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La fuerza de la integración

miércoles 12 de febrero de 2020 - 11:59 GMT+0000

David Lubell, creador del programa ‘Welcoming America’ en Estados Unidos y de su proyección mundial ‘Welcoming International’, ha venido a la Universidad de La Laguna a presentar este modelo de acogimiento a migrantes y refugiados para poder adaptarlo a la realidad tinerfeña. El objetivo es diseñar un estándar que permita mejorar el proceso de acogida e inclusión de las personas que llegan a la isla y profundizar en el valor positivo de la diversidad, como fuente de progreso y desarrollo socio económico, enriquecimiento cultural y proyección internacional, entre otros aspectos.

¿Cómo surgió la idea de crear ‘Welcoming America’?

Después de terminar mis estudios en la universidad, decidí trasladarme a Ecuador durante un tiempo para aprender español. Allí trabajé como profesor de inglés y viví con una familia que me abrió las puertas de su casa, al igual que la comunidad donde estuve instalado.

Cuando regresé a Estados Unidos, pensé que sería fantástico acoger de la misma forma a la gente extranjera que viniera a mi país. En primer lugar, empecé a trabajar con migrantes, para que pudieran tener voz en temas políticos en el sur de Estados Unidos. A raíz de esta iniciativa surgió un programa que se llamó ‘Welcoming Tennesse’, que no es sólo para los migrantes sino para toda la comunidad. Más tarde, replicamos la misma iniciativa en otros municipios del país y así pasó a denominarse ‘Welcoming America’ en 2009. Actualmente el programa está implantado en más de 200 ciudades de Estados Unidos.

¿Qué aporta esta iniciativa?

Si una comunidad quiere que un migrante se integre y forme parte de esa comunidad, ésta tiene que saber entender los beneficios que puede aportar esta persona. En ‘Welcoming America’, los socios no sólo ayudan al migrante, sino que también explican los beneficios que la migración puede aportar a la comunidad.

En segundo lugar, las personas a título individual no ayudan a formar comunidad, sino que todos sus miembros tienen que trabajar juntos para que esa integración se produzca de forma real. Las ONGs, los migrantes y refugiados, los empresarios, los líderes políticos, todos ellos, se reúnen y son los que deciden cómo pueden crear una sociedad sin barreras a la migración.

Obama frente a Donald Trump. ¿Cómo ha afectado este cambio de gobierno en ‘Welcoming America’?

El cambio ha sido muy difícil para las comunidades de migrantes y refugiados, aunque, por otra parte, no ha afectado a nuestro trabajo diario. Antes de que llegara Trump al Gobierno, sabíamos que no podíamos depender de quien fuera presidente para ayudar a los migrantes o para crear una comunidad inclusiva, sino que dependíamos de la comunidad. Los gobiernos nacionales cambian al igual que cambia el viento, sin embargo, las comunidades no cambian de la misma forma. Los migrantes están allí, los refugiados están allí y quieren un futuro mejor, para ellos y para sus familias.

Afortunadamente este movimiento ha crecido mucho desde que Trump llegó al Gobierno. Hemos conseguido que cada año más ciudades se unan a ‘Welcoming America’. Estamos creando un movimiento que nos permita que políticos como Donald Trump desaparezcan, porque, poco a poco, cada comunidad entiende los beneficios que los migrantes proporcionan cuando llegan a un municipio. Esta clase de políticos y sus argumentos dejarán de tener peso porque los ciudadanos se irán dando cuenta paulatinamente de los beneficios que aporta a la comunidad la recepción de nuevos migrantes. Es necesario mucho tiempo para que este tipo de movimientos funcione, pero nosotros tenemos paciencia.

¿Cuáles han sido los retos que han conseguido?

Lo más importante para nosotros es el crecimiento de este movimiento. Si tienes una ciudad como modelo de acogida, como la ciudad de Dayton en Ohio, significa que si otra persona de otra ciudad o de otro país llega a esta ciudad se sentirá como en casa.

Antes de que empezara este programa en Dayton, la ciudad estaba perdiendo población, se habían cerrado muchas fábricas y había una subida considerable de impuestos. Tras crear ‘Welcoming Dayton’ se cambiaron las políticas para mejorar la vida de los migrantes y refugiados. Con esto se consiguió un aumento de la población de menos de cincuenta años, se logró que vecindarios que estaban con muchas casas vacías o abandonadas se ocuparan, se bajaron los impuestos y muchas empresas cuentan ahora con migrantes entre sus empleados. Es una ciudad con más vida y los ciudadanos están más satisfechos porque los cambios han sido beneficiosos para todos. Si esto pasa en una ciudad es bueno, si pasa en 200 ciudades es mejor. Por eso, nuestro objetivo es que el movimiento siga creciendo para que en cualquier ciudad del mundo se pueda desarrollar su potencial al completo.

¿Cómo surgió el proyecto de ‘Welcoming International’?

El proyecto surgió en Nashville en el estado de Tennessee, Estados Unidos. En esta ciudad había habido un crecimiento muy rápido de migrantes. Los residentes tenían mucho miedo de sus nuevos vecinos y los políticos no estaban por la labor de hacer políticas a favor de la inmigración en 2006. Tuvimos que partir de esta situación y Nashville se convirtió en una comunidad acogedora, al igual que Dayton en Ohio. Actualmente, Nashville se encuentra entre las ciudades del sur de Estados Unidos con una renta per cápita elevada. Hay muchas empresas que se han establecido en ella, sus empleados se sienten cómodos y los migrantes son bienvenidos gracias al programa realizado a través de ‘Welcoming Tennessee’.

Debido al éxito del programa de ‘Welcoming Tennessee’, muchas organizaciones y fundaciones de todo el mundo nos invitaron a sus ciudades para ver si este programa podía implantarse en ellas.  En 2015 empezaron los primeros contactos con varias ciudades alemanas y en 2016 surgieron los primeros intercambios con ciudades estadounidenses. En el año 2018 se inaugura oficialmente el programa ‘Welcoming International’. Este movimiento se ha expandido por todo el mundo y actualmente contamos con socios en Nueva Zelanda, Australia, Alemania, Reino Unido y Canadá.

¿El modelo sigue siendo el mismo?

Cada país y cada ciudad son diferentes, pero una parte del modelo de Estados Unidos está siendo utilizado por todos los socios y esto es lo que se exporta a otras ciudades, para que cuando lo lleven a cabo tengan el sello de ‘Welcoming’. El patrón es el ADN de esta iniciativa. Por ejemplo, en Nueva Zelanda el gobierno nacional apoya esta red, pero también ellos tienen su propia identidad. El modelo es diferente porque la cultura es distinta, la relación entre municipios y el Gobierno nacional es diferente pero lo importante es que tienen un patrón común. La conclusión es que utilizan nuestro patrón, pero con su sello particular.

¿Cómo surgió la idea de implantar este modelo en Tenerife?

Con Nueva Zelanda, Australia y otros países hemos empezado siempre con un socio nacional para poder crear mejor un movimiento local. En España, a través de Ashoka España, una fundación sin ánimo de lucro especializada en el campo del emprendimiento social, conocí a Vicente Zapata, profesor de la Universidad de La Laguna. La idea de que la comunidad puede cambiar la vida de las personas migrantes es el trabajo que llevan realizando desde hace años en ‘Juntos en la misma dirección’. Por este motivo, lo que pretendemos es trabajar conjuntamente con ellos y crear un prototipo que se pueda exportar a diferentes municipios en Tenerife, las Islas Canarias y también a la Península. Un modelo creado en Tenerife sería el ADN de un patrón para todo el país.

Lo importante es ver qué tienen en común todos los municipios de Tenerife y a partir de ahí crear un patrón para la isla. De esta forma, cada municipio podrá irlo adaptando a sus particularidades. La idea es que Tenerife desarrolle el modelo, dar la oportunidad a que se pueda aplicar a todos los municipios de la isla. Y que ese estándar pueda servir para toda España.

Hay dos cosas que me han llamado especialmente la atención en Tenerife, la primera es que tiene una cultura muy acogedora, pero también tiene liderazgo. Además, gracias a ‘Juntos en la misma dirección’, la comunidad ya confía en este tipo de iniciativas y colaboran con ella.

¿Cómo se financia ‘Welcoming International’?

En ‘Welcoming International’ ayudamos a implantar nuestro modelo en una ciudad o municipio, pero necesitamos de algunas fundaciones y también del apoyo institucional. Aun así, el equipo de ‘Welcoming International’ es muy reducido. Nos encargamos de poner en marcha el proyecto y después son ellos los encargados de que funcione. Por ejemplo, en Nueva Zelanda cuentan con fondos gubernamentales y en el resto de lugares buscan además financiación privada.

Subsistimos gracias a la aportación de fundaciones privadas, de los socios y de personas a nivel particular. En ‘Welcoming International’ trabajamos tres personas y también contamos con el apoyo de ‘Welcoming America’, que es una organización más grande.

Hace un año se trasladó a vivir a Berlín, ¿qué le hizo abandonar Estados Unidos y mudarse a Europa?

Queríamos que nuestros hijos vivieran la experiencia de estar en un lugar como extranjeros. Además, hay muchos organismos en Ginebra, muchas instituciones internacionales con las que estamos trabajando, por lo que es mucho más fácil si estamos en Berlín que en Estados Unidos.

El primer país en el que implantamos ‘Welcoming International’ fue en Alemania. Actualmente la iniciativa está creciendo y estamos trabajando con muchas ciudades y con el gobierno nacional. Decidimos empezar en este país por el compromiso que Alemania ha tenido con muchos refugiados. Eso es una inspiración para el movimiento del que formo parte y para mí también.

¿Cómo ve el futuro de ‘Welcoming International’ a medio plazo?

Nos gustaría que ‘Welcoming International’ se implante en Tenerife y que desde aquí crezca al resto del país. En un plazo de cinco años, queremos desarrollar un prototipo para todas las ciudades españolas que quieran implementarlo.

Además, nos gustaría estar en cada continente y que se note que las sociedades están cambiando desde la base. Esperemos que en unos años la mayoría de países en Europa cuenten con su estándar. Para que haya inclusión, las comunidades tienen que servir de ejemplo para el mundo.

Uno de los impedimentos actuales para este movimiento es el auge del movimiento de la extrema derecha, ¿cómo lo ve usted?

Este movimiento está basado en el miedo. Por el contrario, nosotros nos apoyamos en las comunidades. Los movimientos construidos desde la base son más fuertes que los movimientos basados en el miedo. Cada ciudad que se convierte en una ciudad ‘welcoming’ (acogedora) es más resiliente. Tiene la capacidad de luchar contra el miedo con argumentos sólidos. Si no hay una estructura para educar a la comunidad y que conozcan los beneficios con los que cuenta la diversidad es fácil caer en la trampa. Con tiempo y creando un movimiento fuerte, tendremos comunidades resilientes en todo el mundo.

Esto que está pasando en Europa también sucede en Estados Unidos, Brasil, en Filipinas o en India. Aunque, por otro lado, ‘Welcoming International’ está creciendo a nivel global. Sabemos que queda mucho trabajo por hacer. Es una lucha hacia el futuro y que todavía tardará muchos años más.

Gabinete de Comunicación


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