La sala Aguere Cultural volvió a acoger el pasado viernes 3 de octubre el festival ULL Rock, que sirve como final del Premio de Música organizado por la Universidad de La Laguna a través de su Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria. La rotunda propuesta de post-hardcore instrumental del dúo Muda se hizo con el primer premio, valorado en 1.400 euros, mientras que Los Cassettes obtuvieron el segundo galardón, de 600 euros, con su pop-rock desenfadado y con apuntes de crítica social.
Tras unas palabras de bienvenida a cargo de la directora de secretariado de Desarrollo Cultural y Biblioteca, Isabel Castells, los cinco grupos y solistas finalistas dispusieron de 20 minutos cada uno para presentar su repertorio ante el público asistente y el jurado que los había preseleccionado para participar en el festival entre la veintena de propuestas que concurrieron a esta vigésima edición del Premio de Música universitario.
Pat Llombet.
El presentador de la gala, el periodista Daniel Álvarez, anunció que la primera en actuar sería la cantautora Pat Llombet, quien, pese a subir al escenario únicamente pertrechada con su guitarra, supo conectar enseguida con el público gracias a su controlada voz, en ocasiones al punto del desgarro pero sin llegar a quebrarse del todo, para añadir expresividad a canciones que, como “Tu guarida” y “Si te encuentro”, abordan las relaciones de pareja.
Cardomillo.
Probablemente esta haya sido una de las ediciones más contundentes de ULL Rock en años, tal y como se encargó de demostrar el segundo concursante, Hugo Gonzalez, quien, desde Lanzarote y acompañado por las bases de DJ Airam Millán, presentó una heterodoxa propuesta bajo el nombre artístico de Cardomillo, en la que cupo tanto el grito furioso como el rap en honor a un amigo fallecido e, incluso, un inesperado final a ritmo de cumbia.
Muda.
El grupo ganador, Muda, actuó en tercer lugar con su propuesta llena de intensidad: los cuatro temas que interpretaron sonaron sin pausa, un continuo sonoro de veinte minutos sin voces en los que el guitarrista Cristo y el baterista Cas, colocados de lado al público, establecieron un diálogo continuo entre sus instrumentos lleno de virtuosismo técnico, para dotar de sentido al aparente caos de distorsión y furia propio del género.
Gunpowder.
Los jóvenes integrantes de Gunpowder inundaron el Paraninfo con una atmósfera del rock más clásico tanto por la energética sonoridad de sus músicos como por la actitud escénica de su frontman Rodrigo Labarra. Que una de sus piezas se llamara “Gun Rose” ya daba pistas sobre algunas de sus influencias, que plasmaron sobre el escenario con temas con vocación de himno como “Get Ready for Rock & Roll”.
Los Cassettes.
Finalmente, la banda que quedaría en segunda posición, Los Cassettes, puso sobre el escenario temas de aire desenfadado como «Todo lo que hago (me sale mal)” y «Mari», que el cantante Cristo Bazzocchi escribió para quien se acababa de convertir recientemente en su esposa (efeméride que el músico no dudó en celebrar al final de su actuación lanzando un ramo de flores al público). Nada extraño, por otro lado, para una banda que se define como “Happy Rock”.
Amakó.
El grupo ganador del año pasado, Amakó, actuó mientras el jurado deliberaba, presentando los nuevos temas compuestos este último año, durante el cual también ha actuado en Alemania. Su música de fusión, con influencias del reggae, el funk y el ska, volvieron a lanzar mensajes de solidaridad y paz universal reforzados por la poderosa voz de su solita Ellen O.
Victoria inesperada
Muda, el grupo ganador, ya había sido seleccionado para participar en la edición de 2024, pero en el último momento se tuvo que retirar por problemas de salud de uno de sus integrantes. Un año después ha vuelto para alzarse con una victoria que el guitarrista Cristo reconoce que ha sido una sorpresa. “Nosotros lo tomamos como 20 minutos para darlo todo y, bueno, hemos tenido suerte”.
Además de la ausencia de letras, la que quizá haya sido la característica más llamativa de su actuación es que no hubo interrupción, lo cual es práctica habitual de la banda. “Decidimos tocar cuatro temas sin parar porque ese es el espíritu que tenemos del punk, del hardcore. Cuanto menos se pare, mejor. Por eso nosotros siempre tenemos la idea de que un concierto no debería ser más de media hora o 35 minutos, porque para nosotros es ‘a saco’. ¡Yo terminé como si hubiera terminado de correr un maratón!”, explica Cristo.
Cas y Cristo, integrantes de Muda.
Por su parte, el baterista Cas añade que durante la actuación ambos integrantes están en continuo contacto visual. “Básicamente, disfrutando el momento, porque es muy intenso, muy enérgico, y estamos constantemente mirándolos para que haya una unión, una conexión, y hacer participar también al público en nuestra relación”. En su opinión, la falta de voces no es un obstáculo para llegar a la audiencia: “Tiramos mucho de las visuales y las luces, e intentamos hacer un espectáculo que tampoco necesite ese mensaje, sino que ponga en valor la música como forma de expresión”.
Por el momento, Muda ya ha sacado dos discos en 2022 y 2024 y, como curiosidad, tras presentar las primeras versiones totalmente instrumentales, meses después suelen sacar una reedición digital con cantantes invitados que aportan letra a las composiciones. “Es una idea que se nos ocurrió después del primer disco y nos gustó mucho, porque nos daba la oportunidad de trabajar con otros artistas. En este segundo también lo hemos hecho y lo haremos con todos los discos”, explica Cristo, que añade que dan total libertad a cada colaborador para escribir su letra.
La presidenta de jurado Sara Arenillas Meléndez, profesora de la Universidad de La Laguna y doctora en Historia del Arte y Musicología por la Universidad de Oviedo, explica que valoraron la calidad técnica de Muda, su veteranía y la originalidad de su propuesta, que al ser “un poco más underground, quizá necesita más visibilidad”. El jurado también estuvo integrado por David Álvarez, socio redactor de Lagenda, músico y gestor cultural; y Natalia Delgado, compositora y cantante conocida como Lioness Den. Como secretaria actuó la gestora cultural del vicerrectorado Beatriz Martín de la Rosa.
