Skip to main content

Casero inaugura el Congreso Latina de la ULL disertando sobre la relación entre web 2.0 y democracia

miércoles 03 de diciembre de 2014 - 15:18 GMT+0000

El profesor Andreu Casero Ripollés, de la Universidad Jaume I de Castellón, ha sido el encargado de dictar hoy, miércoles 3 de diciembre, la conferencia inaugural del VI Congreso Latina de Comunicación Social que se desarrollará hasta el próximo viernes 5 en la Sección de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna. El ponente disertó acerca de las relaciones, tanto positivas como negativas, de los medios sociales y la democracia.

Previamente, el congreso fue formalmente inaugurado en una ceremonia a la que acudieron el rector de la ULL, Eduardo Doménech; la decana del centro anfitrión, Carmen Rodríguez; el catedrático de Periodismo de la ULL José Manuel de Pablos; y la vicepresidenta de la Red Académica Iberoamericana de Comunicación, Paulina Emanuelli.

El rector señaló que el congreso que se inauguraba ya estaba plenamente consolidado tras seis ediciones, y valoró de él tanto su compromiso con la realidad y su espíritu crítico, como su estrecha vinculación con Latinoamérica. También aprovechó la ocasión para felicitar al catedrático De Pablos por su reciente designación como Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), felicitación que también realizó la decana Carmen Rodríguez.

El profesor De Pablos expuso que el congreso está comprometido con la rigurosidad y, por ello, ha publicado en su web un protocolo de siete ítems sobre calidad que se compromete a cumplir, al mismo tiempo que invitó a otros foros a seguirlos. Por su parte, la vicepresidenta de la Red Académica Iberoamericana de Comunicación valoró las mesas de trabajo que se habían desarrollado hasta el momento como ejemplos de “intercambio y cordialidad”.

Conferencia inaugural

La intervención de Andreu Casero Ripollés llevaba por título "Medios sociales y democracia: hacia una economía política de Internet", y en ella pretendía establecer hasta qué punto la llamada web 2.0 y los medios digitales podían ser beneficiosos para la democracia. Para el experto, estas plataformas tienen un gran potencial para dar voz y cierta influencia a la ciudadanía, pero también propician una distribución asimétrica del poder derivada de la influencia de los actores de la comunicación. Por tanto, aprecia tantas oportunidades como riesgos.

El ponente explicó que los medios sociales afectan a tres dimensiones claves de la democracia: la información, la organización y la acción, lo cual ha propiciado la aparición tanto de “ciberutópicos”, que creen que lo 2.0 puede mejorar la sociedad, como “ciberescépticos” que tienen en cuenta elementos no necesariamente positivos del desarrollo de los medios sociales.

Según explicó, los medios sociales suponen una reducción de costes tanto en  la adquisición como en la producción de la información. Sobre lo primero, los medios 2.0 permiten mayor y más fácil acceso a grandes volúmenes de información, si bien es necesario procesarla. Se está creando la dinámica de ir primero a Internet cuando se va a buscar información sobre política, no solo de actualidad, sino también contextual. Antes, ese proceso exigía ir a bibliotecas y otros espacios, de ahí la economía.

Esto conlleva algunos peligros: varias autores hablan de pérdidas cognitivas en términos de memoria, pues no se hace el esfuerzo de recordar datos ante la creencia de que éstos van a estar siempre disponibles. Y el acceso híper abundante acarrea un mayor peligro de desinformación, además de que se ha detectado la tendencia de los usuarios a buscar datos solamente afines a su perfil ideológico, de tal modo que no se aprovecha la tecnología para adquirir visiones políticas plurales, sino para reforzar las creencias ya existentes.

Además, no todos tienen las mismas oportunidades de beneficiarse de la información de entornos 2.0., pues factores como la edad, los ingresos o el nivel de estudios determinan el mayor o menor acceso. Las franjas de mayores de 55, por ejemplo, están muy excluídos.

En cuanto a la reducción de costes de producción de información, las plataformas dan facilidades para que la ciudadanía difunda contenidos políticos, por lo que se habla de “prosumer”, término que unifica “productor” y “consumidor”.

Pese a los notables beneficios de los medios sociales, el autor cree que existen tres “aristas del optimismo digital”: la existencia de asimetrías de visibilidad y atención, la aparición de nuevos y poderosos intermediarios digitales, y la necesidad de adquirir nuevas habilidades digitales. Sobre la primera de ellas, explicó que cualquiera puede utilizar los medios sociales, pero no todos van a tener la misma repercusión: algunos usuarios con “capital simbólico” previo, como la fama o el poder, obtendrán mayor difusión de sus mensajes. “Hay, por tanto, una expersión asimétrica: todos hablan, pero solo unos pocos se oyen más alto”.

Sobre la aparición de nuevos y poderosos intemediarios digitales, recordó que tanto los nuevos medios como las plataformas que se emplean para la comunicación 2.0 tienen sus propios intereses y, a la hora de la verdad, su poder sobre los usuarios es ilimitado. En ocasiones, pueden realizar prácticas claramente contrarias a la democracia para proteger sus negocios: tal es el caso de Google cuando apoya la política de censura en China, o de Twitter, que apoya al gobierno que considera que es delito la publicación de cualquier crítica.

Otro problema es la necesidad de adquirir nuevas habilidades digitales y comunicativas en tres frentes: busqueda, crítica para evaluar la credibilidad de los contenidos obtenidos, y elaboración de contenidos de forma eficiente. Su posesión o no son determinantes y crean desigualdades.

Pese a las tres aristas, los ciudadanos pueden ejercer cierto poder sobre la política mediante la capacidad de crear la agenda pública y la monitorizacioon de los centros de poder. Así, se fiscaliza la acción de las instituciones, e incluso se filtran archivos de interés para la sociedad (Wikileaks), sin olvidar la aparición de medios alternativos no controlados por el poder (Diagonal, La marea, Nodo 50) o la posibilidad de obtener una extensión de la representación más allá del parlamento para impulsar demandas concretas mediante plataformas de recogidas de firmas como Change.org o movimientos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).


Archivado en: Investigación, ULL