la nueva versión de la Especificación Privada AENOR EP 20101:2020 de Sistema de Gestión de Igualdad de Género según ISO 53800.

Equipo completo de la Unidad de Igualdad y técnica de la Fundación General, a la derecha, junto a los ya citados.
El proceso ha sido liderado por la Unidad de Igualdad de Género, con apoyo de la Fundación General. La implantación del SGIG de la Universidad de La Laguna en el marco de sendas certificaciones ha servido también para ponerse al día con el II Plan de Igualdad de Género que la propia institución mantiene en vigor.
Javier Lantigua, director de AENOR en Canarias, destacó el compromiso del centro académico al apostar por la renovación de sus sellos, lo que demuestra la perseverancia de la institución en sus valores y “su aterrizaje en la gestión”, en el sentido de que no solo se trata de un compromiso teórico, sino que está imbricado en los procesos y procedimientos de esta universidad.
Como ya se hizo en 2020, se ha actualizado un extenso diagnóstico de la institución, en el que se ha analizado la selección y contratación de personal, la clasificación profesional, la formación, la promoción profesional, las condiciones de trabajo, la conciliación, el sistema retributivo incluyendo auditoría salarial, la infrarrepresentación femenina y la prevención del acoso sexual y por razón de sexo.
El sistema de gestión de igualdad de género facilita la mayor preparación de la universidad ante la gestión de los procesos de personas, así como las auditorías retributivas También sirve para que el propio centro universitario disponga de un reporte interno independiente para toda la comunidad educativa y ante otros públicos de interés. Además de contar con otros reportes acerca de posibles reclamaciones por discriminación, por ejemplo, salarial, y de ayudar a gestionar los riesgos reputacionales de la organización en esta materia.
La consecución de estos sellos implica un proceso de auditoría interna y externa, la detección de puntos fuertes y débiles y la corrección de estos últimos, además de un periodo de
acompañamiento en la mejora y de supervisión posterior.
Para el rector de la institución académica, la igualdad forma parte de los genes de cualquier institución pública. “La acreditación señala que vamos por el buen camino, pero en ningún modo es un punto de llegada, sino una estación de paso, porque la mejora es siempre continua”, consideró. También creyó muy pertinente la mirada externa que ejerce la auditoría, en la idea de que observa de forma neutral los procesos y detecta las carencias y las virtudes de la organización universitaria.


