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Manuela Carmena defiende en la ULL el valor de la universidad pública como motor de cambio

viernes 05 de diciembre de 2025 - 10:24 GMT+0000

“Me encanta que me entreviste el alumnado, me parece muy buena idea”, dijo Manuela Carmena ayer 4 de diciembre en el Paraninfo, en su charla con estudiantes de la Universidad de La Laguna dentro del ciclo ‘Para la libertad: España después de 1975’, para conmemorar los 50 años de la muerte de Franco y la llegada de la democracia a nuestro país.

“Y además me encanta hacerlo en la universidad pública, la que es de todos”, señaló. La abogada y activista recordó sus inicios en la etapa universitaria, allá por 1961, lo que le dio la posibilidad de conocerse a sí misma, dijo. “Sin la universidad pública yo no hubiera sabido que la Guerra Civil fue una guerra de clases entre pobres y ricos, ni que el exilio posterior habría destrozado a miles de familias. Hoy, con 81 años, poder devolverle a la universidad pública todo lo que he aprendido y charlar de nuevo con el alumnado es un auténtico regalo”, afirmó.

También en su etapa universitaria tuvo conocimiento de las “grandes abuelas de la República”, a algunas de las cuales trató personalmente, y supo de la existencia de estas grandes mujeres, desperdigadas por el mundo y auténticas precursoras del feminismo en España. “El movimiento estudiantil cogió el testigo de aquella bandera, íbamos a ver a estas mujeres, que no estaban en la universidad pero que nosotras sabíamos que existían”.

“Conforme cumplo años, cada vez tengo más claro que lo que fue determinante para el cambio democrático fue la opinión general, la sintonía de toda una sociedad pidiendo otro modelo de sociedad”, aseveró la que también fuera alcaldesa de Madrid. La muerte de Franco y la repentina llegada de la democracia constituyó el fruto que anhelábamos, recordó Carmena. Por aquellos años se celebró un congreso de abogacía en el que de un lado y de otro se pidió la amnistía de los presos políticos, “y cuando se logró todos nos abrazamos”, recordó ante un público muy entregado y deseoso de escucharla.

“Ese abrazo general fue también determinante en el entierro de mis compañeros asesinados en el despacho de Atocha”. Hubo un silencio general en aquella ceremonia, rememora, y todas las fuerzas del orden público se compadecieron de los abogados comunistas asesinados.

Preguntada por la libertad de expresión, la magistrada sostuvo que es una parte esencial de la democracia, pero que más lo es la verdad. “Parece que la obligación de decir la verdad es una cosa de periodistas y no de responsables políticos, que son los que tienen que dar ejemplo”. En su opinión, “la mentira puede acabar con la democracia, y de hecho los representantes políticos tienen miedo a decir la verdad, porque como dijo el fiscal general del Estado recientemente condenado, la verdad se defiende”.

El trío CervanTRES interpretó algunas canciones de la Transición durante la velada en el Paraninfo.

La ex laboralista también añadió que la democracia no es un paisaje, sino una institución humana a la que hay que cuidar. “No puede ser que esté arrinconada entre insultos y voces polarizadas, ni se puede permitir una oposición que no deja que el Gobierno haga lo que tenga que hacer; tenemos que buscarle solución a la democracia”. La también jueza emérita se preguntó si esos grandes debates que se dan en el Congreso de los Diputados o del Senado están en este camino, si son eficaces para la democracia.

Así las cosas, solo cabe una opción: pasar a la acción, hablar con la ciudadanía y plantear nuevas estrategias. “Necesitamos que colectivos jóvenes pidan entrar en el Congreso. La historia y la memoria son necesarias, cierto, pero lo relevante ahora es que los jóvenes presenten proyectos, que realicen propuestas de lo que interesa para proteger el interés general”.

Manuela Carmena, que hoy se dedica a poner en marcha proyectos sociales,  propuso que ese cambio debe gestarse desde la universidad pública. “Las facultades de Derecho deberían ser auténticos laboratorios de innovación pública, de donde emanen las leyes del futuro”, dijo, y también aportó otra idea brillante: “Habrían de convertirse en clínicas jurídicas, que estén abiertas a la ciudadanía, para que la gente vaya y plantee sus problemas”. Y esto debe hacerse desde la universidad pública, recalcó, que no tiene otro interés más allá de transformar la propia sociedad.


Archivado en: Cultura, Destacado, Portada ULL